Las familias afrontan el peor año de facturas energéticas

Los precios de la electricidad, el gas y los carburantes se han convertido en una auténtica pesadilla para el Gobierno. Casi día tras día se registran nuevos niveles récord en la luz y las perspectivas además son bastante negativas con cotizaciones en el mercado de futuros que superan ya los 520 euros/ MWh para el próximo mes de febrero. Los precios del gas tampoco se han quedado atrás. Según el último boletín de precios de mercados de GasINDUSTRIAL, el precio medio de MIBGAS en noviembre fue de 83,11 euros/MWh, un 7,4% inferior al pasado octubre (-6,6 euros/MWh) y un 473,1% superior a noviembre de 2020 (+68,6 euros /MWh), una realidad que está provocando una situación dramática en el sector industrial. En el caso de los carburantes, llenar un depósito ya supone cerca de 20 euros más que en el mismo mes del año pasado.

Esta situación supone un importante golpe para las economías familiares, mientras el Gobierno ha limitado su respuesta a una serie de medidas técnicas de poco impacto en lo que respecta a la electricidad y una rebaja de impuestos que apenas ha mermado la capacidad recaudatoria del Estado, pese a que ya se han destinado del orden de 4.000 millones y otros 2.000 millones que se rebajarán en 2022.

El Ministerio de Transición Ecológica tiene, al acabar el año 2021, una gran cantidad de deberes pendientes. La vicepresidenta Ribera debe convocar las subastas para la cogeneración, la biomasa y el almacenamiento. El Gobierno ha dado una prórroga de 9 meses a los permisos de acceso para no quedarse sin proyectos en las próximas convocatorias de subastas de renovables.

El Ejecutivo debe hacer frente también a la reforma del PVPC que puede quedarse ya, como poco, para el próximo año y convocar las subastas de energía primaria previstas en el Real Decreto Ley 17/2021 que tampoco se han llevado a cabo.

El Ministerio de Transición Ecológica ha dejado también sin presentar los datos de pobreza energética que se comprometieron actualizar cada año. Quizá los detalles que salen en el mismo por la pandemia no resultan muy alentadores pese a un escenario de precios bajos durante el ejercicio pasado.

La situación energética se ha complicado notablemente y las posibilidades de reacción son limitadas. España debe seguir acelerando la instalación de renovables para tratar de reducir la dependencia del gas natural, pero esta transición será lenta y no estará exenta de costes. El Gobierno debería facilitar también la instalación de autoconsumos, de modo que las familias que tengan posibilidad de acometer estas inversiones reduzcan a su vez la demanda de energía y faciliten la vuelta hacia unos precios más racionales de la energía.