Las empresas piden seguridad y menos trabas para crecer

Los directivos coinciden en que el mayor impacto de la pandemia ya se ha superado, aunque la recuperación será lenta. Asimismo, las compañías esperan que la transición se acelere por culpa de la crisis del Covid-19.

Repsol, Iberdrola, Endesa, BP, Engie, Acciona y Cepsa piden más seguridad y menos trabas para invertir. Están de acuerdo en que lo peor de la crisis de demanda provocada por la pandemia se ha superado, pero la recuperación será lenta. La electricidad y las renovables son las grandes ganadoras de una recuperación económica anclada en una transición energética que se va a acelerar como resultado de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. Así se han pronunciado durante la primera mesa de debate del V Foro de Energía de elEconomista.

Abrió la sesión Rafael Mateo, consejero delegado de Acciona Energía, abordando el problema de la caída de la demanda de energía para las empresas: durante la fase crítica de la pandemia, en marzo, el consumo de electricidad se redujo un 26%, “equivalente al consumo de la India”. Esta reducción del consumo, a su juicio, ha incrementado los grandes retos del sector, “porque la menor demanda no deja sitio para todos”.

Sin embargo, Mateo puso de manifiesto que las renovables se han visto mucho menos afectadas “por sus sólidos fundamentos”. Como prueba, ha apuntado que la demanda de energía limpia por parte de los particulares y de las empresas no se ha resentido: “Los PPA han estado más activos que nunca, lo que demuestra la solidez y el valor de la energía renovable”.

Luis Aires, presidente de BP, recogió el testigo, recordando que la demanda de carburantes de automoción se redujo hasta un 80% en abril, recuperándose a un ritmo del 5% semanal, hasta estabilizarse en verano a un 10% o un 15% por debajo del año anterior. “Hemos tocado techo y este es el efecto estructural del Covid-19; no se va a recuperar totalmente por la combinación de la crisis, la mayor eficiencia de los motores y la sustitución por vehículos eléctricos”.

Aires reveló su confianza en que la crisis acelere la transición energética, “que dependerá del Gobierno, las empresas y los consumidores”. El primero debe diseñar una regulación inteligente que atraiga la inversión; las segundas se verán obligadas a acelerar sus planes “por el anticipo del pico de la demanda”, y solo en el caso de los consumidores puede haber cierta ralentización en las decisiones de compra, como sucede con los automóviles, cuyas ventas han caído un 20%: “Llevará tiempo alcanzar el objetivo del Gobierno de tener circulando cinco millones de vehículos eléctricos; por eso son importantes los ecocombustibles bajos en carbono”.

José Bogas, consejero delegado de Endesa, puntualizó que el período estival puede distorsionar los datos de la demanda de energía, pero ratificó que lo peor de la situación ha quedado atrás. Después abordó la problemática alrededor del despliegue de las infraestructuras de recarga para los vehículos eléctricos: “No se ha retrasado ninguna inversión, pero los cargadores en vía pública deben tener una demanda y es la pescadilla que se muerde la cola”.

El ejecutivo recordó que su compañía tiene el objetivo de instalar 8.000 cargadores en vía pública y apuntó que los principales obstáculos para el desarrollo de los vehículos eléctricos, como el coste, la autonomía de las baterías y la ansiedad por no encontrar puntos de recarga, se solventarán pronto, hacia 2022 o 2023. Cerró su intervención apuntando que crecerá la electrificación de la economía desde el 24% actual hasta más del 40%, lo que supone una relevante ampliación del mercado.

Ángeles de Santamaría, consejera delegada de Iberdrola España, puso de relieve que, a pesar de todas las dificultades que ha provocado el coronavirus, “la buena noticia es que no ha habido ninguna noticia; hemos operado perfectamente”. Siguió con la temática del despliegue de la infraestructura de recarga -su empresa tiene el objetivo de 150.000 puntos, entre públicos y privados- y reconoció que el entorno no favorece la sustitución de vehículos, pero aseveró que “el eléctrico se va a imponer, por eficiencia y preferencia del consumidor”.

Acto seguido abogó por considerar la transición energética como una oportunidad, destacando que “las renovables van a aumentar espectacularmente”, porque son competitivas y limpias. Incidió en la necesidad de aumentar la energía verde en los sectores en los que han crecido las emisiones en los últimos años, como transporte o construcción; reclamó “un esfuerzo colectivo para que todos los desarrollos tengan papel relevante la industria nacional”, reclamando que el ámbito público “considere el componente local como un pilar de desarrollo”; y concluyó recordando que por cada millón de euros invertido en la transición energética se crearán de 12 a 14 empleos.

Prudente optimismo

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, confirmó que la recuperación es clara y rápida -”descontando el turismo internacional y el Paso del Estrecho, la demanda española ha sido mayor este agosto que el año pasado”-; apuntó que el consumo podría seguir subiendo a medio plazo -”tras el 11 de septiembre se auguró el desplome del transporte aéreo”-, por el auge del vehículo privado, las compras online y el crecimiento de otros negocios, como el químico, pero quiso aportar “un moderado punto de prudentísimo optimismo”.

Imaz insistió en que hay “efectos contradictorios que no podemos obviar”, y puso como ejemplo que las administraciones van a tener menos capacidad inversora o que la contracción de la demanda de paneles solares o de sustitución de ventanas aumentará las emisiones: “Si las ventas de vehículos caen un 21%, el parque será todavía más antiguo... No me atrevo a pensar que va a ser bueno”. Antes de ceder el turno reivindicó la neutralidad tecnológica y la relevancia de alternativas a la electricidad, como el hidrógeno, para el transporte marítimo o la metalurgia: “El hidrógeno formará parte de esta ecuación y en España podremos competir”.

Loreto Ordóñez, consejera delegada de Engie España, señaló que la recuperación de la demanda viene acompañada de un crecimiento progresivo de los precios de la electricidad -hundidos durante los últimos meses- que deberían normalizarse: “Vemos una clara recuperación de precios eléctricos en el medio plazo; en 2021 y 2022 ya tienen niveles prepandemia”.

La directiva reclamó la reindustrialización de la UE “para ser más eficientes y más limpios; también para prepararnos para la crisis siguiente, que no sabemos cómo será, pero que puede tener un componente ambiental importante”. Parte de esa preparación será la transición energética, y reclamó “un marco regulatorio estable y aterrizar todos los borradores y todas las normativas en tramitación en los últimos tiempos”; puso como ejemplo de este desarrollo el lanzamiento de las subastas de renovables.

Philppe Boisseau, consejero delegado de Cepsa, cerró la ronda descartando que la demanda de productos petrolíferos vaya a recuperarse totalmente, por el teletrabajo -”va a impactar en la movilidad”- y porque “aún no hemos visto las consecuencias económicas de la crisis; hay empresas en situación delicada; la demanda se va a recuperar, pero lentamente”.

El ejecutivo francés explicó que el vehículo eléctrico se desarrollará, pero que es una parte del problema de la descarbonización de la movilidad, y pequeña, ya que solo afecta a los vehículos ligeros: “Falta resolver el 80% o el 85% del problema”. También rechazó el conflicto entre tecnologías, pidió seguridad jurídica para invertir a largo plazo y concluyó señalando la necesidad de apostar por la transición energética “porque la sociedad lo quiere, los clientes lo quieren y por la propia sostenibilidad de nuestras empresas.”