Irena espera que más de la mitad de la energía sea renovable en 2030

El director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables, Francesco La Camera, cifra en 2 billones de dólares la inversión en tres años y señala que la cuota de fuentes limpias ha alcanzado el 41% en el primer trimestre de este ejercicio.

Para Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), la cuota que tienen las energías renovables en la generación de energía protagonizará un crecimiento espectacular. En este sentido, La Camera explicó que para 2030 más de la mitad de la generación energética mundial puede provenir de renovables, cinco veces más de lo que está actualmente planeado.

Así lo puso de manifiesto el V Foro Anual de la Energía: La transición energética, clave en la recuperación tras la Covid-19, organizado por elEconomista en el que participaron más de 40 compañías de la industria energética.

Avanzar en la consecución de un modelo sostenible con el objetivo de impulsar la economía es una de las claves de la recuperación económica a nivel global y, para ello, serán esenciales las inversiones: “En los próximos tres años va a ser necesaria una inversión de 2 billones de dólares para la transición energética a nivel global. Nuestra estimación es que hay que doblar la inversión de 825.000 millones de dólares que hubo en renovables y en tecnología para la transición energética el año pasado”, indicó La Camera, quien añadió que “las inversiones van a tener que dirigirse a una serie de áreas clave, incluyendo energías renovables, infraestructuras de red, electrificación de sectores de usuarios finales o eficiencia energética”.

Ahora bien, este aumento implica que “va a ser necesario un gasto sustancial, y va a haber que revaluar la eficacia a nivel de costes de los activos existentes. Desde ahora hasta 2030, la inversión total en la transformación energética se acercará a los 50 billones de dólares. No obstante, esta inversión será rentable. El beneficio de PIB acumulativo llegaría a unos 16 billones de dólares en 2030”. Sin embargo, como señaló el experto, las inversiones por sí solas no serán suficientes si no vienen acompañadas por medidas gubernamentales.

Desde Irena hacen una serie de recomendaciones de política clave para la fase de recuperación 2021-2023 entre las que se incluyen: aumentar los objetivos nacionales y mejorar los compromisos climáticos, invertir en infraestructuras relacionadas con la transición, desviar la inversión de los combustibles fósiles, salvaguardar los proyectos renovables existentes, la creación de una infraestructura eficiente basada en energías renovables, o proteger los empleos existentes, reciclando a los trabajadores de las industrias fósiles.

”Al hacer inversiones estratégicas y escoger políticas que se centren en la transición energética, podemos reforzar la recuperación económica, potenciar el desarrollo sostenible y marcar el rumbo para tener un sistema completamente descarbonizado para mediados de este siglo”, apuntó el director de Irena.

Por otro lado, La Camera quiso destacar la resiliencia de las energías limpias en un momento de incertidumbre como el actual. “La demanda energética en Europa bajó un 10% entre el 10 marzo y el 10 de abril, comparado con el mismo periodo de 2019, la generación de carbón se redujo un 29%, al mismo tiempo, la cuota de renovables de toda la generación de energía ha alcanzado el 41% en el primer trimestre de 2020, lo que es un 16% superior comparado con 2019”.

En esta misma línea, expuso cómo “hoy las renovables son un tercio de la capacidad energética global y un cuarto de la generación. Las ventajas de las renovables para superar la tormenta económica ya estaban muy claras antes del Covid-19. Ahora, unos meses después, la resiliencia de las renovables está aún más clara”.

El gasto económico que conllevará afrontar la transición económica no caerá en saco roto. Al menos así lo quiso dejar claro La Camera que, entre otros datos, destacó que cada millón de dólares invertido en energías renovables o flexibilidad energética crearía al menos 25 puestos de trabajo, mientras que cada millón invertido en eficiencia crearía unos 10 puestos de trabajo. Del mismo modo, en comparación con los planes actuales, una transición energética acelerada podría agregar 5,5 millones de empleos más para 2023.

Desde Irena pronostican que los puestos de trabajo en energías renovables llegarían a 42 millones en todo el mundo para 2050, cuatro veces su nivel actual, gracias al mayor enfoque de las inversiones en energías renovables. Actualmente, este sector emplea a 11 millones de personas.

Asimismo, “la recuperación de la inversión, junto con la transición energética, aumentará el PIB en un 1% adicional al año de media. Creemos que este será un aspecto crítico y un argumento fundamental para que la transformación energética esté en el corazón de la recuperación económica”, indicó el director de Irena.

Desde el organismo estiman que la transformación prevista se amortizaría de manera efectiva, pues cada dólar gastado produciría entre 3 y 8 dólares. El escenario de transformación energética costaría 19 billones de dólares más que el escenario energético previsto, pero también generaría beneficios por un valor mínimo de 50 billones de dólares para 2050. La perspectiva de descarbonización más profunda costaría 16 billones de dólares más para lograr las cero emisiones netas, o 26 billones de dólares más para eliminar completamente las emisiones de CO2, con un coste total de 45 billones de dólares, si bien el ahorro acumulado también sería superior, de 62 billones de dólares o más.

Para Francesco La Camera, “la pandemia ha forzado una ruptura dramática de la situación normal. Ha expuesto las vulnerabilidades inherentes al sistema económico, añadiendo un estrés implacable al mundo natural. El Covid-19 es la amenaza más urgente a la que se enfrenta la humanidad, pero el cambio climático es la mayor amenaza a largo plazo”.