Propuesta de recuperación de UNEF: España como un ‘hub’ fotovoltaico internacional

El sector fotovoltaico nacional ha sufrido las idas y venidas del desarrollo de plantas en nuestro país. Como ejemplo, en 2008 pasamos de ser el mercado líder europeo con 2.700 MW a instalar 41 MW el año siguiente. El resultado de estos vaivenes fue que se clausuraron empresas industriales punteras y desapareció una gran parte del sector industrial fotovoltaico español. Hoy la situación es diferente. A pesar de la competitividad asiática y sin demanda nacional para sus equipos, muchas empresas no solo sobrevivieron, sino que se han ganado una fuerte posición a nivel mundial. Actualmente, hay multitud de empresas en el sector industrial fotovoltaico nacional con tecnología propia y ventaja competitiva en distintos elementos de la cadena de valor.

Algunas de estas empresas son líderes mundiales en su segmento. Hay empresas españolas presentes entre los diez mayores fabricantes del mundo de seguidores solares e inversores, y el tercer mayor epecista fotovoltaico a nivel mundial también es español. Esta posición la han alcanzado gracias a una fuerte presencia internacional, que es común a todo el sector fotovoltaico nacional. Hasta 128 empresas del sector están presentes en 76 países, haciendo del sector un exportador neto: +1.600 millones de euros de balanza comercial en 2019. La pujanza industrial y la presencia internacional del sector ponen en mayor valor una ventaja competitiva con la que cuenta nuestro país en el desarrollo de plantas fotovoltaicas respecto a los países de nuestro entorno. Al tener un mejor recurso solar y territorio disponible, la construcción de instalaciones -si se hace de forma estable- servirá para consolidar esta posición industrial, generando mayor crecimiento económico y empleo.

Desde UNEF entendemos que, gracias a estas condiciones, España puede constituirse como un hub fotovoltaico internacional como lo ha sido el sudeste asiático con los paneles. Al menos durante la próxima década existirá una fuerte demanda interna que, si se evitan desarrollos de grandes picos seguidos de años de parón, permitirá a las empresas fabricantes consolidar y reforzar su posición. Al reforzar esta posición, las empresas industriales nacionales se podrán servir de la expansión fotovoltaica a nivel mundial. Así, cuando promotoras y constructoras españolas desarrollen proyectos en otros mercados, ejercerán un efecto arrastre sobre los fabricantes nacionales, aumentando las exportaciones de estos últimos. De esta forma, la industria fotovoltaica nacional aumentaría significativamente su contribución -ya positiva- a la balanza comercial del país.

Para ello necesitamos un mercado estable que permita, a la vez, cumplir los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), debemos llegar a 39 GW de FV en 2030 -frente a 10 GW hoy-, y reforzar nuestro sector industrial. Esto requerirá la construcción aproximada de unos 2,5-3 GW de capacidad fotovoltaica anual. Estas cifras no son ajenas al sector que, en 2019, se mostró capaz de desplegar 4,2 GW de nueva potencia FV haciendo de España el mayor mercado fotovoltaico de Europa y el sexto a nivel mundial.

Como resultado de esta actividad, el sector fotovoltaico dejó en 2019 un considerable impacto en la economía nacional, con una contribución al PIB nacional de más de 7.700 millones de euros y una huella de empleo de más de 38.000 trabajadores directos e indirectos, que ascienden hasta los 58.000 al considerar los inducidos. Además, las perspectivas no pueden ser mejores. El World Energy Outlook de 2020 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sitúa a la fotovoltaica como “la nueva reina del mercado eléctrico a nivel mundial” previendo que incorporará más capacidad que cualquier otra tecnología cada año durante décadas en todos sus escenarios. Por todo lo anterior -las buenas perspectivas, la madurez de nuestro sector, la ventaja competitiva de nuestro país en el desarrollo de plantas y la posición de liderazgo internacional de las empresas industriales españolas, en UNEF entendemos que nuestra visión del hub fotovoltaico internacional es, no solo factible, sino una oportunidad para la economía española.

La construcción de esta visión está alineada con el Plan de Recuperación nacional por su capacidad de incrementar el impacto económico y social de la tecnología fotovoltaica en España, generando empleo y contribuyendo a la reactivación. Por ello, este es el eje de la Propuesta de UNEF al Plan de Recuperación, que se articula mediante las siguientes medidas:

1. Racionalización administrativa para la construcción de fotovoltaica en suelo.

2. Industrialización e innovación fotovoltaica.

3. Despliegue de autoconsumo y empoderamiento del consumidor.

4. Hibridación y almacenamiento para un sistema eléctrico más flexible.

5. Fotovoltaica para la electrificación de la demanda y producción de hidrógeno.

Nuestra propuesta desarrolla estas medidas en 28 programas, que serían financiados con los fondos del Plan de Recuperación, y 26 reformas, a nuestro juicio necesarias, para que las medidas tengan un mayor efecto en la recuperación de la economía nacional. Además, de manera transversal, entendemos que en la ejecución del Plan -y de sus fondos asociados- deberán respetarse los principios generales de seguridad jurídica, estabilidad regulatoria y de mercado, concurrencia competitiva y adicionalidad. Es importante que la asignación de los fondos no genere distorsiones en el funcionamiento del mercado y se realice de forma abierta y competitiva. La urgencia en la ejecución del plan no debe ir en menoscabo de que se proteja la libre competencia de todos los actores del mercado y una asignación en concurrencia a través de convocatorias abiertas.

Para concluir, en UNEF somos conscientes de que las decisiones que tomemos en los próximos tres años serán clave para el futuro a medio-largo plazo de nuestro país. Por ello, entendemos que es el momento de que España apueste por la revolución industrial verde y las cadenas de valor que generan crecimiento económico y empleo sostenible.