Antonio Colino, director general de Aldro Energía:
“A día de hoy no hemos abierto ningún proceso
para poner en venta la compañía”

Aldro se ha convertido en la cuarta compañía con más clientes pyme de España -su segmento estrella- y espera acabar el año con más de 100.000 nuevos suministros. Las cifras en crecimiento y rentabilidad le convierten en objeto de deseo dentro del sector pero, a pesar de los rumores, no han abierto ningún proceso para su venta

¿Qué objetivos marcan el nuevo Plan Estratégico de Aldro para los próximos 5 años?

En Aldro hemos vivido una primera fase en la que hemos conseguido crecer de manera importante y ahora, con el Plan Estratégico 2020-2025, pretendemos consolidar dicho crecimiento y establecer los mecanismos necesarios que debe tener una compañía de esta envergadura, con una facturación superior a los 600 millones de euros.

¿Qué resultados esperan alcanzar este año?

Para Aldro, la pandemia ha supuesto un problema más operativo que económico. Seguir manteniendo todo lo relativo a la calidad de servicio hacia nuestros clientes, nos ha supuesto tener que duplicar esfuerzos. En este sentido, esperamos finalizar 2020 con un crecimiento en torno a 100.000 nuevos suministros y a pesar de que nuestros clientes han consumido menos y que los precios de la energía han bajado un poco este año, también esperamos aumentar la facturación. En el caso de Portugal, hemos abierto nuevas líneas de negocio como el gas y el suministro a clientes domésticos de electricidad que están funcionando muy bien.

Uno de los sectores más perjudicados por la pandemia es el de las pymes, en el que Aldro tiene un elevado número de clientes. ¿Cuál está siendo su evolución?

Es cierto que el segmento estrella de Aldro es el de las pymes, donde tenemos un número de clientes muy elevado. Para que se haga una idea, somos la cuarta compañía con más clientes pymes de España, solo por detrás de Iberdrola, Endesa y Naturgy. Es cierto que en este segmento la bajada de consumo se ha notado más. Todo lo que engloba el sector servicios ha estado en consumo prácticamente cero y, por lo tanto, la facturación ha sido menor, pero eso no quiere decir que se vayan a convertir en impagos como tal, porque, aunque es cierto que algunos de esos clientes han cerrado o acabarán cerrando sus negocios, muchos han vuelto a abrir y acabarán saldando las facturas pendientes.

¿Son ciertos los rumores que apuntan a una posible venta de la compañía?

Estamos en un sector con cierto movimiento: petroleras tomando posiciones, pequeñas compañías que se integran... Aldro es un referente en el sector, con datos muy positivos en crecimiento y rentabilidad, lo que hace que se fijen en nosotros, nos pregunten y se desaten los rumores, pero la realidad hoy en día, es que no hay nada en proceso.

¿Cómo han vivido el desplome que ha sufrido el precio de la energía en el mercado mayorista en la primera ola de la pandemia?

Como comercializadoras, estos riesgos forman parte de nuestro día a día, con un mercado de la energía que sube y baja y que hay que aprender a gestionar. Ya hemos vivido cambios de precios similares en otras épocas, pero las comercializadoras tenemos una estructura de gestión de riesgos que nos permite absorber este tipo de volatilidades y no tener un impacto relevante.

¿Cree que ha llegado la hora de eliminar las tarifas reguladas?

El tema no es que yo lo crea, sino que hay una Directiva europea que establece que estas tarifas reguladas deberían desaparecer en Europa y solo permanecer para clientes que transitoriamente estén sin contrato, en casos de vulnerabilidad o de pobreza energética y, por lo tanto, no deben ser tarifas que, como ocurre en España, afecten a más de la mitad del sector; de hecho, tanto empresas como particulares se pueden acoger a ellas porque no hay limitaciones de ningún tipo. Las Directivas europeas apuntan a que antes de 2025 este tipo de tarifas deben desaparecer y el Gobierno está mirando cómo llevarlo a cabo. El consumidor tiene que adquirir cultura energética y, para ello, tiene que tener unas tarifas que realmente reflejen el coste del producto que está adquiriendo. Las tarifas reguladas que tenemos ahora mismo en España no reflejan todos los costes y eso hace que la señal que ve el cliente no sea tan clara y no nos ayude a cumplir los objetivos de energía y clima y de ahorro.

Según la CNMC, las comercializadoras independientes de electricidad ya alcanzan el 16% del mercado. ¿Cree que es un buen dato?

Es una cifra bastante insuficiente. Esto quiere decir que aún hay un 84% del mercado en manos de cinco compañías, lo cual no es muy alentador desde el punto de vista de competencia. En cualquier caso, nosotros queremos seguir liderando la liberalización del sector. Actualmente contamos con más de 250.000 suministros y seguiremos creciendo, ofreciendo una alternativa de ahorro a los consumidores y suministrando energía 100% renovable.

¿Qué es más importante para una compañía en un momento como este, la fidelización de clientes o el crecimiento?

Yo creo que no hay que renunciar a uno a cambio de otro. Se puede dar un buen servicio al cliente y seguir creciendo. Para Aldro, mantener la calidad del servicio y fidelizar al cliente es una de las patas más importantes y a lo que hemos dedicado todos los esfuerzos. En esta línea, hemos creado el servicio de asesoramiento especializado para ayudarles a reducir la potencia contratada, ahorrar en sus facturas o buscar una solución para financiar las facturas.

¿Lograrán el objetivo previsto de 10 MW en proyectos de autoconsumo en 2020?

El crecimiento que estamos teniendo en este segmento es muy importante, actualmente tenemos 8.000 kW instalados. Como es lógico, la pandemia ha provocado que estos meses se interrumpieran las ofertas . Sin embargo, durante el verano se ha vuelto a activar este mercado, aunque de forma más lenta que antes de la pandemia, primero por la vocación del cliente en hacer la instalación y, segundo, por un tema de financiación. Aun con todo, cumpliremos el objetivo que nos hemos propuesto; no haremos tantas instalaciones pequeñas, pero sí ejecutaremos varios proyectos de mayor envergadura.

Las comunidades energéticas empiezan a tomar cuerpo. ¿Qué barreras se deben salvar para que empiecen a proliferar?

En este sector, el mundo va por delante de la regulación y aún falta un poco para que se definan bien determinados parámetros, aunque es cierto que se están produciendo bastantes iniciativas. La Comisión Europea tiene intención de fomentarlas, sobre todo como una de las soluciones para las islas. En España tenemos el ejemplo de La Graciosa, que perfectamente podría ser una comunidad energética, liberar el cable que les une a Lanzarote y gestionarse con energía solar compartida entre ellos.

Desde el 1 de septiembre los clientes domésticos de Aldro reciben energía verde a través de ‘Aldro Zero’. ¿Qué supone esta iniciativa?

Esta iniciativa avanza en la línea de negocio de Aldro, enfocado en invertir en renovables, sostenibilidad y eficiencia energética, ofreciendo energía 100% renovable a los hogares, más como un mecanismo de concienciación para que la gente vea que se puede consumir energía verde, de dónde viene, y que se interese por ese tipo de productos, sin coste adicional.

¿Qué avances han hecho en digitalización?

Aldro es una compañía joven que nació con una visión digital. Desde el principio se hizo una inversión muy importante en digitalizar los sistemas de negocio, con accesos independientes donde miles de personas se conectan a los sistemas digitales deslocalizados, pueden introducir información y tienen múltiples herramientas para trabajar con nosotros. Ahora mismo, los proyectos que tenemos en marcha están relacionados con la Inteligencia artificial para ayudar a que los procesos sean cada vez más eficientes.

Desde junio pasado, ocupa el cargo de presidente de la Asociación de Comercializadores Europeos. ¿Qué objetivos persiguen?

La asociación engloba a más de 150 comercializadoras de energía en toda Europa, principalmente Alemania, Francia, Italia y España. Las Directivas europeas son las que marcan el camino y, muchas veces, la regulación en cada país es básicamente una transposición de esas directivas; por tanto, es un foro en el que hay que estar para establecer bien las reglas del juego a nivel europeo y poder cubrir los objetivos a nivel país. Desde la asociación defendemos que las comercializadoras somos la última milla hasta el cliente y que en este proceso de transición energética jugamos un papel clave para enseñar al cliente a consumir mejor, a ahorrar y, ahora, en un futuro muy cercano, a gestionar su propia energía.