El hogar del futuro funciona con
energía 100% solar y sin facturas

La española Sunthalpy ha construido en Oviedo la primera vivienda bioclimática piloto de baja entalpía, actualmente desconectada de la red, capaz de satisfacer todas sus necesidades energéticas utilizando solo la luz del sol incluso en días nublados

La ingeniería asturiana Sunthalpy Engineering ha construido en Oviedo la primera casa bioclimática piloto de baja entalpía que solo utiliza energía solar para funcionar. Se trata de un sistema de captación y acumulación solar integrado en el edificio, patentado por la empresa a nivel europeo, que permite convertir en paneles solares térmicos de altísima eficiencia cualquier material de fachada o cubierta.

Gracias a esta tecnología, esta vivienda unifamiliar de 200 m2 y habitada por una familia de cuatro miembros, es capaz de satisfacer todas sus necesidades energéticas de calefacción, agua caliente sanitaria, aire acondicionado, luz y electrodomésticos - incluyendo un coche eléctrico y una piscina climatizada exterior que se mantiene a 30ºC todo el año-, utilizando solo la luz diurna incluso en días nublados -algo muy habitual en esta región-, generando cero emisiones de CO2. Después de un año de exitosas pruebas, el edificio fue desconectado de la red eléctrica a principios de octubre.

La principal ventaja de este sistema, apunta Omar Suárez, CEO y fundador de Sunthalpy, “es la posibilidad de crear edificaciones totalmente autosuficientes frente a edificaciones más eficientes Clase A y Casas Pasivas o Passivhaus”. Las casas pasivas con generación fotovoltaica, añade Suárez, “pueden convertirse en edificaciones con contribución neta cero, que generan tanta energía como la que necesitan; sin embargo, a diferencia de las que nosotros realizamos, requieren de conexión a redes de energía (eléctrica y/o gas) o cogeneración mediante gasóleo, biomasa u otros métodos que generan CO2 para cubrir sus necesidades energéticas por la noche y en días nublados”.

Funcionamiento del edificio

La base de toda esta tecnología se sitúa sobre la propia estructura del edificio, que pasa a ser una batería térmica de alta eficiencia gracias a la inclusión de un suelo radiante de baja entalpía, caracterizado por un micro-hormigón de altísima conductividad térmica, patentado por Sunthalpy en toda Europa.

Este elemento hace posible que el edificio se pueda calefactar o refrigerar utilizando agua a tan sólo 21ºC. Básicamente, es un intercambiador de calor instantáneo perfecto. Las losas estructurales del edificio se convierten en emisores perfectos de calefacción y refrigeración, hasta el punto de poder eliminar la necesidad de aire acondicionado. Este mismo elemento se puede llegar a utilizar incluso como panel solar que absorbe y acumula la propia radiación solar que incide sobre él a través de las ventanas.

Otro elemento fundamental ha sido convertir la fachada y cubierta de la vivienda en captadores híbridos de calor y electricidad integrados en la propia arquitectura del edificio. La parte térmica refrigera los paneles fotovoltaicos para mejorar su rendimiento. Con esa energía eléctrica, se puede mover una bomba de calor que permite hacer funcionar los paneles térmicos en frío en días nublados de invierno, siendo capaces de absorber toda la radiación difusa que emiten las nubes hasta equilibrar las pérdidas del día.

La clave de todo sigue siendo el emisor interior que, junto a los paneles, crea un diferencial térmico entre ambos focos, que es la mitad del que puede ofrecer una aerotermia. Otra virtud de estos paneles es que son muy resistentes y no tienen ningún problema de mantenimiento como venía ocurriendo con los paneles foto-térmicos que contenían agua dentro de un cuerpo metálico. Sunthalpy cuenta con un cerebro central que controla todos sus sistemas para ofrecer la mejor experiencia posible a los usuarios.

Según los datos aportados por Sunthalpy, entre el 20 de febrero, día en que se instaló la batería de litio, hasta su desconexión de la red, a principios de octubre, el consumo eléctrico del edificio fue de 3.896 kWh, de los que 3.811 kWh fueron para autoabastecimiento y los 85 kWh restantes venían de la red, habiendo vertido un excedente de 3.113 KWh.

El precio medio de una vivienda como la construida por Sunthalpy en Oviedo asciende un 15% respecto a una casa pasiva de similar tamaño, con un retorno de la inversión de ocho años, aunque este precio tenderá a la baja según se avance en la industrialización de esta tecnología.

La tecnología desarrollada por Sunthalpy se puede implementar tanto en la construcción de cualquier tipo de edificio público o privado -unifamiliar, multifamiliar, de oficinas o singulares-, como en la renovación de edificios existentes, “lo que supone una auténtica revolución en el modo de vida -señala Omar Suárez- con los máximos estándares de seguridad, salud y sostenibilidad. Además, se trata de una tecnología totalmente industrializable a gran escala, algo que podremos desarrollar a medio plazo, gracias a nuestra reciente alianza con Alibérico”.

Actualmente, Sunthalpy está construyendo una segunda vivienda de estas características, también en Oviedo, que estará lista en 2021, y quiere lanzarse al mercado internacional con una primera acción de promoción en búsqueda de proyectos en el sur de Suecia, país con una alta concienciación medioambiental y donde cuentan con una ingeniería de confianza, relacionada con el mundo de la construcción, que va a dirigir su actividad en dicho ámbito geográfico, incluyendo Noruega y Dinamarca. En una segunda etapa, su intención es entrar en otros mercados europeos como Alemania, Austria, Suiza, Países Bajos o Francia.