El Covid-19 traerá el déficit de tarifa en el sistema eléctrico

El Covid-19 ha supuesto la aplicación de unas medidas sociales y económicas nunca antes vistas en nuestro país, ni en el resto del mundo. Las medidas de confinamiento e hibernación de la economía, durante los meses de marzo, abril y parte de mayo, han supuesto cambios de enorme trascendencia para el sistema eléctrico.

La demanda eléctrica ha visto reducido su volumen; si comparamos el mes de marzo de 2020 con el de 2019 vemos una reducción del 5%, pero si comparamos las primeras semanas de abril, cuando las medidas fueron más restrictivas, esta caída llega a superar el 20%. El impacto total que esperamos para este año es una caída de la demanda de electricidad que estará entre el 6% y el 10%, teniendo en cuenta la escasa recuperación económica esperada para este año y la lenta reactivación de la actividad esperada en el verano.

Esta reducción provoca un desplazamiento hacia abajo del punto de equilibrio entre las curvas de oferta y demanda en el mercado eléctrico, acentuando la reducción de los precios en el pool que ya venía sucediendo antes de la aparición del Covid-19.

Digo acentuando, porque la caída de la demanda no es la principal razón por la cual estamos viendo un pool tan bajo, el origen principal de este abaratamiento de los precios del mercado mayorista se encuentra en el desplome de los precios del gas en los mercados internacionales.

Esta caída conjunta de la demanda y de los precios, implica menores ingresos para el Sistema Eléctrico por dos motivos:

El principal motivo es la menor recaudación por peajes; al reducirse el consumo, el importe recaudado por el término de energía -término variable- de los peajes es menor y, además, la reducción que muchos consumidores están haciendo de la potencia contratada -como consecuencia del RD 11/2020- reduce también la recaudación por el término de potencia -término fijo-.

Además, se produce una menor recaudación por el impuesto sobre el valor de la generación (7%) debido a la reducción de precios en el pool y a la disminución de la generación necesaria para cubrir la demanda.

Con estos dos elementos tenemos la tormenta perfecta, todos los análisis llevados a cabo por el equipo de Ekon Strategy Consulting muestran cómo, claramente, en 2020 el Sistema Eléctrico creará un déficit entre los 1.000 y 1.700 millones de euros, una cifra que, pese a no ser de gran magnitud comparada con otros déficits anuales generados anteriormente, refuerza el cambio de tendencia del último año, como demuestran los datos.

De esta manera, vemos que, según los análisis para 2020, el impacto de la menor recaudación por peajes puede estimarse entre 850 y 1.400 millones de euros, mientras que la menor recaudación del impuesto a la generación, fruto del efecto combinado de la caída de demanda y precios en el pool, se estima entre 150 y 300 millones de euros.

Además, habría que considerar otras vías de reducción de ingresos difíciles de estimar, como la morosidad debido a los impagos producidos por los consumidores que no pueden afrontar sus facturas; en estos casos las comercializadoras están exentas de pagar los peajes de dichas facturas -a las que, por otro lado, no les pueden cortar el suministro-, lo cual significará una reducción adicional de ingresos para el sistema por peajes no cobrados.

Sin embargo, no hay motivos para alarmarse por la reaparición puntual del déficit, porque a falta de saber la cifra exacta del déficit de 2019, en la liquidación 14 de 2019 se propone la utilización de 450 millones de euros del superávit acumulado, lo cual nos dejaría con cerca de 600 millones que podrían ser utilizados contra el déficit de 2020.

Además, ya existen diferentes medidas para afrontar la aparición puntual del déficit, por ejemplo, el gobierno ya ha anunciado su intención de financiar el déficit de tarifa con los PGE, de manera que los inversores no vuelvan a temer por la reaparición de medidas que aumenten el riesgo regulatorio.

Por otro lado, la Ley 24/2013 ya establece un mecanismo de protección ante posibles excesos de déficit tarifario de manera que, de superarse ciertos umbrales, un desvío anual mayor del 2% de los ingresos anuales o que el déficit acumulado sea mayor del 5% de dichos ingresos, los peajes para el año siguiente aumentarían de manera automática cubriendo el desfase sobre dichos niveles, lo que se traduciría en una mayor factura para los consumidores.

Finalmente, la última herramienta que se podría utilizar contra el déficit sería la no desaparición del impuesto a la generación, una medida que se demanda desde el sector de la generación desde hace tiempo y que ahora puede ver como esta eliminación, que ocurrió de manera temporal durante el final de 2018 y el comienzo de 2019, se aleja en el tiempo.

Para 2021, sin embargo, el escenario es claramente más optimista, ya que una vez superado el Covid-19, recuperaremos parte de la demanda perdida con un crecimiento esperado en torno al 4% sobre 2020, lo que junto a la recuperación del mercado gasista internacional hará que el pool vuelva a niveles superiores a 40 euros/MWh, algo que ya podemos confirmar al consultar los valores en la negociación de futuros de OMIP durante estos días para el año que viene.

Todo ello volverá a equilibrar las cuentas del sistema eléctrico volviendo a la senda de superávits que se venía mostrando desde la última reforma regulatoria del sector.