Biomasa forestal para mejorar la eficiencia energética en edificios

La Universidad Politécnica de Valencia lidera el proyecto europeo IMIP. El objetivo es utilizar madera local de baja calidad para producir paneles con un alto valor añadido para la construcción y así mejorar la eficiencia energética de los edificios en la región del suroeste de Europa

El uso de la madera de pino en la construcción de edificios es una práctica muy extendida en EEUU y en algunas regiones del centro y norte de Europa, como Escandinavia, Austria y Alemania.

Los avances tecnológicos que se han producido en las últimas décadas, han dado lugar a la aparición de nuevos materiales como la madera contralaminada (CLT, sus siglas en inglés), con la que se fabrican paneles ligeros y homogéneos utilizados en edificios que ya superan las 20 plantas de altura, como el edificio HoHo en Viena.

Este tipo de construcción ecológica, no solo consigue dar un nuevo uso y valor a la biomasa forestal, también ayuda a mitigar los efectos del cambio climático gracias a su valor energético y ambiental.

La madera de pino, junto con el corcho que producen los alcornoques, no solo emiten menos emisiones de gases de efecto invernadero que el hormigón, el acero o el aluminio -utilizados habitualmente en la construcción-, también almacenan carbono atmosférico actuando como sumidero prolongado en el tiempo. A esto se suma la cualidad de ambos materiales como aislantes naturales, lo que permite ahorrar energía tanto en calefacción como en la refrigeración de los edificios.

Aunque ambos recursos naturales también proliferan en los bosques del suroeste europeo, su calidad es inferior, de ahí que, a pesar de su potencial para su uso en el sector de la construcción, la madera de pino se suela emplear para productos con bajo valor añadido, como la producción de palets para el transporte de mercancías. Pero esto puede cambiar.

La Universidad Politécnica de Valencia lidera actualmente un proyecto europeo para dar salida a la biomasa forestal de los montes mediterráneos y utilizarla para mejorar la eficiencia energética de los edificios públicos en el suroeste de Europa mediante el uso de materiales naturales en la construcción. Esta iniciativa, integrada en el programa Interreg SUDOE, arrancó el pasado mes de mayo. En él participan un total de nueve entidades públicas y privadas de España, Francia y Portugal.

El proyecto IMIP (Innovative Eco-Construction System Based on Interlocking Modular Insulation Wood & Cork-Based Panels), de casi tres años de duración -enero de 2023-, tiene como objetivo diseñar, validar e implementar un sistema de construcción ecológico innovador basado en paneles modulares fabricados con madera de pino extraída en tratamientos silvícolas para la prevención de incendios forestales y con una capa interior de corcho expandido para mejorar sus prestaciones como aislante térmico y corrector acústico.

Concretamente, se desarrollarán prototipos de paneles modulares en fachadas -que facilita su montaje y desmontaje y su reutilización-, reduciendo los costes energéticos de demolición y el material de desecho, y favoreciendo la bioeconomía circular en el sector de la construcción.

Estos paneles se utilizarán como experiencia piloto en la construcción y rehabilitación de cuatro edificios públicos reales -dos en España, uno en Francia y otro en Portugal-, en los que se evaluarán los beneficios de los nuevos elementos constructivos respecto a los sistemas tradicionales desde el punto de vista energético, medioambiental y económico.

En el caso de España, una de las acciones piloto será la construcción de un pequeño laboratorio en la Universidad Politécnica de Valencia, donde el grupo de investigación ICT contra el Cambio Climático realiza distintos análisis empíricos, como pruebas para la optimización y validación de soluciones para aumentar el uso de renovables. El otro piloto consistirá en la habilitación de un edificio público en Salinas (Alicante). Actualmente, el consorcio trabaja en definir los pilotos en Francia y Portugal.

Otro de los objetivos del proyecto, cuyo coste total asciende a 1,3 millones de euros -el 75% financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y el 25% por las nueve instituciones participantes-, será la elaboración de una guía de buenas prácticas para la mejora de la eficiencia energética en edificios públicos y otra para la evaluación técnica y de calidad de la materia prima -corcho y madera-.

La formación también será un punto importante de este proyecto. En esta línea, se impartirán varios cursos para prescriptores técnicos y empresas y profesionales de ingeniería y arquitectura, y algunos específicos sobre instalación de módulos para el sector de la carpintería y la construcción.

Una de los socios españoles que forma parte del citado proyecto es la Agencia Andaluza de la Energía, región de referencia en el ámbito de la construcción sostenible a nivel europeo. La entidad participa en el equipo técnico que desarrollará las soluciones conceptuales que se acometerán en los proyectos piloto, así como en la evaluación de la mejora de la eficiencia energética y la reducción de la huella de carbono de los nuevos elementos constructivos que se van a diseñar.

Asimismo, se encargará de divulgar los avances del proyecto a nivel internacional a través del partenariado de regiones europeas para la edificación sostenible que lidera, y de forma regional, junto al Clúster de la Construcción Sostenible de Andalucía, entre los profesionales del sector de la construcción y las empresas del corcho y la madera.

En el proyecto también participan informáticos que desarrollarán un plug-in para BIM (Building Information Modeling o software para el modelado de información para la edificación) que incorpore los beneficios del ciclo de vida de los materiales empleados, como el stock de carbono. Esta herramienta será empleada, principalmente, por profesionales del sector de la construcción e investigadores para evaluar la huella de carbono de los edificios.