La demanda de petróleo toca techo una década antes de lo previsto

Analistas y expertos creen que el pico de la demanda de petróleo -’peak oil demand’- ha podido llegar a su punto máximo como consecuencia de la pandemia

La demanda de crudo y los precios del petróleo se han desplomado en los últimos meses debido al frenazo que ha experimentado la actividad económica a nivel mundial como consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus.

Esta circunstancia ha puesto sobre la mesa la teoría de que el mundo haya podido alcanzar lo que se conoce como peak oil o pico de petróleo, pero con un ligero matiz, ya que en lugar de asociarlo al momento en el que la producción de petróleo deja de crecer por la escasez de esta materia prima, estaríamos hablando de que podría haber llegado el momento en el que la demanda de petróleo haya llegado a su punto máximo, lo que se conoce como peak oil demand.

Algunos analistas y altos cargos de las mayores empresas petroleras del mundo, como el presidente ejecutivo de BP, Bernard Looney, no descartan que la demanda de crudo pueda haber tocado techo en los 100 millones de barriles diarios previos a la pandemia una década antes de lo previsto.

El sector de la movilidad tiene mucho que ver en todo esto, sobre todo si tenemos en cuenta que más del 60% del petróleo se utiliza para el transporte. La reducción en los desplazamientos desde que comenzó la crisis sanitaria ha provocado que las ventas de carburantes a nivel mundial hayan sufrido un importante revés, con caídas nunca vistas, que se están recuperando gradualmente a medida que se han ido levantado las restricciones para viajar.

Recuperación ‘verde’

El que más está sufriendo las consecuencias es el transporte aéreo. La demanda de queroseno ha disminuido más que cualquier otro producto petrolero y las expectativas no son muy halagüeñas. Desde Goldman Sachs advierten de que la demanda de combustible para aviones podría no recuperarse nunca, ya que consideran que el brote de coronavirus podría tener un impacto duradero en el comportamiento de las empresas en todo el mundo, principalmente asociado a los viajes de negocios -se impone el teletrabajo-, que podrían seguir bajo mínimos durante mucho tiempo, algo que también podría suceder con los viajes comerciales, tal y como ha señalado Dave Calhoun, director ejecutivo de la compañía aérea Boeing, quien opina que pasarán, al menos, tres años, antes de que el número de vuelos se acerque a las cifras de antes de la pandemia.

Michael Bradshaw, profesor de Energía en la Warwick Business School, señala que la forma en que los individuos, los gobiernos y las empresas respondan a la crisis del Covid-19 en los próximos meses, “tendrá implicaciones a largo plazo para el medio ambiente, el futuro de las compañías y los países productores de petróleo”. En este sentido, destaca que si la reactivación económica se produjera bajo la forma de un nuevo acuerdo verde que aliente la sobriedad, las renovables, los vehículos eléctricos o el hidrógeno verde, “la demanda de petróleo nunca volvería al nivel de antes de la pandemia”. Bradshaw sostiene que no hay garantía de que el sector del transporte se recupere completamente, lo que, a su juicio, “creará un gran desafío para los productores de petróleo”, especialmente si la demanda y los precios no se recuperan lo suficiente como para respaldar una transición hacia un futuro más sostenible.

Subirá el consumo de crudo

Pero no todos piensan igual. El director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, ha señalado recientemente que el mundo aún no ha visto una demanda máxima de petróleo y cree, que antes o después, el consumo de crudo volverá a los niveles anteriores a la crisis e incluso más allá.

En su informe mensual sobre el mercado del petróleo publicado este mes de julio, la AIE calcula que el mercado mundial absorberá este año una media de 92,1 millones de barriles diarios de crudo, lo que supone 7,9 millones de barriles menos que en 2019 pero 400.000 más de lo que habían estimado en junio pasado.

Para la segunda mitad del año, la agencia anticipa un descenso interanual de 5,1 millones de barriles, es decir, 2,6 millones de barriles diarios por debajo del nivel de 2019 -tres cuartas partes de esa diferencia se deberán al queroseno, ya que el tráfico aéreo seguirá muy reducido-. Para 2021, la AIE estima un incremento de 5,8 millones, hasta los 97,4 millones de barriles diarios.

Revisión de los activos

Las medidas para contener la pandemia también han hundido el precio del petróleo, llegando en algún momento a cotizar en negativo, si bien es cierto que poco a poco está recuperando los niveles previos a la crisis derivada del coronavirus. Al cierre de esta edición, el barril de brent superaba los 43 dólares, mientras que el WTI alcanzaba los 41 dólares, aunque se vive con preocupación que la demanda de petróleo pueda verse agravada como consecuencia del aumento de los casos de coronavirus en el mundo y la escalada de las tensiones entre EEUU y China, principales consumidores de petróleo del mundo.

Los bajos precios del petróleo han obligado a las empresas a revisar el valor de sus activos. Shell ha anunciado que reducirá su dividendo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, lo que supondrá un impacto negativo para sus cuentas de entre 13.000 y 19.000 millones de euros. BP, que también ha anunciado un impacto adverso de entre 11.000 y 15.000 millones, ha emitido miles de millones de dólares en deuda, recortado el gasto y retrasado las aprobaciones de proyectos para preservar el pago de dividendos. Repsol también ha anotado pérdidas durante el primer semestre del año por valor de 2.484 millones de euros. La compañía presentará un nuevo Plan Estratégico en noviembre, que girará en torno a su objetivo de ser una compañía neutra en carbono en 2050.