UE y metas verdes para 2050: una hoja de ruta

Amedida que el mundo se adentra en sucesivas oleadas del Covid-19, se habla mucho de la vuelta a la nueva normalidad, en la que millones de personas trabajan desde casa, los viajes se reducen drásticamente y la industria opera por debajo de su capacidad.

Los cambios realizados durante la cuarentena fueron muy positivos para el medio ambiente.

Las restricciones de movilidad y una fuerte caída industrial llevaron a una reducción del 8,5% de las emisiones (un 12% en la UE), la mayor desde la Segunda Guerra Mundial. El mundo celebró que se avistaran delfines en las aguas que rodean sus ciudades o aparecieran animales salvajes en los parques de sus barrios.

Pero, a medida que pasa el tiempo, vemos que, incluso, esta nueva normalidad no es suficiente.

A pesar de estos cambios significativos, los científicos predicen que no cumpliremos los objetivos del acuerdo de París. Además, a medida que el mundo continúa recuperándose, la mayoría de las regiones están experimentando un rebote de las emisiones, lo que subraya la idea de que se trató de un progreso temporal.

Cada país se encuentra en una etapa diferente de su programa de transición energética y cambio climático, lo que significa que no hay un único camino a seguir.

En Europa, el uso de energía para aplicaciones térmicas -que representa, aproximadamente, la mitad de todo el uso de energía final en el continente-, supone una parte grande y compleja de la estrategia general de consumo de energía y emisiones de la región. La descarbonización es un paso difícil, pero necesario, para alcanzar los objetivos de cambio climático de 2030 y 2050.

Otra área prioritaria en Europa es el transporte; no en vano, se trata del único sector económico importante en el que las emisiones de gases invernadero han aumentado en los últimos años, y ahora representan alrededor de un cuarto del total de las emisiones de la UE.

Los biocombustibles y los biolíquidos son fundamentales para ayudar a los países de la UE a cumplir su objetivo del 10% de energías renovables en el transporte.

Los tranvías, los autobuses y los vehículos de pasajeros propulsados por electricidad renovable deben convertirse en las formas predominantes de transporte urbano.

En sectores como la aviación, la navegación y el transporte por carretera de larga distancia, los biocombustibles y los combustibles eléctricos derivados del hidrógeno renovable desempeñarán un papel fundamental.

Por último, cabe destacar la tarea pendiente en las renovaciones de edificios, que incluye la mejora del aislamiento térmico y la sustitución de los equipos de calefacción, refrigeración e iluminación por sistemas más eficientes.

Según nuestros estudios, la mayoría de los proyectos de renovación se centran en mejoras no energéticas, tanto en el sector residencial como en el no residencial.

Para alcanzar los objetivos de eficiencia energética y climáticos de la UE para 2030, este sector debe aumentar significativamente la inversión dirigida a la renovación energética -en la actualidad, un 36% se dedica a este fin-.

Un descenso en el consumo, junto con unas condiciones climáticas ideales durante el período de confinamiento, provocó un crecimiento inesperado en la cuota de renovables en el mix eléctrico.

El conjunto de la eólica y la solar superaron el 40% del mix total, lo que alertó de un conflicto: se debe acelerar la adopción de las fuentes renovables, pero el uso de fuentes de energía intermitentes puede afectar la fiabilidad de la red.

El despliegue a escala de la inteligencia artificial, machine learning, la robótica, Internet de las Cosas y las tecnologías de la comunicación, será decisivo para reducir los costes de las fuentes de energía no contaminantes, mejorar la fiabilidad del sistema y garantizar un suministro adecuado.

Al mismo tiempo, se necesitan tecnologías sectoriales para gestionar las soluciones relacionadas con la respuesta a la demanda, la generación local y el avance de las energías renovables.

La Unión Europea está elaborando planes de estímulo para preservar su economía y promover una recuperación sostenible.

El fondo “Next Generation EU” es un instrumento de recuperación de 750.000 millones de euros -de los que 140.000 están destinados a España- del que un 30% se destinará directamente a la lucha contra el cambio climático.

Como parte de este plan, la UE tiene previsto impulsar el desarrollo de las energías renovables, incluida la generación de electricidad con bajas emisiones de carbono y el hidrógeno.

Con todo, esto no es suficiente, y es que se ha de garantizar que todas las actividades de recuperación incorporen requisitos de sostenibilidad para aprovechar al máximo la oportunidad que ofrecen los fondos de recuperación.