Acuerdo de París: transcendental acuerdo que ha supuesto un punto de inflexión a nivel global

En la COP 21 en París, el 12 de diciembre de 2015, las Partes de la CMNUCC alcanzaron un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono y, por primera vez, une a todas las naciones en una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos, con un mayor apoyo, para ayudar a los países en desarrollo a hacerlo.

El objetivo central del Acuerdo de París es fortalecer la respuesta global a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura global de este siglo por debajo de los 2 grados Celsius con respecto a niveles preindustriales y continuar con los esfuerzos para limitar el aumento de temperatura aún más a 1,5 grados Celsius. Además, el acuerdo tiene como objetivo aumentar la capacidad de los países para hacer frente a los impactos del cambio climático y hacer que los flujos de financiación sean coherentes con una vía de bajas emisiones y resiliente al clima.

Para alcanzar estos ambiciosos objetivos, se debe establecer una movilización adecuada y el suministro de recursos financieros, un nuevo marco tecnológico y una mayor creación de capacidad, apoyando así la acción de los países en desarrollo y los países más vulnerables, en consonancia con sus propios objetivos nacionales.

El Acuerdo de París requiere que todas las Partes realicen sus mejores esfuerzos mediante “contribuciones determinadas a nivel nacional” y que fortalezcan estos esfuerzos en los años venideros, algo de lo que periódicamente deberán informar. Además, ha requerido que los países proporcionen, para 2020, estrategias a largo plazo para reducir las emisiones hasta 2050.

Esto se traduce en nuevas políticas y herramientas a largo plazo que brindarán certeza para el sector privado y los inversores, con un apoyo continuo a las energías renovables y la promoción de la eficiencia energética para acelerar la transición a una economía descarbonizada.

La retirada de EEUU en 2019 significó una grave preocupación por poder provocar una desaceleración o incluso un estancamiento en el desarrollo de los mercados mundiales de energía renovable y una financiación insuficiente para que las naciones en desarrollo superen los combustibles fósiles, una piedra angular del acuerdo. Pero esos temores particulares han sido infundados. La innovación y el crecimiento continuos en las áreas de energía renovable, eficiencia energética y nuevas tecnologías energéticas parecen inevitables.

En estos cinco años tras la firma del Acuerdo de París, el sector privado ha adquirido un papel primordial en la lucha contra el cambio climático. Los certificados de atributos energéticos (EAC), los acuerdos de compra de energía (PPA) y los créditos de carbono (VERs, CERs, VCUs, etc.) son algunos instrumentos que están ampliamente disponibles para las empresas y algunas de las organizaciones más grandes del mundo como un medio para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones globales y enfrentar el desafío de la acción climática inmediata proveniente tanto de clientes como de inversores.

Según Goldman Sachs, se estima que la aceleración de la transición energética hacia los objetivos establecidos en el Acuerdo de París, también podría conducir a la creación neta en la próxima década (hasta 2030) de 15-20 millones de puestos de trabajo directos a nivel mundial, en comparación con los niveles actuales, a los que habría que sumar los efectos indirectos e inducidos en las cadenas de valor.

Las empresas han desempeñado un papel integral en las discusiones sobre el clima durante estos últimos años y el compromiso al Acuerdo de París. Más de 5.000 organizaciones, que representan más de 40 billones de dólares en ingresos, han expresado su apoyo a un acuerdo climático global.

Las empresas pueden ayudar a aumentar las ambiciones y los resultados al comprometerse con iniciativas de liderazgo global que ya están en vigor, tales como depender al 100% de la electricidad de fuentes renovables en el plazo práctico más corto (RE100), establecimiento de objetivos de emisión en consonancia con la ciencia del clima (iniciativa Science Based Targets) y reportar información sobre el cambio climático en los informes generales como un deber fiduciario (CDP Climate Change y Junta de Normas de Divulgación del Clima).

Asimismo, existen iniciativas sectoriales como, por ejemplo, la de la industria de la Moda https://unfccc.int/es/climate-action/sectoral-engagement/global-climate-action-in-fashion/acerca-de-la-carta-de-la-industria-de-la-moda-para-la-accion-climatica.

Europa ha sido el primer continente en anunciar su compromiso en neutralidad en carbono en el COP25 en 2019 y este año varios países asiáticos han realizado compromisos importantes (objetivo cero neto de China para 2060/ objetivo cero neto de Japón para 2050/ objetivo cero neto de Corea del Sur para 2050/ moratoria de Filipinas sobre el carbón). Asimismo, después de las elecciones de Estados Unidos, se espera un cambio de tendencia a unas políticas más orientadas al Acuerdo de París.

El cambio climático es una realidad y, gracias a este Acuerdo, muchos de los países y empresas han establecido compromisos en firme. Esperemos que el Acuerdo haya constituido realmente los cimientos para construir un planeta más sostenible y ecológico.

Es tiempo para la acción y todos nosotros podemos aportar nuestro granito de arena.