Todos los ojos puestos en el Plan de desescalada del Gobierno

El Covid-19 sigue marcando nuestras vidas y la de todos los mercados energéticos a nivel nacional -y también mundial-. La demanda de electricidad, gas y carburantes en España registra fuertes caídas desde el Estado de Alarma debido al descenso de la actividad económica y la restricción de movimientos. La puesta en marcha, a partir del 4 de mayo, del Plan de desescalada aprobado por el Gobierno, permitirá la vuelta a la actividad laboral, lo que mejorará los datos registrados hasta el momento.

Hasta mediados de abril, la demanda peninsular de electricidad ha sido un 16,2% inferior a la del mismo mes del año anterior -con algún repunte en la semana del 13 de abril debido a la reincorporación laboral de algunos sectores no esenciales-, mientras que en lo que llevamos de año ha sido un 5,4% menor a la registrada en el mismo periodo de 2019, según datos de REE.

El sistema gasista tampoco se libra de las consecuencias de la pandemia. Según datos de Enagás, la demanda de gas natural ha caído un 25,6% en los 26 primeros días de abril. La caída en la demanda convencional ha sido del 26,2% y en la del sistema eléctrico del 23,4%. En este mismo periodo, el descenso en la demanda de gas ha sido de un 7,1%, hasta los 121.372 GWh respecto al mismo periodo del año anterior. Esta bajada se ha visto afectada por una disminución del consumo de la industria, comercios y pymes en el país, y por una menor demanda para generación eléctrica.

El consumo de carburantes también se ha desplomado. En lo que llevamos de abril, ha seguido su tendencia descendente, aunque se aprecia un pequeño repunte respecto a las semanas anteriores. Entre el 20 y el 26 de abril, las salidas de gasolinas se situaron un 75% por debajo de la misma semana del año anterior y las de gasóleo A un 55%. Por su parte, las salidas de carburantes de aviación representan una bajada del 93%.

La crisis del coronavirus ha impactado gravemente en los mercados petroleros. El pasado 20 de abril, los futuros de mayo del WTI sufrieron un desplome de más del 260%, cerrando con precios negativos por primera vez en su historia, hasta los -38 dólares el barril; es decir, al comprador se le pagaba dinero por adquirir los barriles de petróleo americano ante el pánico causado por la falta de almacenamiento. Los descensos continuaron al día siguiente en los futuros de junio no solo en el WTI, sino también en el Brent. Desafortunadamente, los problemas de sobreoferta siguen abrumando a este mercado que está viviendo una volatilidad histórica. Al cierre de esta edición, el barril de Brent volvía a perder la cota de los 20 dólares, mientras que el WTI se situaba por debajo de los 13 dólares el barril.