El sector fotovoltaico será clave en la reactivación económica

    La grave crisis sanitaria causada por el Covid-19 vendrá acompañada de una importante ralentización de las economías de la mayoría de los países. En nuestro país, el sector fotovoltaico, como muchos otros sectores económicos, está siendo duramente castigado por este fenómeno, en un momento en el que se había entrado en una nueva etapa de crecimiento positivo, tras muchos años de parálisis.

    Los datos de nueva potencia fotovoltaica instalada el año pasado nos indican que 2019 ha sido un año récord para nuestro sector: 4.159 MW nuevos conectados a la red y 459 MW nuevos de autoconsumo. Estábamos ante una nueva fase de desarrollo de un sector competitivo que, además de contribuir a la descarbonización de nuestro sistema energético y a la lucha contra el cambio climático, genera crecimiento económico y puestos de trabajo. En 2018, con una potencia fotovoltaica acumulada de 5,1 GW, el sector daba trabajo a más de 29.000 personas, por lo que, a falta de conocer los datos de empleo de 2019, prevemos que este número se verá incrementado por el aumento notable de nueva potencia instalada, que ha permitido alcanzar un total de 8,6 GW.

    El escenario actual, marcado por la adopción de duras medidas de emergencia, es diferente, y quiero destacar el importante esfuerzo que las empresas fotovoltaicas han estado llevando a cabo desde el comienzo del Estado de Alarma para garantizar la continuidad de su actividad, en la medida de lo posible.

    Precisamente gracias a la labor de las empresas que desarrollan actividades de operación y mantenimiento, las plantas fotovoltaicas a gran escala que ya están operativas han seguido funcionando, garantizando el suministro de electricidad a todos los consumidores.

    Los proyectos fotovoltaicos en suelo que están en construcción han sufrido un impacto considerable por la adopción, a finales de marzo, de las restricciones todavía más duras. La parálisis total de su actividad se traducirá en retrasos en la conexión a la red y puesta en marcha. En la misma línea, la ralentización de las tramitaciones administrativas también afectará al cumplimiento de los hitos de construcción de los parques.

    Si en el escenario de crecimiento anterior a la pandemia estimábamos que, a lo largo de este año, se podrían conectar entre 3 y 4 GW de nueva potencia fotovoltaica en proyectos a gran escala, ahora queda claro que tendremos que esperar a que se levante el Estado de Alarma para hacer una previsión más ajustada a la nueva realidad.

    Garantizar la puesta en marcha de todos estos proyectos fotovoltaicos no es solo fundamental de cara al cumplimiento de los objetivos establecidos por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) a 2030, sino que también es clave para seguir fortaleciendo el tejido empresarial asociado y asegurar la creación de puestos de trabajo locales y cualificados.

    En un contexto en el que la pandemia del Covid-19 conllevará la pérdida de muchos empleos, el sector fotovoltaico puede representar una palanca para la salida de la crisis, pero, para que esto sea posible, es necesario que se tomen medidas paliativas específicas.

    En el caso de los proyectos a gran escala, la agilización de los procesos administrativos -que se tiene que traducir en la garantía de cumplimiento de los plazos marcados en las diferentes reglamentaciones- sería algo positivo, como lo es también la celebración de nuevas subastas de energías renovables lo antes posible.

    Para eliminar las incertidumbres que plantea el modelo marginalista adoptado en las subastas celebradas en 2017, hay que adoptar un sistema basado en un precio por la energía generada. En la misma línea, es fundamental que se ordene el proceso de concesión de los puntos de acceso y conexión a través de la aprobación de la nueva regulación.

    Si para las grandes plantas el impacto del Covid-19 es temporal, para el sector del autoconsumo las consecuencias son mucho más graves, porque se ha registrado una paralización total de los proyectos, acompañada en muchas ocasiones por la cancelación de algunos que ya estaban firmados y la adopción de ERTE.

    El plan de reactivación del autoconsumo tendría que pasar por un plan de incentivos fiscales temporales, limitados a un año, como la amortización acelerada de las instalaciones de autoconsumo para las empresas y un tipo de IVA reducido para los usuarios domésticos; la reducción del componente fijo de la tarifa eléctrica; la aceleración de las tramitaciones administrativas y, en particular, la exención de la licencia de obra; el acceso a financiación preferencial; la realización de una convocatoria para proyectos innovadores con cargo a los fondos FEDER, en el caso de Ceuta y Melilla, debido a sus particulares características, esta convocatoria se debería extender a la generalidad de los proyectos de autoconsumo; y la realización de una campaña pública de promoción.

    No podemos permitirnos perder el importante tejido industrial que caracteriza al sector fotovoltaico, tanto en la vertiente de grandes plantas, como en la de autoconsumo, por lo que se requieren medidas de apoyo a su reactivación en el corto y medio plazo.

    Reactivar el crecimiento del sector fotovoltaico supone también dar impulso a la creación de numerosos puestos de trabajo y a la generación de riqueza asociada, de ahí la importancia de que éste sea uno de los pilares centrales de la estrategia de recuperación a adoptar una vez se levante el Estado de Alarma.