Usos, abusos y potencial de la Inteligencia Artificial: ¿dónde nos encontramos?

No hay conversación en el sector tecnológico que no gire últimamente en torno a la Inteligencia Artificial. Si hoy atravesamos un verano especialmente caluroso de la IA o un cambio total de paradigma, solo el tiempo lo dirá. Sin embargo, el auge de las IA generativas (como ChatGPT) ha focalizado más si cabe la atención sobre ello. No faltan expertos que se refieren a estas herramientas como “la próxima plataforma tecnológica”. Conviene preguntarnos por qué. Las IA generativas pueden ser beneficiosas y plantear desafíos a partes iguales en el sector tecnológico. Por ejemplo, puede acelerar la escritura y revisión de código, ayudando a detectar vulnerabilidades o automatizar tareas rutinarias como la redacción de informes, empoderando a un talento IT escaso y valioso. Pero, por otro lado, los actores maliciosos están explorando la IA generativa como herramienta para acelerar sus operaciones: investigadores de Check Point Research han descubierto recientemente que un grupo de Hackers ha empleado ChatGPT para escribir malware, aprovechando su capacidad para generar rápidamente textos plausibles, sin errores gramaticales y creíbles. Dado que, como se suele decir, el eslabón más débil de la cadena de la ciberseguridad es el factor humano -basta un clic en el enlace de un correo malicioso para poner en jaque a toda una organización- no es algo que debamos tomar a la ligera. Por otro lado, las nuevas herramientas de IA generativa pueden generar una ingente cantidad de desinformación en tiempo récord, lo que puede contribuir a los hacktivistas en un contexto de auge de la ciberguerra.

Urge, por tanto, que trabajemos en el desarrollo de nuevas oportunidades para la IA, pero sin descuidar los esfuerzos, por parte de reguladores y tecnológicas, para afrontar estos y otros riesgos a medida que descubrimos nuevos usos, abusos y el verdadero potencial de esta prometedora herramienta. Solo así crearemos un terreno de juego eficiente y seguro para empresas y consumidores. Ahora que tanto valoramos la inteligencia artificial, nunca nos ha hecho tanta falta el espíritu crítico humano y el talento de los expertos en tecnología. En nuestro país, este talento existe, pero desde las empresas y las administraciones públicas, debemos trabajar para formarlo y cerrar la brecha entre la formación que recibe y las necesidades de las empresas y la economía, que cambian a un ritmo vertiginoso.