Tejer redes para educar en un mundo digital

La creatividad y la colaboración son algunos de los impulsos naturales del ser humano. Los problemas cotidianos nos exigen buscar soluciones de forma constante, y muchas de ellas requieren del otro, de alguien además de uno mismo, para encontrarlas. Esta ley natural se convierte en axioma fundamental cuando hablamos de educación. Cuando un niño o niña se enfrenta a una situación nueva, busca la mejor forma de adaptarse a ella, de aprender, y una fuente directa de aprendizaje es a través de la experiencia compartida. Lo mismo ocurre con un profesor que se enfrenta a un aula llena de caras expectantes: debe crear una oportunidad de aprendizaje para sus alumnos, y aplica para ello todo lo que ha aprendido de su propia experiencia, y de la de sus mentores y colegas. Somos seres sociales, y cómo mejor aprendemos es con y de otros. Aprendemos de forma colaborativa, en comunidad, o en red.

Esta inquietud de tejer redes nos empuja a conectar a los profesores, los alumnos, las familias y otros actores de la comunidad educativa, para compartir experiencias, recursos y buenas prácticas. Así creamos un ecosistema colaborativo donde se fomenta el diálogo, la participación y la innovación, donde los centros educativos, y sus claustros, pueden beneficiarse de apoyo mutuo, formación continua y acceso a proyectos e iniciativas que enriquecen su oferta educativa.

Aprender del otro

Esta visión compartida por las Administraciones Públicas, y por la Fundación Vodafone España, se aplica sobremanera a la digitalización de la educación. El mundo digital ha potenciado la posibilidad de aprender del otro, de compartir experiencias de enseñanza y aprendizaje. Pero también ha generado nuevos retos, nuevas competencias que debemos manejar, bautizadas de forma general como “competencias digitales”. Dar acceso a la tecnología, así como facilitar la alfabetización digital, es esencial para materializar y perfeccionar las ideas y proyectos que están transformando la educación.

Siendo así, tenemos la oportunidad, y casi el deber, de acercar la digitalización a la educación. Es clara la fuerte presión “externa” por promover las competencias digitales entre la población general, bautizando 2023 como el European Year of Skills por la Unión Europea (el Año Europeo de las Competencias) y fijando objetivos tan ambiciosos como dotar de dichas competencias al 80% de la población para 2030. El Gobierno de España ha asumido esta meta en primera persona, articulándola desde iniciativas como la Generación D o la Alianza STEAM por el Talento Femenino, entre otras.

Ello ha impulsado la creación de la Red de Centros de Referencia DigiCraft por la Fundación Vodafone España, con la colaboración de las comunidades autónomas de Andalucía, Galicia y Madrid, para el desarrollo continuo de las habilidades digitales en el aula. Integrada por 300 centros educativos en estas comunidades, estos centros llevan desde 2019 implementando el programa DigiCraft, que apuesta por la transformación digital de la educación mediante material tecnológico disruptivo, contenidos pedagógicos de alta calidad, herramientas de evaluación del aprendizaje, y sobre todo, formación y acompañamiento al docente, empoderando al profesorado mediante la dotación de competencias digitales que repercuten directamente en las del alumnado.

Como Centros de Referencia DigiCraft, irán más allá del aula, creando una comunidad de aprendizaje para aprender de y con la tecnología de forma más creativa y experiencial, que permita a los docentes conectar la tecnología, lo digital, con la realidad del aula, convirtiéndose en líderes de la transformación digital de su entorno. Impulsando redes de centros educativos innovadores, los docentes podrán aprender entre sí, así como de procesos de digitalización eficaces y capaces de llegar mejor a sus alumnos. En definitiva, trasformar la educación, sabiéndose los profesores asistidos en sus propios procesos de aprendizaje de competencias digitales, y, sobre todo, con recursos a su disposición para aplicar después la tecnología en las aulas. Así podremos conseguir que la educación sea más experiencial, competencial y colaborativa, y que permita una mejor evaluación y seguimiento del rendimiento del alumnado.

En la Fundación Vodafone estamos convencidos de que para lograr un cambio sostenible e inclusivo en la educación, éste debe ser alentado desde la propia comunidad educativa. Nada mejor que ser liderado por sus actores principales, que son los equipos directivos y claustros de los centros escolares, y verse reforzado a través de las instituciones públicas que los respaldan, y de las entidades de carácter privado que pueden dotarles de medios y soporte cuando así lo requieran.

El ecosistema educativo tendrá que poner a disposición de los colegios, docentes y familias numerosos recursos educativos digitales para que todos los niños y niñas tengan acceso a una formación de calidad en competencia digital. Esto supone la mejor forma de e-inclusión en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, mejorando la situación de los niños más vulnerables, para ayudarles a desarrollar sus habilidades y a afianzar su inclusión social.