En el laboratorio del hogar de Amazon

El robot ‘Astro’ convivirá con otros 70 dispositivos conectados en la casa del futuro que ha ideado el creador de Alexa.

En el piso 30 del principal edificio de Amazon en Seattle se encuentra una vivienda bastante especial. Con unas vistas espectaculares sobre el Union Lake y toda la urbe, a buen seguro estará entre las más cotizadas de la llamada Ciudad Esmeralda. Sin embargo, ni está habitada, ni disponible en el mercado. Y eso que está equipada con lo último en tecnología. La usa Amazon como laboratorio de sus dispositivos y nos ha abierto las puertas para intentar adivinar cómo ve el futuro del hogar el gigante tecnológico. En este Smart Home Lab hemos llegado a contar hasta 70 gadgets conectados todos ellos entre sí y con el asistente de voz Alexa. Entre todos ellos destaca el robot asistencial, de compañía y entretenimiento Astro.

En su terraza encontramos, por ejemplo, una barbacoa de estilo retro que podemos encender y cambiar la temperatura desde el móvil para que cuando lleguemos a casa ya esté casi lista. También a través de la cámara de la entrada Ring podemos ver en la televisión o en el móvil quién se acerca a la entrada. O podemos mantener bien regadas las plantas con el Personal Rise Garden con solo decirle a Alexa que les eche un poco del líquido elemento. Incluso en la cocina hemos visto una arrocera automatizada con distintos programas según el tipo de arroz que utilizamos. O un dispensador de jabón que ofrece una cuenta atrás de 20 segundos, el tiempo recomendado para lavarnos bien las manos. En el baño, tampoco nada escapa a esa automatización. Entre otros dispositivos conectados, el cepillo de dientes eléctrico Sonicare 9900 avisa a través de Alexa de cuándo necesitamos cambiar el cabezal... Entre las cosas más curiosas, también en el dormitorio nos hemos topado con un osito de peluche que ha sucumbido al Internet de las cosas. Dotado de distintos sensores, mueve los labios a las preguntas de Alexa o incluso se echa un bailecito cuando lo conectamos a un altavoz Echo.

Todos estos dispositivos, al estar comunicados entre sí y con Alexa, son capaces de establecer diferentes rutinas. Marja Koopmans, directora del Smart Home Lab, deja claro que “cada hogar es diferente, por sus dimensiones, por la composición de la familia, por sus hábitos...” “La idea es que todos estos dispositivos aprendan de nosotros, de nuestras costumbres, que nos ayuden en el día a día y que se adelanten a nuestras necesidades”, añade. Y nos hace una demostración de cómo reacciona toda la casa cuando le dice a Alexa que se va a ir: se apagan las luces, se desconectan los altavoces y la pantalla del imponente salón, se activa la cámara de la entrada para avisar si vienen extraños, también el sistema de alarma Ring entra en funcionamiento y se pone en marcha el robot aspirador de Roomba. Es solo un ejemplo de esas posibles rutinas. También cuando anuncia que se va a dormir las luces van apagándose de forma gradual en un color preestablecido, suena un sonido blanco de lluvia en el altavoz Echo...

Entre todos esos dispositivos, el último en llegar y quizá también el niño bonito en estos momentos para la compañía fundada por Jeff Bezos es el robot Astro. Presentado en noviembre de 2021, llevan trabajando en él cinco años y sus primeras unidades se están entregando ahora a quienes se ofrecieron a probarlo en Estados Unidos. Estos usuarios se comprometen a enviar informes sobre su evolución y uso para que sus desarrolladores puedan mejorarlo. Aún sin fecha de lanzamiento más allá de este plan de prueba y del país, su precio ronda los 1.450 euros y se propone realizar muy diferentes funciones. Esos roles dependerán de la composición del hogar, de si hay personas mayores a las que puede prestar compañía y ofrecer seguridad, de si hay niños a los que entretener y jugar con ellos...

Durante la visita a la casa inteligente de Amazon también hemos tenido ocasión de probar las virtudes de este nuevo robot. Astro ha sido diseñado para interactuar con los miembros de la familia, será capaz de reconocer a cada uno de ellos, de seguir a quien le llama, de llevar una lata de refresco en su compartimento trasero, de bailar al ritmo de la música, de levantar un periscopio con cámara y decirnos cuando estamos en el trabajo si nos hemos dejado el horno encendido o algo en el fuego. También está siendo entrenado para que sus sensores y cámaras nos alerten de cuando recibimos visita con malas intenciones. “Al principio, es necesario que le indiquemos dónde está la puerta de entrada y las ventanas para que así las tenga localizadas y pueda ofrecernos imágenes de ellas cuando así se lo pedimos desde el móvil”, nos explica Ken Washington, vicepresidente de Amazon Consumer Robotics. “También debemos indicarle dónde suele descansar el perro, si lo hay, para que cuando le pidamos una imagen de él pueda hacerle una visita”, añade.

El nuevo robot de Amazon realiza movimientos bastante naturales, su pantalla se levanta para mirarnos a la cara con esos ojos robóticos. “La inteligencia ambiental es el concepto que imprimimos a estos nuevos elementos del hogar conectado”, explica Washington. Y nos resuelve una duda que admite “puede preocupar a todo el mundo: el de la seguridad”. “En este caso, toda la información o imágenes que pueda recopilar Astro no serán nunca compartidas con la nube por tratarse de información sensible”, asegura.

Astro suele estar descansando -y recargando sus baterías- en una estación de carga similar a la que estamos acostumbrados a ver en un robot aspirador. Solo cuando le llamamos por su nombre, Astro, o le encargamos alguna misión, abandona su refugio. Aunque como hemos tenido ocasión de experimentar se trata de un producto aún en fase temprana, sí es cierto que puede resultar de ayuda, acompañamiento y ofrecer seguridad a personas mayores que o bien viven solas o pasen parte del día sin otra compañía. El vicepresidente de Amazon Consumer Robotics anuncia frente a Astro que “en diez años todos los hogares contarán con un robot capaz de llevar a cabo este tipo de roles”.