Cómo puede el metaverso ayudar a los países en desarrollo

La verdad es que el término metaverso se ha vuelto uno de los más populares en los últimos tiempos. Se define el metaverso como una experiencia de usuario que resulta de la combinación de la realidad física, la realidad aumentada y la realidad virtual en una experiencia persistente, compartida y fluida. El objetivo último es que el metaverso proporcione espacios virtuales para todo tipo de funciones, siendo las sociales, de ocio, y laborales las más comunes, y que se convierta en una actividad más que acompañe a las que hacemos en nuestra vida cotidiana.

Lo que sí se puede decir con seguridad es que las tecnologías que forman el metaverso (Realidad virtual, blockchain, la nube, etc.), o sus futuros pilares, ya están entre nosotros, y los usamos de forma cotidiana. Lo que aún no existe es el desarrollo y colaboración entre ellas necesarias para hacer el metaverso una realidad.

Lo mejor que podemos hacer es ver cómo el metaverso podrá traer un futuro más brillante, sobre todo para países en desarrollo, poniendo ejemplos específicos sobre cómo está ayudando en las áreas de las que hablamos previamente.

1. Educación y formación. La educación online pasó de ser una curiosidad en crecimiento a una importante herramienta didáctica durante la pandemia. Esto permitió sacar a la luz las carencias y las oportunidades que permitía este nuevo formato educativo y las nuevas plataformas digitales. El uso de la realidad virtual permite a los estudiantes explorar todo tipo de entornos que de otra forma les sería imposible, así como llevar a cabo todo tipo de ejercicios y juegos en un espacio seguro. Desde espacios naturales imposibles de encontrar en su país, hasta recreaciones históricas de ciudades, pasando por ejercicios que muestran los principios de la física y la química sin riesgo de daño físico y en un formato que los jóvenes encuentran mucho más atractivo.

Por supuesto, no hay que olvidar que a la larga será una opción mucho más económica al ahorrar al centro educativo gastos de viaje, de material, material didáctico, y cualquier otra actividad que se pueda trasladar al ámbito virtual. Además de que cada vez será más común que los padres favorezcan los centros que cuenten con este tipo de tecnologías.

2. Sanidad. El ejemplo más común que tenemos ahora es un concepto que ya existía desde hace tiempo, pero que solo ahora, con la presencia de smartphones y otros dispositivos, se está extendiendo entre el público general: nos referimos a la telemedicina, o la atención médica a distancia.

Cada vez encontramos más aplicaciones donde la persona puede contactar directamente con su médico, sin necesidad de ir a su consulta físicamente. Usando la webcam del teléfono, el médico puede hacer una evaluación superficial, pero esto es solo el uso más básico. Con los dispositivos adecuados, como un smartwatch, el médico también puede tener acceso a datos como el ritmo cardíaco de la persona y a medida que siga avanzando la tecnología, tendrá acceso a más información sobre nuestra salud. Es posible que en el futuro las consultas médicas sean mayoritariamente telemáticas.

Otro avance tiene que ver con algo llamado el gemelo digital. En el sector sanitario se utiliza mayoritariamente para recrear de forma virtual el cuerpo de un paciente. Así pues, el médico puede operar antes sobre este paciente virtual para ver qué complicaciones pueden surgir antes de pasar a la operación en el mundo físico.

Por último, tenemos las operaciones quirúrgicas a distancia. Ya se utilizan drones para operar en determinados casos, en cuestión de poco tiempo es muy posible que los cirujanos cuentan con equipos virtuales que les permitan observar y operar a un paciente de forma remota como si estuviera allí mismo.

3. Desarrollo urbano. La tecnología del gemelo digital se puede aplicar también al desarrollo urbano. ¿Cuántos arquitectos no han deseado poder mostrar la imagen que tienen en la cabeza con exactitud? Mediante la recopilación de datos y la simulación, se puede crear una representación bastante fiable de un entorno urbano y su funcionamiento diario.

Esto permite ver cómo le afectaría la introducción de nuevos elementos a aspectos tales como el tráfico, pero también puede servir para la planificación del transporte mediante simulaciones y la determinación de emplazamientos óptimos para la ubicación de placas solares, parques, o centros médicos. Sin embargo, la utilidad del gemelo digital de la ciudad va más allá de la planificación urbana. Esta ciudad virtual existirá también en el metaverso y ofrecerá varios tipos de servicios, tanto públicos como privados, que se podrán trasladar del mundo físico al virtual de forma parcial o completa.

Por ejemplo, esto permitirá a los ciudadanos digitales acceder a servicios públicos, tramitar papeleo, resolver quejas cívicas y recibir servicios de consulta en un mundo virtual sin necesidad de visitar el ayuntamiento de forma física. ¿Cuántos no hemos soñado con poder hacer las engorrosas gestiones públicas desde la comodidad de nuestros hogares?

El metaverso exigirá una inversión importante en infraestructuras, pero es un gasto que está al alcance de los países en desarrollo, y merece la pena teniendo en cuenta todos los beneficios que puede traer. Logística, sanidad y educación ganan en eficiencia, rapidez y comodidad gracias a las tecnologías del metaverso, justo los sectores más importantes para ayudar a crecer a un país en desarrollo. El mundo virtual actuará como fase de prueba para la implantación de soluciones, de tal manera que cuando se hagan reales sean lo más efectivas posible.