Cómo disminuir las emisiones de carbono reduciendo los datos de una empresa

Según datos de Statista, en 2025 la datasfera alcanzará un tamaño aproximado de nada más y nada menos que 180 zettabytes (1 ZB equivale a 1021 bytes). Si la datasfera sigue creciendo al ritmo actual, es probable que en 2030 superemos incluso el yottabyte (1 YB equivale a 1024 bytes) de datos creados en un solo año. Un futuro emocionante, pero lleno de retos. Los usuarios somos cada día más adictos al consumo de datos, pero lo más sorprendente es que necesitamos esos datos en tiempo real, aquí y ahora. Es más, se espera que el 75% de la población mundial en 2025, unos 6.000 millones de personas, interactúen con datos cada día a través de la red. ¿Cómo manejamos esta ingente cantidad de datos? ¿Estamos abocados al despilfarro digital?

Las empresas, para conseguir maximizar sus posibilidades de éxito en la nueva economía, deben adoptar y desarrollar su presencia digital, además de cultivar otros activos, siempre con la sostenibilidad en el centro de su enfoque. Y es que nos encontramos en un momento en el que es más importante que nunca reducir los datos que poseen las empresas para que, en última instancia, disminuyan significativamente sus emisiones de carbono.

Una forma de minimizar los datos que poseen las empresas de forma sistemática y eficaz es crear y seguir una estrategia de datos cuyo núcleo sea el minimalismo de estos. Al reducir los datos que posee una empresa, los directivos podrán recortar costes y acercarse un paso más al cumplimiento de los objetivos medioambientales y de gobernanza social.

A medida que los datos se vuelven esenciales para optimizar los procesos empresariales, las empresas necesitan encontrar nuevas formas de crear entornos propicios para liberar todo su potencial. Las organizaciones pueden centrarse en tres áreas de su estrategia de datos para reducir al mínimo su almacenamiento y el uso general de energía.

En primer lugar, las empresas necesitan saber cuántos datos tienen y dónde se encuentran. Saber dónde están alojados sus datos y poder visualizarlos con claridad es esencial, tanto si se encuentran on prem como si se ubican en los entornos de nube y nube híbrida. Las empresas deben utilizar un software de gestión de datos eficaz que funcione en todos sus silos de datos y que permita saber hasta qué punto pueden reducirlos. A partir de esta acción, las compañías suelen eliminar manualmente los datos que están claramente dañados, inactivos o duplicados.

En segundo lugar, y una vez alcanzada la visibilidad, las empresas pueden empezar a clasificar los datos en necesarios, como los que demandarán los procesos legales y en los que deben eliminarse. Entender de fondo qué se necesita y qué no es fundamental para cumplir los requisitos legales de gobernanza y sostenibilidad. Los bancos, por ejemplo, utilizan estrictos procedimientos de categorización para priorizar qué silos de datos necesitan protección adicional de ciberseguridad.

Por último, la incorporación de un asesor de confianza en esta fase puede ser útil para proporcionar apoyo adicional. Por ejemplo, ¿hay formas de ser más eficientes en el lugar donde se guardan los datos? ¿Pueden consolidarse algunas ubicaciones de almacenamiento para ahorrar costes? ¿Podría una organización trasladar más datos a la nube pública y trabajar con algún proveedor de hiperescalares para mejorar el impacto medioambiental que tiene el almacenamiento y la gestión de sus datos?

Mediante esta estrategia uno puede asegurarse de que sólo almacena los datos que necesita, recortando los costes innecesarios y reduciendo sus emisiones de carbono para acercarse más a los objetivos de sostenibilidad.

La enorme cantidad de datos que las organizaciones producen, recopilan y a los que acceden hoy en día hace que los enfoques informales y ad hoc utilizados para recopilar y gestionar datos ya no sean suficiente. Las estrategias de datos se diseñan a medida para que puedan colaborar lo máximo posible en la mejora de la gestión de estos en toda la cadena de organización, proporcionando a los departamentos el apoyo necesario para poder trabajar en consonancia unos con otros, creando sinergias y valor.

El minimalismo de datos puede sonar contraintuitivo, especialmente en un momento en el que el valor de los datos se está disparando. Sin embargo, aplicar el minimalismo de datos significa una reducción de la carga de trabajo en la empresa, al tiempo que garantiza que estos estén limpios, sean de mayor calidad y estén bien gobernados. De esa forma, el minimalismo de datos consigue finalmente reducir riesgos para la seguridad y la privacidad, así como disminuir el uso innecesario de energía ligada a los datos, que conllevaría un consecuente aumento de las emisiones de CO2.

Algunos sectores, debido a ciertas obligaciones específicas en materia de datos, no pueden aplicar el minimalismo de datos de manera abierta. Las organizaciones de servicios financieros, por ejemplo, deben recopilar y conservar una gran cantidad de datos históricos, como parte de sus requisitos de información. Para los sectores que cuentan con estas obligaciones en materia de datos, implantar la combinación adecuada de tecnologías de almacenamiento ayudará a satisfacer sus necesidades específicas de la forma más rentable y sostenible posible. En general, el minimalismo de datos es una de las formas más rentables de reducir nuestras emisiones y nuestra huella de carbono. Sin duda, esta práctica se vuelve hoy más que nunca en una necesidad para la mayoría de las empresas, ante la actual incertidumbre económica y la crisis energética que asola el país. Estamos en el momento ideal para examinar nuestras empresas y eliminar los datos innecesarios, para poder así trabajar de manera más eficiente, inteligente y ecológica de cara al futuro.