¿Es ChatGPT el fin del pensamiento crítico en las aulas?

ChatGPT se está convirtiendo en una herramienta cada vez más popular y útil para docentes y alumnos. Esta herramienta puede explicar, programar y argumentar con una eficiencia humana.

ChatGPT es una herramienta de inteligencia artificial que está generando preocupación en la comunidad académica. Viene de la abreviatura de “Generative Pre-trained Transformer” y procesa el lenguaje natural que puede utilizarse de diversas maneras para mejorar el aprendizaje en el aula.

Algunos estudiantes lo encuentran útil para ayudarles en su trabajo, mientras que algunos educadores creen que es un arma de doble filo.

Cualquiera puede interactuar con ChatGPT a través de un navegador de Internet. Se escriben preguntas o comandos y ChatGPT responde (a casi cualquier cosa). A los cinco días de su lanzamiento, 1 millón de personas ya se había registrado para usarlo. Si se compara con otros “lanzamientos tecnológicos” se observa el nivel de aceptación. Instagram tardó casi 3 meses en conseguir esa cifra de usuarios y Spotify medio año, aplicaciones con un uso de IA más limitado y con productos más sencillos de consumir a priori. Pero aquí, la realidad es que esta herramienta puede explicar, programar y argumentar con una eficiencia humana.

No obstante, los expertos indican que podría dificultar la capacidad del estudiante para resolver sus propios problemas. La herramienta puede limitar también la creatividad de los docentes.

Cuando preguntamos directamente qué puede hacer esta tecnología por la educación, contesta lo siguiente: “Como modelo de lenguaje, puedo proporcionar información y conocimientos a los estudiantes, maestros y cualquier persona interesada en la educación. También puedo ayudar a las personas a mejorar sus habilidades lingüísticas y a desarrollar su capacidad para comunicarse de manera efectiva en diversos contextos. Además, puedo proporcionar recursos educativos y materiales de estudio, como libros electrónicos, artículos, videos, podcasts y cursos en línea, que pueden ayudar a los estudiantes a aprender y a mejorar su rendimiento académico. También puedo proporcionar tutoriales y recursos educativos en línea para ayudar a los estudiantes a prepararse para exámenes y pruebas importantes, y puedo ofrecer herramientas para ayudar a los estudiantes a mejorar sus habilidades en matemáticas, ciencias, escritura y otras áreas”.

Un alumno no necesita saber de programación para utilizar ChatGPT, solo necesita saber escribir y lo más importante tener curiosidad. El crecimiento de usuarios de ChatGPT, cerca de superar los 100 millones activos mensuales, no es inesperado, se debe a la fácil UX y las respuestas acertadas de la IA.

The New York Times informaba hace unos días que el hashtag #chatgpt había superado más de 500 millones de visitas en TikTok. De hecho, en la noticia destaca que una profesora de una universidad australiana descubrió que una quinta parte de sus alumnos ya había usado este bot en sus exámenes. Además, decenas de estudiantes de la Universidad de Stanford lo usaron en sus exámenes finales de otoño de 2022 pocas semanas después de su lanzamiento, según la propia institución.

Además, algunas universidades, como la prestigiosa Sciences Po de Francia, han anunciado ya que prohibirán terminantemente el uso de ChatGPT. Pero ¿es ésta una estrategia eficaz? Algunos educadores temen que, en el futuro, la IA sustituya por completo el papel del profesor.

Emiliano Blasco Doñamayor, vicerrector de Transformación Digital de la Universidad CEU San Pablo, destaca que “en algunos centros se han producido situaciones de falta de integridad académica; sin embargo, la inteligencia artificial actual cuenta con dos limitantes fundamentales. En primer lugar, todavía ofrece respuestas erróneas como verdaderas y, de momento, no es capaz de hacer trabajos académicos con sistemas de citaciones serios y bien aplicados. Por otro lado, se nutre de los contenidos generados y existentes en la red, cuestión peliaguda porque sus respuestas ofrecen tanto información verdadera como falsa o inexacta”.

Aliados de la tecnología

Del mismo modo que hoy en día no se concibe la docencia sin el uso de dispositivos móviles o interactivos, llegará el momento en el que estas herramientas basadas en inteligencia artificial estén lo suficientemente desarrolladas para cubrir las necesidades de alumnos y profesores. Por tanto, la lógica dicta que lo normal será adoptar y adaptar esta tecnología a la realidad educativa y universitaria.

Muchos de los programas informáticos “aprenden” de nosotros y “ayudan” a mejorar el resultado basado en lo que saben, corrigen y hacen más fácil la toma de decisiones. Incluso toman el control cuando no somos capaces de seguir o la dificultad de los límites de la percepción humana lo impiden y se necesita una precisión mayor a la hora de realizar tareas específicas. Con el tiempo, “lo que vamos a encontrar es que esos sistemas son más personalizables, se adaptan más a nosotros, son más cercanos y, por esa misma razón, son más precisos y se anticipan más a nuestro trabajo”, afirma Daniel Sánchez, CEO de GammeraNest y director de PlayStation Talents.

“Durante años, la escuela ha ignorado prácticamente los avances que afectaban al campo de la enseñanza y ha continuado con sus métodos arrastrándolos desde el siglo pasado”, sostiene Sánchez. “Sí es cierto que las viejas enciclopedias y diccionarios fueron mutando a ordenadores con modernos buscadores que facilitaban mucho el acceso a la información y más tarde, con páginas como la propia Wikipedia que te la ordenaba e indexaba llevándote a nuevas referencias incluso académicas, lo que aumentaba la velocidad, que no la calidad, de los trabajos”.

La IA y otras tecnologías emergentes están transformando rápidamente muchos sectores, por lo que “es importante que los estudiantes se preparen en el sistema educativo para las nuevas oportunidades y desafíos que se presentarán en el futuro”, añade Sánchez.

Los nuevos avances tecnológicos implican cambios fundamentales en la educación, algunos de los cuales los centros privados llevan años trabajando. Por ello, el papel del profesor está cambiando, “debe pasar de un transmisor de contenidos a un mentor que desafíe y motive al estudiante para que desarrolle habilidades de pensamiento crítico, creatividad, solución de problemas y comprensión del lenguaje de la tecnología”, afirma Elena Cid, directora general de CICAE (Asociación de Colegios privados independientes de ámbito internacional).

Las herramientas de inteligencia artificial disponibles son una oportunidad para mejorar la educación. Permiten automatizar los procesos más rutinarios, un aprendizaje guiado por el profesor en un entorno autónomo o la creación de nuevo contenido desde los datos existentes. “Estas innovaciones son clave para ofrecer una educación de calidad que prepare a los alumnos para el futuro”, destaca Cid. Sin embargo, “hemos de ser conscientes que, si esto va a suponer un reto para los colegios que están más avanzados, puede ser una amenaza para los que van más despacio en la integración de la tecnología, se necesita mucha formación del profesorado y estar constantemente a la vanguardia”, añade la directora general.

El aprendizaje automático (machine learning) y el aprendizaje profundo (deep learning) están siendo cada vez más utilizados en una amplia variedad de aplicaciones en el ámbito educativo. Además, la creciente disponibilidad de grandes conjuntos de datos y la capacidad de procesamiento de hardware, cada vez más potente también están impulsando el desarrollo de la IA.

Existirán en breve nuevos sistemas de anti-plagio, pero aparecerán entonces nuevas tecnologías. Siempre será más profundo y efectivo entender la necesidad de realizar cambios en el modelo de evaluación basado en exámenes e incluir modelos más flexibles y alternativos.

La tendencia será hacia la democratización del acceso a la formación de la IA, con la creación de programas educativos en línea y programas de capacitación en el lugar de trabajo. También se está prestando más atención a la ética y responsabilidad en el diseño y uso de la IA, lo que ha llevado a un mayor enfoque en la formación de habilidades de pensamiento crítico y ético en los estudiantes y profesionales de la IA.

Por ello, “los educadores deben aprender a usar esta tecnología para facilitar el aprendizaje, no para controlarlo”, afirma Cid. “La IA debe ser usada para mejorar las capacidades existentes, no para reemplazarlas. Los docentes tienen el reto de facilitar que los alumnos entiendan los límites de la tecnología y sepan cómo usarla para mejorar sus habilidades”, añade.

No obstante, desde otra óptica, la inclusión forzada de tecnologías nuevas no mejorará nada el sistema educativo, sino que debe darse como consecuencia de una mejora integral del sistema, que permita al estudiantado un acceso igual y digno a estas herramientas, y al cuerpo docente una aceptación posible de las mismas. Diego Gibanel Faro, director de Comunicación de CREUP (Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas) indica que no debemos confundir el posible rechazo de algunos docentes con una falta de comprensión o necesidad, “si un docente rechaza incluir estas herramientas no es porque las considere irrelevantes, sino porque el sistema no le ofrece ni el tiempo ni los recursos para formarse adecuadamente”.

¿Será entonces el fin del profesorado? La respuesta es rotunda. No. “Mientras que los programas de IA pueden enseñar a los alumnos literatura o matemáticas, la transmisión de conocimientos más compleja vinculada a habilidades sociales y emocionales seguirá siendo dominio de los humanos”, refuerza Céline Boisson, cofundadora de Forward College.

Nuevo modelo de tareas escolares

Vamos hacia un nuevo modelo de tareas escolares. Una tendencia que ya viene dándose desde hace muchos años. Con la proliferación masiva de procesadores de texto, las pruebas de gramática tuvieron que adaptarse porque un programa ayudaba con los errores mecanográficos u ortográficos o la expansión de Internet como sistema de búsqueda bibliográfica frente a archivos, hemerotecas o bibliotecas.

Estamos en un momento en el que los ejercicios y tareas se tendrán que redefinir, sobre todo “cuando hablamos del trabajo autónomo del alumno, y se deben buscar actividades de reflexión, de relación de conceptos o de investigación que son los campos en los que estas herramientas están más carentes de recursos”, destaca Blasco. Un ejemplo claro son los exámenes, se está hablando de la vuelta a exámenes orales o la prohibición de uso de ordenadores para responderlos. “Si bien es una solución no creo que se corresponda con lo que necesitan los alumnos y prescinde de las ventajas y mejoras adquiridas los últimos años. Existen sistemas que impiden la consulta de páginas web durante los exámenes e incluso herramientas de monitoreo que previenen malas conductas en la realización de este tipo de pruebas”, añade el vicerrector.

En el caso de la enseñanza de idiomas, que está muy basada en la práctica, este problema de posible utilización de esta herramienta se minimiza, pero existe, en cualquier caso. Sin embargo, quizás “debemos empezar a mirar más el “proceso” y no solo el producto final”, sostiene Scott Markham, presidente de la Federación Española de Centros de Enseñanza de Idiomas (FECEI). “Podría ser más importante evaluar las instrucciones que un alumno redacta, a la hora de usar la IA, y no el resultado; así estaríamos trabajando sobre las destrezas de resumir y redactar buenas instrucciones para conseguir un producto final de mejor calidad”, añade.

Bien es cierto que el modelo clásico de hacer “redacciones” está obsoleto. “Ya estaba obsoleto antes, pero la aparición de los buscadores hizo patente que no tenía sentido y ahora aplicaciones como ChatGPT y las que vendrán hacen evidente que hacer resúmenes no tiene ningún sentido”, manifiesta Esteve Almirall, profesor del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences de Esade. Hoy, contamos con la oportunidad de desarrollar el espíritu crítico trasladando la parte manual a estos programas. De discutir la estructura y el ritmo de los textos en vez de su sintaxis. “Cuando yo estudiaba, en cálculo nos pasábamos el día haciendo derivadas e integrales, recuerdo un libro -el Demidovich - que básicamente hacia eso. Nos pasábamos el curso con la mecánica. Actualmente, en Esade eso se hace con Mathematica. Por supuesto que nuestros estudiantes saben derivar e integrar, pero cómo hacer raíces cuadradas... eso lo hacen las máquinas. Estas aplicaciones prometen la misma transformación para el lenguaje”, añade Almirall.

En esta misma línea, Fabiola Pérez, CEO de MIOTI Tech & Business School, declara que “vamos hacia una educación más dialéctica, y sobre todo, más adaptada, personalizada y enfocada en el alumno. Gracias a sistemas de machine learning que permitan desarrollar y mejorar sus skills en comprensión lectora y ortografía, por ejemplo”. La buena memoria de un alumno ya no es un valor esencial, la IA va a dar las respuestas más rápido y de un modo más acertado. Además, el pensamiento crítico sí lo es, la creatividad y la conexión inesperada de temas y opiniones también va a ser un valor importante, así como su manera de abordarlos. De la misma manera, la sociedad está tendiendo hacia un nuevo modelo de integración en tareas con herramientas de gestión digital que permiten al docente saber el nivel y el proceso de aprendizaje de cada alumno, aumentar las interacciones con ellos y adaptar contenidos y cuestionarios. Y esto es algo que los docentes deben aprender y acostumbrarse a ello.

Además, Guillem García Brustenga, experto en Innovación Educativa en el eLearning Innovation Center (eLinC) de la UOC, añade que desde la perspectiva del alumnado “es importante que éstos sean responsables de su propio aprendizaje y no abusen de la IA para hacer trampas. Es necesario fomentar la responsabilidad y la integridad en el proceso de aprendizaje”.

¿Amor a primera vista?

En nuestra convivencia con la IA, lo más importante será saber cuándo hablamos con una IA y cuando no. La película Her (de Spike Jonze) ya se ha hecho realidad: la gente está empezando a tener relaciones con sus bots. De hecho, los japoneses lo describen como Moe, amor que un ser humano puede sentir por un ser virtual. De hecho, esto mismo destaca Brian Subirana, profesor de EADA Business School y doctor en Inteligencia artificial por el MIT (Massachusetts Institute of Technology), que acabaremos todos enamorados de nuestro asistente personal basado en IA y “desencantados con todo lo que tenga que ver con la estupidez natural que caracteriza a los seres humanos. Se imagina una pareja que siempre haga lo que a usted le gusta, siempre de las gracias y ¿pida las cosas por favor y que se enfade lo justo y necesario para mantener la tensión en la relación?”. La IA tiene una ventaja desproporcionada respecto a cualquier ser humano. “Por ejemplo, en un segundo de la voz, la IA podrá saber el estado emocional, si está desarrollando alguna demencia y tantas cosas más”, añade Subirana.

Asimismo, la integración de las nuevas IA en la educación puede reportar una serie de beneficios, siempre y cuando se integren plenamente en las estrategias de las instituciones educativas mediante una serie de acciones:

- Desarrollando planes de estudio que formen a los alumnos en este concepto, ayudándoles a entender cómo funcionan estas herramientas, cuáles son sus límites, y explicándoselo a los estudiantes, ya que, por ejemplo, el hecho de que un texto se lea bien no hace que sea correcto.

- Fomentando las habilidades interpersonales de los estudiantes.

- Siendo capaces de satisfacer la creciente demanda de científicos de datos y otros especialistas en IA.

- Formando a los educadores para que comprendan y utilicen las herramientas de IA. La IA puede utilizarse para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, personalizar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes, realizar un mejor seguimiento de los progresos y proporcionar información a los estudiantes.