Así es en realidad la Web3

El año 2023 ha arrancado con turbulencias en el mundo tecnológico y las empresas de redes sociales. Aún continúan muy presentes las sacudidas derivadas de todo lo sucedido con el mundo cripto y seguimos leyendo titulares de despidos masivos prácticamente cada semana. Pero, ¿significa esto que todas las revolucionarias tendencias que prometieron imponerse este curso se han disuelto como un azucarillo en un vaso de agua? Absolutamente no.

El ejemplo más claro probablemente sea el de la Web3, base de buena parte de este mercado que hoy se descompone, y que, en mi opinión, será una de las grandes apuestas empresariales de los próximos meses. Nos encontramos, ni más ni menos, ante la siguiente gran evolución de la World Wide Web, una nueva realidad en la que las reglas del juego entre las marcas y las personas cambian radicalmente. Y cuyas posibilidades, si nos movemos con cabeza y estrategia, y sin derroches, son inmensas.

Echemos la vista unos años atrás. La Web1 era una web que la gente visitaba, en ella nacieron los grandes portales de internet, los primeros blogs y foros. La Web2, sin embargo, mucho más participativa, trasladó el protagonismo a los usuarios vía redes sociales, y se permitieron creaciones compartidas y abiertas a través del llamado open source. Ahora llega la Web3, un terreno totalmente descentralizado, inmersivo, en el que se desdibujan la propiedad y las fronteras entre lo que es real y virtual.

El problema es que, hasta hoy, esa Web3 ha tenido una importante barrera de entrada, pues al ser una web compleja ha sido accesible únicamente para una pequeña minoría: blockchain, criptomonedas, NFTs, metaversos, etc. Pero eso está a punto de cambiar. Estamos reescribiendo la Web.3 para que sea accesible al gran público. Es decir, para gente como mi madre, que tiene un conocimiento tecnológico limitado. Estamos creando una nueva web de soluciones, práctica, accesible, que crea valor añadido, pero, al mismo tiempo, barata y fácil de usar.

Imagina que vas a un concierto y que con la entrada te regalan una bolsa, una bolsa que no es física, sino virtual. Pero, ojo, esta bolsa, aunque virtual, es única. ¿De qué te sirve? De nada, de momento, pero esa bolsa la puedes canjear por una bolsa real en cualquier quiosco del festival, en el momento que quieras, enviársela a un amigo o, simplemente, guardarla.

¿Y dónde guardas esa bolsa? En una cartera o wallet, donde irías guardando todos los objetos virtuales que tengas. Y todos tendremos un wallet único y personal donde guardaremos todo lo que tenemos. No necesitaremos ir a la app de Starbucks para acceder a sus productos, o a la app de Zara para tener una de sus prendas o accesorios.

Hablamos de un Wallet of Wallets (WoW), y para tenerlo solo se necesitarán dos clics: el de aceptar recoger el objeto y el de validar tu número de teléfono móvil para asegurar que esa cartera va a ser tuya y de nadie más. Ya está, Nada que mi madre no sepa hacer.

Pero la Web3 no va sólo de desdibujar la frontera entre lo real y lo virtual como hemos visto con el ejemplo de la bolsa (que viaja entre un mundo virtual y un mundo tangible) También nos permite desdibujar cómo viajamos las personas entre un mundo virtual y el mundo tangible.

La Web3 es una web multidimensional, ya no es plana, hay web por arriba y hay web por abajo. ¿Qué quiere decir eso? Pues que hasta ahora podías quedar con tu pareja en un concesionario para compraros un coche, pero nunca habías tenido una cita en coches.net para adquirir un vehículo.

Este proceso también está a punto de cambiar, porque en poco tiempo, todas las webs tendrán un Come inside button. Una vez dentro habrá distintas experiencias y ofertas para los clientes que hasta ahora solo se podían disfrutar de forma presencial. Entrarás y saldrás de este mundo cuando quieras, pasando del mundo real al virtual, y, a la vez, moviéndote libremente por él.

Estos ejemplos no reflejan cómo será la web del futuro, son la web de hoy. Además, no requieren la complejidad ni el presupuesto para crear un parque de atracciones en Decentraland al que nadie va y cuya utilidad es ampliamente cuestionable. Esta acción es ejecutable en formato freemium en cuestión de días. No es la especulación y falta de utilidad que hemos conocido en los NFTs hasta el momento actual, sino que es útil, funcional y genera valor. No es una web para el 2%, es una web para el 100%.

En consecuencia, con la Web3 la propiedad y la utilización se descentralizan y los usuarios ganan tanto poder de decisión, como de movimiento e interacción con las empresas y otros usuarios. Este paso supone una verdadera evolución respecto a lo que ofrecía la anterior Web2, mucho más limitada tanto para las empresas como para clientes.

Debido a estos nuevos avances, la Web3 se convierte en un nuevo espacio social en el que definir la presencia de nuestras marcas. Al final, decidamos o no adentrarnos en su amplia gama de oportunidades, se hace obligatorio al menos saber que existen para no quedarnos atrás de esta nueva revolución en la Red.

Quienes vean el gran potencial que hay detrás de esta nueva evolución web tendrán en sus manos el poder de llegar a sus clientes de una forma más humana y, a diferencia de lo que piensa mucha gente, también de una forma más real. Porque nos comportaremos como las personas que somos, entrando y saliendo a nuestras anchas, intercambiando cosas e información de la misma forma que hemos hecho siempre.

Pero en una nueva dimensión.