¿Quieres llegar a la Luna?

Sabías que para alunizar se necesitó de la labor coordinada de 400.000 personas? Solo en IBM trabajaron 4.000 empleados. Otros datos curiosos: el reloj Omega Speedmaster fue el único que pasó todas las pruebas de resistencia, Whirlpool fabricó la “cocina” de la cápsula espacial, Black & Decker desarrolló el primer aspirador portátil de la historia, Hasselblad y Kodak dieron con la solución que permitía tomar fotografías en la oscuridad del espacio. Pudimos escuchar a Armstrong hablar desde la luna gracias a los auriculares Plantronics, etc.

Vivimos en un mundo eminentemente tecnológico en el que todos somos conscientes de que es necesario trabajar juntos para avanzar. La colaboración, la generosidad y la humildad para reconocer que no somos capaces de hacerlo todo bien es la base de lo que llamamos Innovación Abierta.

Antes que delimitar su contenido y alcance, me gustaría mencionar que la innovación abierta requiere de cada empresa un estado previo de diálogo y entendimiento con los agentes sociales implicados en su actividad. Ya no sirve recluirse en la sede corporativa y aplicar procesos testados y desarrollados por los equipos. En un mundo tan poliédrico, cada empresa necesita crecer, despertar la confianza de sus clientes y vigilar los costes, atendiendo en todo momento a la sostenibilidad. Y eso requiere de una aproximación participativa que solo puede construirse a partir de procesos de innovación abierta.

Todos ellos parten de una evidencia: en un entorno tan complejo como el actual, ningún departamento empresarial o universitario se basta por sí solo para avanzar. Impulsar un sentido sinfónico de la innovación se ha convertido en la fórmula idónea para anticipar soluciones capaces de mejorar la vida de las personas y de impulsar el negocio empresarial a la vez. La base común de estos cambios radica en la colaboración, por eso la mayoría de las grandes empresas vienen alentado alianzas tecnológicas con compañías de distintos órdenes, muchas de ellas startups, así como con sus propios clientes, expertos, proveedores o universidades. Al abrirse a especialistas, clientes y startups disruptoras, la innovación abierta acrecienta la capacidad de investigación de productos y servicios, simplifica los procesos y mejora la eficiencia y la capacidad de generar negocio. Cada paso adelante cuenta, y pronto llevaremos 20 años de avances en esta especialidad. El término innovación abierta fue acuñado en 2003 por el profesor Henry Chesbrough. Lo consideró un modelo mediante el que las empresas impulsan sus fuentes internas y externas de conocimiento y amplían el ámbito de su negocio. De esa forma aceleran sus procesos internos de innovación y a menudo consiguen trasladar a los mercados resultados más eficaces y con mayores probabilidades de éxito.

Cualquier ecosistema innovador abierto debe ser bidireccional. Por ejemplo, contar con startups suele aportar flexibilidad y agilidad en la toma de decisiones. Se simplifican aquellos modelos demasiados rígidos, se cuestionan procesos preestablecidos y se suman talentos diferentes, nuevas formas de trabajar, otros estilos de aprendizaje y una interesante filosofía de crecimiento que permite optimizar cada euro de inversión. Por lo general, en la innovación abierta las organizaciones colaboran con empresas nativas digitales, habituadas a situar al cliente en el centro, familiarizadas con el análisis de datos y conocedoras de las ventajas implícitas en las nuevas tecnologías.

La innovación abierta puede ser aplicada prácticamente a cualquier ámbito. Es el caso, por ejemplo, del metaverso, todo un mundo virtual que está acelerando la transición de internet de dos a tres dimensiones, donde pueden practicarse deportes extremos, visitar cualquier rincón del planeta o asistir a clases, museos y espectáculos.

Vodafone Business ha impulsado, de hecho, a través de su espacio de co-creación Vodafone Lab, think tanks pioneros sobre el futuro y las aplicaciones del metaverso y de la IA para la empresa, que reúnen a una comunidad de expertos para abordar en profundidad estas cuestiones: contamos con la colaboración de grandes empresas tecnológicas, como Microsoft o Google, con Universidades e instituciones educativas como el IE o ESIC, con organismos públicos como la Comunidad de Madrid o la Policía Nacional, con entidades del tercer sector como Cruz Roja y con representantes de distintas startups.

La creación de ciudades inteligentes se sustenta también en modelos de innovación abierta. En Vodafone Business tenemos el placer de colaborar en el proyecto SMARTiAGO, plataforma de gestión global para el desarrollo de vehículos eléctricos autónomos, o junto a Red.es en el desarrollo de destinos turísticos inteligentes en localidades tan emblemáticas como Ibiza, Sanxenxo, O Grove, Plasencia o Níjar. Los expertos consideran que el 5G podría permitir que las smartcities sean hasta un 70% más eficientes en la gestión de la energía. Se facilita así mejorar la calidad del aire, reducir las emisiones de CO2 y optimizar la recogida de basuras, entre otros beneficios capaces de optimizar el negocio de las empresas vinculadas a estas iniciativas.

Para ser puestas en marcha, todas estas actividades necesitan creatividad y cierto margen para la colaboración. Es el caso del Proyecto Minerva, un programa de aceleración de empresas que desarrollamos junto a la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades de la Junta de Andalucía. En la última edición, hasta 750 emprendedores TIC han registrado 180 solicitudes de innovación, lo que para cada una de ellas representa la oportunidad de llevar su proyecto al mercado en el corto plazo y con mayores posibilidades de éxito. En definitiva, la innovación abierta promueve una cultura corporativa mucho más horizontal e inclusiva, que favorece nuevas formas de trabajo y diferentes maneras de optimizar el negocio. En ella caben tanto la búsqueda de oportunidades y tendencias, como la anticipación a desafíos que deberemos afrontar si queremos mejorar la relación corporativa con clientes y empleados. El objetivo es que las empresas seamos cada vez más eficientes y apliquemos sistemas que optimicen recursos e impulsen ventajas competitivas en cada mercado donde operamos. ¿Alguien creyó que podríamos llegar solos a la luna?