ChatGPT golpeará al monopolio de Google en el negocio de buscadores

La integración de las herramientas de inteligencia artificial en los buscadores no sólo socavará el monopolio tradicional de Google en el sector, con Bing como previsible fuerza emergente, sino que también amenazará con revolucionar el actual modelo de la publicidad ‘online’ vinculado al buscador.

El duelo de inteligencias artificiales entre Microsoft (Chat GPT) y Google (Bard) promete dar mucho juego. La controversia podría recordar las batallas de Pepsi y Coca-Cola, McDonald’s y Burger King, Nikon y Canon o Unilever y Procter & Gamble. Esas contiendas las dirime un campeón y un aspirante. El primero tiene poco que ganar y mucho que perder, justo lo contrario que el segundo. Siempre es así.

La asunción de riesgos del buscador que ahora supera el 84% de cuota de mercado global invita a Google a innovar con precaución, frente al 9% de participación que atesora el Bing de Microsoft. Eso sí, cada punto ganado o perdido de uno u otro vale cientos de millones de euros. También, la victoria de un bando puede darse la vuelta al día siguiente, lo que anima a estudiar con cautela el actual duelo entre los dos robots.

1 Las prisas son pésimas consejeras. Esa lección debe aprenderla Google, que puso a hacer horas extras a sus ingenieros en cuanto vieron que ChatGPT logró entre un lunes y un viernes lo mismo que Netflix en más de tres años o lo que Twitter en 24 meses. Sus 100 millones de usuarios en apenas dos meses dice mucho del fenómeno tecnológico del mundo. Pero las premuras también ponen en mal lugar a los analistas y analistos que el pasado lunes realizaron alegres juicios de valor al descalificar Bard. Conviene rememorar el incidente. Un vídeo promocional del nuevo chatbot de Google deslizó un dato erróneo ante una pregunta aparentemente inocente. “¿Qué nuevos descubrimientos del telescopio espacial James Webb (JWST) puedo contarle a mi hijo de nueve años?”. En pocos segundos, el robot atribuyó a la NASA el descubrimiento del primer planeta fuera del sistema solar (exoplaneta), cuando lo correcto hubiera sido referirse al VLT de la Agencia Espacial Europea.

2 El desliz tecnológico más caro del mundo. El referido patinazo de Bart se convirtió de inmediato en el más caro y fulgurante del sector tecnológico, con un desplome en bolsa de 100.000 millones de dólares, lo que esfumó en apenas unos minutos alrededor de 92.800 millones de euros, equivalente a la capitalización conjunta de Iberdrola y Santander, la segunda y tercera firmas más valiosas del Ibex 35.

3 Las inteligencias beben de las mismas fuentes. Sin ser un disparate el referido error de Bard, la lectura en origen de fuentes equívocas de información provocó el sonrojo en Google, madre de la criatura. Ese mismo escarnio podría haberle sucedido si ChatGPT de Open Ai, apadrinada por Microsoft con 10.000 millones de dólares, se hubiera sometido a un examen en condiciones similares. Nadie nace vacunado ante los fallos. Ni los humanos ni, mucho menos, las máquinas, que precisamente se nutren de datos generados por personas.

4 Google merece un respeto. La aparente bisoñez de Bard frente a ChatGPT se curará con el tiempo. Y lo hará a pasos agigantados, en cuanto la inteligencia artificial mantenga su actual velocidad de crecimiento y de implantación en la sociedad. La competencia entre las dos tecnologías hará mejores a los contendientes, como ocurrió con Messi y Cristiano en sus años mozos, con perdón de la comparación. De esa forma, la inicial debilidad de Bard frente a su rival debe medirse un poco más tarde, con mayor perspectiva y argumentos de análisis. Además, la credibilidad de Google como referente tecnológico del futuro no ofrece resquicio para la duda. Es el rey y defenderá su trono, entre otras cosas, porque su capacidad de innovación, diversificación y adaptación al medio es igual o mejor que la de sus iguales. Como recuerda la propia compañía de Mountain View, la “trayectoria es larga en el uso de la IA para mejorar la búsqueda de miles de millones de personas”. Hay que remontarse a BERT, visionario en la comprensión de las complejidades del lenguaje humano. Y lo mismo que MUM, mil veces más potente que su antecesor, y con capacidad para “captar los momentos clave de los vídeos y proporcionar información crítica, incluida la ayuda en situaciones de crisis, en más idiomas”. Y ahora llega el turno de la LaMDA, PaLM, Imagen y MusicLM, para aplicar inteligencia en el lenguaje y las imágenes hasta el vídeo y el audio. Y eso no ha hecho nada más que empezar.

5 La reinvención del buscador, de despachar respuestas a dar explicaciones. Las barras de búsquedas quedarán para el recuerdo colectivo en cuanto las herramientas de IA se integren y tomen el mando en los buscadores de Internet. Y también saltarán por los aires los actuales modelos de publicidad relacionados con las búsquedas. Bing dará un salto de gigante, comparable al de Google. Por no olvidarnos de las herramientas de inteligencia artificial especializadas en reconocimiento de voz y lenguaje natural, como Siri, Alexa, Cortana y Google. Todos se suman a la fiesta y todos saldrán reforzados para alegría de los usuarios y esta nueva sociedad del conocimiento profundo e inmediato. El gran reto de este nuevo ecosistema consistirá en la ética de los algoritmos.