Cómo puede la digitalización fomentar la educación financiera

Desde hace más de diez años, el sector financiero está experimentando una transformación digital masiva, y la tendencia sigue en aumento. La banca digital es la prueba de que las cosas se pueden hacer de otra manera; por ejemplo, de que es posible sustituir los grandes centros de datos por tecnología en la nube.

El avance de la digitalización en distintos ámbitos de la vida fomenta la transición hacia la banca digital. Con esta expansión sin precedentes en la oferta de productos digitales, el comportamiento de los consumidores ha cambiado radicalmente. Tanto si se trata de ver nuestra serie de televisión favorita como de pedir comida a domicilio, ahora casi todo puede hacerse digitalmente. Según un estudio de HMD Global, el uso de smartphones en España ha crecido un 102% en la última década, por encima de la media global (90%).

La consecuencia de esta digitalización: La gama de productos y los precios de la banca y las finanzas son hoy mucho más atractivos que hace unos años.

La tendencia en la expansión de los productos financieros digitales se mantendrá al alza. Se calcula que en 2025 el volumen mundial de transacciones sin efectivo aumentará más de un 80%. En Europa, Suecia está a la cabeza como país (casi) sin efectivo, con el 80% del total de los pagos ya procesados digitalmente. España sigue muy por detrás, pero también aquí la tendencia está cambiando lentamente. Por ejemplo, en una encuesta llevada a cabo por el Banco de España en 2020, el 40% de los entrevistados preveía utilizar o aumentar el uso de medios de pago ligados a las nuevas tecnologías. Sin embargo, según numerosos estudios, aún queda mucho por hacer en dos ámbitos concretos: en primer lugar, en la digitalización de la educación y, en segundo lugar, en la banca.

La capacidad de gestión de las finanzas propias es importante, pues la competencia y los conocimientos financieros contribuyen a la seguridad económica del individuo. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en Europa.

Según un estudio de la OCDE, en 2020, cerca de la mitad de los ciudadanos de la UE no tenían un conocimiento profundo de los conceptos financieros básicos, sobre todo personas mayores, jóvenes y grupos con menores ingresos, como las mujeres.

Los tiempos económicamente difíciles plantean retos adicionales. La pandemia de Covid-19, la guerra en Ucrania y la escalada de la inflación están creando un entorno macroeconómico complicado para muchas personas. La educación financiera por sí sola no resolverá estos problemas, pero puede mejorar la situación financiera de muchos. Ya se han puesto en marcha varias iniciativas en toda la UE, como el recientemente aprobado plan de competencias para adultos. En algunos países europeos, la educación financiera está incluida en el currículo escolar; por desgracia, eso sigue siendo una rareza en España. Como consecuencia, el acceso a estos conocimientos no es equitativo para todos.

La digitalización puede contribuir a democratizar la educación financiera: Las personas que utilizan productos y servicios digitales suelen ser más competentes desde el punto de vista financiero. Aquí es donde entran en juego las iniciativas y programas digitales, a los que los bancos pueden y deben contribuir.

La banca digital -y la banca móvil en particular- es cada vez más simple y atractiva, gracias al uso generalizado de los smartphones. Con las nuevas tecnologías, los bancos tienen innumerables oportunidades para hacer que sus productos sean más intuitivos, mejorar la forma en que los clientes se relacionan con sus propias finanzas y fomentar la educación financiera, en lugar de exigirla. Entonces, ¿cuáles son exactamente los beneficios de aprovechar estas oportunidades?

1. Los productos digitales pueden proporcionar a los clientes una visión general de sus finanzas personales, en cualquier momento y en cualquier lugar, ayudándoles a sentir que tienen el control de su economía. y menos desbordados o desinformados, Los resultados de las encuestas de los últimos años corroboran esta asociación negativa: 7 de cada 10 millennials prefieren ir al dentista antes que al banco.

2. Es más sencillo para los usuarios analizar sus ingresos y gastos. Los presupuestos digitales, integrados en los productos bancarios cotidianos, pueden analizar automáticamente los comportamientos de consumo. Esto facilita que los clientes entiendan sus gastos y tomen decisiones informadas desde el punto de vista financiero.

3. Ahorrar es más fácil. Las funciones de ahorro digital pueden automatizar el comportamiento de ahorro, que es más fácil que ahorrar dinero activamente. También es más fácil determinar cómo optimizar los hábitos de ahorro mensuales. Establecer objetivos de ahorro realistas es esencial para que los clientes tengan una relación positiva con sus finanzas.

4. Los productos bancarios digitales permiten la personalización, desde la gama de tipos de cuenta hasta los productos, funciones y servicios adicionales. De este modo, la banca puede adaptarse a las necesidades y preferencias individuales de cada cliente, ¡y no al revés!

La banca digital nació con el objetivo de mejorar la relación entre los clientes y su dinero. Los productos y funcionalidades modernos, la inteligencia artificial y la educación financiera integrada ayudan a simplificar la gestión del dinero. Por eso, los bancos que impulsan la digitalización contribuyen significativamente a la educación financiera. Un enfoque paneuropeo y en todo el sector de los servicios y funciones digitales puede marcar una gran diferencia. Proporcionar de forma proactiva a los clientes información sencilla y comprensible, ayudándoles al mismo tiempo a adquirir soltura con la tecnología, es una gran oportunidad para todo el sector financiero: ¡solo tenemos que aprovecharla!