Cómo la tecnología impulsó el autoconsumo

A nivel mundial, estamos a punto de enfrentarnos a un cambio radical en el mix energético. Veremos cómo llega la electrificación de la economía en un orden de magnitud muy superior a lo que se preveía hace unos años: la electricidad va a incrementar cerca de 2,5 veces su peso en el consumo final de energía para 2050 y se espera que el peso de las energías renovables en la producción global de electricidad tenga un crecimiento exponencial.

La adopción de nuevas energías renovables va a ser especialmente relevante en el sector residencial. 2022 es un ejemplo claro de ello: está siendo el año del despegue del autoconsumo en España. Existen varios factores, tanto coyunturales como estructurales, que explican este boom: desde una regulación más favorable y moderna hasta las distintas bonificaciones y ayudas fiscales, pasando por los altos precios de la energía.

Y es que instalar paneles solares ya es muy rentable. Para una vivienda unifamiliar media, hablamos de un periodo de amortización de entre 3 y 6 años y esto es, en gran parte, gracias al descenso de los costes de hardware. En los últimos 10 años, los costes de material se han reducido un 70% y las previsiones indican que se reducirá otro 72% hasta 2050.

En este contexto, es fundamental facilitar la adopción de la energía solar para el consumidor medio. En Samara estamos desarrollando software propio que nos permite no sólo ser más eficientes y reducir costes, que se traducen en un menor precio para nuestros clientes, sino también acelerar la transición energética para que esta sea más sencilla y beneficiosa para nuestros clientes. Nosotros hacemos de la innovación un valor diferencial en el sector y ofrecemos un seguimiento proactivo que combina tecnología y el know-how de nuestros gestores energéticos, profesionales que ejercen de punto de contacto único y personalizado con el cliente. Los hogares del futuro tendrán paneles solares, baterías de almacenamiento y una calefacción inteligente. Sin embargo, a día de hoy la red continúa teniendo ineficiencias y presenta oportunidades de mejora, y aquí es donde el rol de la tecnología se torna fundamental para reducir al máximo la factura de la luz y las emisiones de carbono.