La vida en el año 2070 será más sostenible (o entonces quizá no será)

El ejercicio de futurismo que han realizado desde la World Government Summit se propone revelar cómo será la vida en nuestro planeta de aquí a dentro de 50 años. Si a veces ya resulta difícil vislumbrar cuáles serán las tendencias tecnológicas del próximo año, aún más complicado se antoja adivinar qué será del mundo en cinco décadas.

Esta organización, que celebra todos los años en Dubái un encuentro con líderes mundiales en distintos campos como la innovación y la tecnología, se ha arriesgado mucho. Hay que reconocerlo. Pero sus aportaciones resultan interesantes y apuntan casi todas ellas a una misma dirección: quizá nos equivoquemos con algunas de esas tendencias, algunas ciertamente disparatadas desde la óptica actual, pero lo que queda claro es que el mundo tendrá que ser en 2070 más sostenible o, si no, simplemente, no será.

La tecnología se postula así como una de las grandes aliadas que tiene el hombre para combatir los efectos del cambio climático. Los expertos ya advierten de que si no modificamos muchos hábitos en breve quizá ya será demasiado tarde para revertir la situación. Nos queda también confiar en la capacidad de la naturaleza para regenerarse, como nos demostró sobradamente durante el periodo de confinamiento, en el que se paralizó la actividad humana.

Entre las cosas que verán los 10.000 millones de habitantes que tendrá la Tierra por aquel entonces, nos hablan de que el sol será nuestra principal fuente de energía. Explican que podremos captar toda su fuerza a través de unos paneles gigantescos, de un kilómetro de longitud, que orbitarán alrededor del astro rey. O de un ascensor de 36 kilómetros con el que, entre otras cosas, obtendremos un internet más seguro y fiable... También habrá llegado por aquel entonces la ansiada teletransportación cuántica, que hará innecesario que nos montemos en un avión o incluso en un coche para ir de un lugar a otro. Los laboratorios ya trabajan en hacerlas realidad, pero, como ya advertimos, cuesta creer que muchas de estas ideas puedan llegar a materializarse en algún momento. Entre otras cosas, porque se proponen en sus principios desafiar a las mismísimas leyes de la física más elemental.

Pero la ciencia ficción no tiene límites. Y tampoco hace solo unas décadas hubiéramos concebido que un simple dispositivo que cabe en nuestro bolsillo tuviera la capacidad de cálculo y nos ofreciera tantas herramientas de comunicación, trabajo y entretenimiento como nos brinda cualquier smartphone. Tampoco creeríamos algunas de las cosas que la inteligencia artificial está siendo capaz de ofrecer en tantos campos... Por todo ello, seguiremos confiando en el poder de la tecnología para resolver algunos de los grandes retos pendientes.