El nuevo metaverso que nos espera de aquí al año 2030

Durante mucho tiempo, las industrias han buscado formas de aumentar la productividad, la eficiencia y la resiliencia, y la digitalización se ha convertido en uno de los métodos fundamentales para lograrlo.

Uno de los caminos que muchas han tomado es la adopción de nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como la inteligencia artificial (IA), la computación en la nube y los modelos SaaS. Impulsada por tendencias como la sostenibilidad medioambiental y la ciberseguridad, esta evolución permitirá que nazcan soluciones innovadoras y, fusionada con las redes 5G, está llamada a añadir 7.370 millones de euros al PIB mundial de aquí a 2030.

Mientras que la mayoría de las industrias digitales, como el comercio minorista, los medios de comunicación y la banca, han evolucionado con el Covid-19, los sectores más físicos, como la fabricación, la sanidad, el transporte y la energía, apenas han arañado la superficie del importante valor que la digitalización puede generar en términos de aumento de la seguridad, la productividad y la eficiencia.

Por suerte, el mundo se acerca ahora a la “gran inversión”: un nuevo ecosistema de 5G y tecnologías clave relacionadas, como la infraestructura de nube periférica, la softwarización, la inteligencia aumentada/aprendizaje automático, así como sensores avanzados y robótica. En consecuencia, la necesidad de competencias digitales del futuro será cada vez más crítica, impulsada por las tecnologías emergentes que potencian la Web3, la nube y quizá una de las mayores innovaciones de las TIC, el metaverso.

Descrito como “la próxima evolución de la conexión social y el sucesor de Internet móvil”, el metaverso se ha centrado hasta la fecha en experiencias dirigidas al consumidor e impulsadas por el compromiso de las marcas. Sin embargo, las oportunidades más impactantes vendrán de otras formas de este entorno virtual y aumentado: el metaverso Industrial y Empresarial. Son estas aplicaciones las que permitirán a las organizaciones difuminar las fronteras entre los entornos físico y digital y remodelar el mundo, denominado como “gemelos digitales”.

En la práctica, esto significa que los proyectos pueden desarrollarse virtualmente antes de reproducirse en el mundo real. Así, por ejemplo, utilizando realidades aumentadas y virtuales (RA/RV), los empleados de una fábrica podrán diseñar y probar equipos antes de desplegarlos en una línea de producción real, limitando así los riesgos y prediciendo con mayor precisión los volúmenes de producción necesarios.

Ya estamos recogiendo los frutos de la digitalización en varias industrias. Una granja de los Países Bajos desplegó una solución de agricultura de precisión con tecnología 5G en la que una aplicación identificaba los cultivos de las malas hierbas y activaba a distancia la pulverización automática para eliminarlas, dando como resultado un aumento de 6,7 veces en la productividad.

Los grandes descubrimientos de la medicina y la ciencia también se producirán a un ritmo más rápido, lo que permitirá que organizaciones y naciones se unan para resolver problemas mundiales como encontrar una cura para el cáncer o hacer frente a la crisis climática. Sin embargo, para que la experiencia sea totalmente inmersiva, hay otras soluciones tecnológicas que tendrán que ponerse al día primero.

Al metaverso se accede a través de dispositivos inteligentes y wearables, que requieren una conexión a Internet de alta velocidad, flexible y estable. Para adaptarse a ello, las redes deben realizar avances significativos en latencia, fiabilidad, ancho de banda y velocidad, lo que incluye retirar o reciclar las redes y frecuencias 2G y 3G existentes en favor de las centradas en 5G y 6G.

A medida que nos adentramos en una nueva era de inmersión y digitalización industrial sin precedentes, se creará un nuevo nivel de expectativas para los proveedores de redes basado en la fiabilidad, ubicuidad, seguridad y sostenibilidad de las redes en las que operan.

Si bien la adopción por parte de los consumidores se producirá al cabo de varios años, ya estamos viendo que la adopción industrial y empresarial se está produciendo a un ritmo rápido. Por ejemplo, IBM ya dispone de una plataforma de intercambio de gemelos digitales que permite a las organizaciones adquirir gemelos digitales de sus socios.

El lanzamiento de las redes 6G supondrá por fin la fusión plena de nuestras vidas digitales y físicas, lo que ayudará a las empresas a construir la infraestructura subyacente del metaverso. El desarrollo de programas como Hexa-X-II, la segunda fase de la iniciativa emblemática europea 6G liderada por la Comisión Europea que sentará las bases de la normalización 6G, también permitirá a las organizaciones impulsar futuros avances en conectividad.

Se prevé que la economía del metaverso alcance más de 759.000 millones de euros en 2030. Las organizaciones que inviertan ahora en esta tecnología son las que ganarán la carrera inicial de la innovación. No obstante, el metaverso solo podrá alcanzar todo su potencial si las organizaciones colaboran para crear un entorno abierto, seguro, ecológicamente sostenible y que incluya a todos.

En 2030, todo lo que ocurra en el mundo digital afectará al físico y viceversa, y todo objeto físico que pueda vincularse al mundo digital estará conectado. Mientras que muchos consumidores verán en el metaverso un nuevo medio para unirse a comunidades y participar en actividades, empresas y naciones utilizarán el metaverso industrial y empresarial para impulsar la innovación, la colaboración y la economía, así como para crear formas más seguras y sencillas de manejar tecnologías muy complejas. Aquí es donde el metaverso se vuelve realmente apasionante.