Montblanc firma las paces entre la relojería tradicional y el ‘smartwatch’

La compañía alemana eleva su cuota de ingresos con su apuesta por los relojes inteligentes, en apacible convivencia con las plumas estilográficas, la marroquinería y los relojes de lujo de toda la vida.

La firma Montblanc ha conseguido lo más parecido a la cuadratura del círculo al reconciliar la relojería tradicional de alta gama con los smartwatches de nuevo cuño. Con su última propuesta ya en las boutiques de la marca, el modelo Summit 3, el grupo germano tumba los imposibles al hermanar dos mundos aparentemente antagónicos. Por un lado, deslumbra el peso de 116 años de fabricación de plumas estilográficas y por otro sorprende la agilidad de la enseña para codearse con los gigantes tecnológicos. La suma de ambos vectores pone de relieve la capacidad del icono empresarial para adaptarse a los nuevos entornos digitales.

El flirteo con las telecomunicaciones que escandalizaría en Cartier, Rolex o Patek Philippe se proyecta en Montblanc como una línea de actividad que poco a poco incrementa su cuota de ingresos, en apacible competencia con la escritura, la marroquinería y la relojería tradicional.

La digitalización de la sociedad ha logrado que el crecimiento interanual de los smartwatches supere con holgura el 20% y que Watch de Apple sea el reloj más vendido del mundo, ya por séptimo año consecutivo. Es el signo de los tiempos de dos productos que tienen en común que dan puntualmente la hora, además de decir mucho sobre el gusto del usuario que los luce.

Desde Montblanc International GmbH tienen claro que su propuesta de mercado es muy diferente a la del resto de la electrónica de consumo. Nada que ver. Por lo pronto, la fabricación se limita a Suiza y la distribución se reduce a un puñado de puntos escogidos en grandes almacenes, joyerías y establecimientos con nombre alpino.

De puertas para adentro, Montblanc asume que sus smartwatches difícilmente podrán imitar la secular pervivencia de otros productos llamados a acompañar a sus usuarios a lo largo de varias generaciones. Las actualizaciones de software condicionan la edad media de los dispositivos a menos de una década, así como la durabilidad de la batería o la velocidad de desarrollo de los microchips. En el caso del Summit 3 de Montblanc, el socio elegido es Qualcomm, fabricante que aporta su chip ‘Snapdragon Wear 4100+’, compuesto por un potente procesador de aplicaciones y un coprocesador de muy bajo consumo”, según explica la empresa. Esta arquitectura híbrida permite ofrecer un rendimiento y una conectividad superrápidos, una experiencia más inteligente siempre activa y una mayor duración de la batería para la próxima generación de smartwatches conectados”, añaden las mismas fuentes.

Qualcomm asegura que el nuevo sistema en chip del último modelo de smartwatch de Montblanc está diseñado para ofrecer un 85% más de rendimiento en comparación con plataformas anteriores (’Snapdragon Wear 3100’), para así agilizar el lanzamiento de las aplicaciones, “junto con una mayor capacidad de respuesta de la maquinaria y una experiencia más rica en fotos y vídeos”.

Alianza con Qualcomm

Para redondear la jugada, el procesador admite ahora hasta 64.000 colores y amplía las experiencias de descarga para incluir la monitorización continua de la frecuencia cardíaca, así como una respuesta más rápida a la inclinación y al encendido, además del conteo de pasos y la gestión de alarmas, temporizadores y gestos hápticos. El bajo consumo es otro de los fuertes del corazón del Summit ya que utiliza la tecnología de 12nm, capaz de reducir el consumo de energía más del 25% y así prolongar la vida útil de la batería con cada carga.

En cuanto a las prestaciones de la última criatura inteligente de Montblanc aresora las funciones propias de los smartwatches con sistema operativo Wear de Google, lo que incluye mensajería instanntánea en la muñeca, gestión de llamadas, seguimiento detallado del sueño y la actividad física. Lo que queda fuera del alcance del resto de los smartwatches del mercado es el prestigio de la marca alemana y el diseño de una esfera de 1,28 pulgadas cuyo aspecto es comparable a cualquier otra pieza de la relojería de lujo.