La ‘confianza digital’ apenas tiene valedores en las grandes compañías

El último informe de la comunidad global ISACA desvela la brecha que existe entre “las acciones y las intenciones” de las empresas en asuntos de seguridad, reputación, calidad y buenas prácticas.

La confianza digital proyecta un enorme margen de mejora en las grandes organizaciones europeas como lo refleja el escaso porcentaje de perfiles profesionales destinados a estas tareas. Según se desprende de un estudio realizado por ISACA, comunidad global que promueve la ciberseguridad entre individuos y sociedades, menos de una de cada diez empresas del Viejo Continente dedica una posición laboral especializada en esta cuestión, en concreto, apenas el 8% de las firmas sondeadas. Este porcentaje contrasta con la opinión generalizada entre las grandes corporaciones, siempre en sintonía con la importancia de este concepto, donde el 84% de los responsables empresariales y de TI en Europa reconoce la trascendencia estratégica de la seguridad de la información, privacidad, reputación, calidad y las buenas prácticas en todo tipo de interacciones digitales.

El mismo trabajo pone de relieve “la existencia de importantes brechas entre lo que las empresas hacen actualmente y lo que deberían hacer para convertirse en líderes y ganarse la confianza de los clientes en el ecosistema digital del futuro”. Bajo esta visión, y con el objetivo de ayudar a profesionales y organizaciones a conseguir sus objetivos en materia de confianza digital, ISACA señala que 86% de los encuestados afirma que la confianza digital será aún más importante dentro de cinco años, pero sólo una cuarta parte (27%) ofrece formación sobre confianza digital a su personal. La organización define la confianza digital “como la confiabilidad en la integridad de las relaciones, interacciones y transacciones entre proveedores y usuarios dentro de un ecosistema digital asociado”. En su opinión, “se trata de un factor que influye en las decisiones de los consumidores y la resiliencia de las empresas en un entorno dominado por lo digital”.

Chris Dimitriadis, director de estrategia global de ISACA, apunta que “las empresas consideran que la confianza digital es fundamental, y que su importancia irá aumentando a medida que se vaya priorizando la transformación digital, la confianza de los clientes y la seguridad empresarial. Sin embargo, todavía son muchas las organizaciones que no han adoptado las medidas necesarias para alcanzar un nivel de confianza digital maduro, lo que podría tener graves consecuencias de reputación, normativas y financieras”.

Las mismas fuentes advierte que una ruptura de la confianza digital “puede tener un impacto devastador para una empresa”. De esa forma, los encuestados reconocen que las organizaciones con bajos niveles de confianza digital sufren el deterioro de su reputación (66%), además de un aumento de brechas de seguridad (56%), más ciberataques (54%), pérdida de clientes (54%) y datos poco fiables (47%), entre otras consecuencias. Según explican los expertos consultados por ISACA, “las empresas necesitan de las métricas y los análisis de datos para conocer el rendimiento de sus inversiones. Sin embargo, menos de una de cada cinco empresas (19%) afirma que su organización mide sus prácticas de confianza digital”.

Según los datos de la encuesta, las empresas reconocen la importancia de la confianza digital, pero su desarrollo se ve frenado por la falta de capacitación y formación (53%), la falta de alineación con los objetivos empresariales (42%), la falta de compromiso de los líderes (37%), la falta de presupuesto (37%) y la falta de recursos tecnológicos (30%).

Rolf Von Roessing, evangelista de ISACA, incide en la misma dirección al asegurar que “la confianza digital debe ser respaldada por toda la empresa. Todos los departamentos deben incorporar políticas a su actividad y determinar cómo pueden promover la confianza digital tanto entre los clientes como entre los empleados. Las organizaciones que sitúan la confianza digital en un primer plano tienen muchas más probabilidades de ver su negocio prosperar y de obtener rendimientos más rápidos sobre sus inversiones”.

En cuanto al impacto de la confianza digital en la transformación, más de tres cuartas partes (76%) de los encuestados reconocen la implicación de ambos conceptos. En consecuencia, “las empresas están realizando cambios en sus estructuras organizativas, y el 29% afirma que es probable que en cinco años su organización cuente con una posición directiva dedicada a la confianza digital”.

Los directivos encuestados enumeran los tres principales componentes de la confianza digital que son la seguridad, la integridad de los datos y la privacidad, pero menos de la mitad considera que hay suficiente colaboración entre los profesionales relacionados con la confianza digital.

Según los resultados de la encuesta, en la que participaron 2.755 profesionales globales de negocios y de TI, las tres principales funciones de la confianza digital que conviene reforzar son: la estrategia/gestión de TI (85%), la seguridad (82%) y las propias Tecnologías de la Información (69%). Ante ese panorama, “muchas organizaciones se encuentran todavía en las primeras fases de la transformación digital, por lo que la necesidad de contar con una confianza digital apropiada les ofrece una oportunidad inigualable para que sus profesionales se muestren proactivos, adquieran conocimientos y lideren un equipo multidisciplinar”.