España sale a la ‘caza’ de las fábricas de chips

El comisionado del ‘Perte Chip’ confía en atraer dos plantas de fabricación de microchips y semiconductores en un plazo de cinco años, con un plan de 12.250 millones de euros.

Confiamos en traer a España dos fábricas de chips en los próximos cinco años”. Así lo ha asegurado Jaime Martorell Suárez, comisionado del Perte de Microchips y Procesadores -o Perte Chip-, en un encuentro organizado por elEconomista.es y Hill+Knowlton, donde se reunió Martorell con los primeros ejecutivos de empresas como Qualcomm, Cisco y Deloitte en España para analizar el alcance de este proyecto, dotado con 12.250 millones de euros.

Porque han saltado todas las alarmas. Más del 80% de los procesadores o chips del mundo se fabrican en China. Solo un 9% se producen en Europa y otro 9% en Estados Unidos. Occidente se ha dado cuenta -quizá un poco tarde- de que no puede depender de este único país para disponer -o no- de un activo que en estos momentos de creciente digitalización es más que estratégico. Además, su demanda no para de crecer. No es una cuestión baladí ni que afecte solo a las compañías tecnológicas. Los chips los encontramos en todas partes y son indispensables ya para la industria de la automoción, para las biotecnológicas, para la seguridad, la logística, el transporte, la aeronáutica, la espacial...

Cambia, todo cambia

Todos estos sectores se ven totalmente afectados si las fábricas chinas deciden cerrar por una nueva alerta sanitaria, como ha venido sucediendo en los dos últimos años y medio de pandemia. También se podrían complicar aún más las cosas si los impredecibles gobernantes chinos se decantaran por apoyar a Rusia en su criminal estrategia de reconquistar imperios trasnochados... China tiene la sartén bien agarrada por el mango y tanto la pandemia como la nueva situación geopolítica han tensado la cuerda y provocado diferentes iniciativas en los gobiernos de Estados Unidos y de varios países de Europa. Todos ellos quieren acoger las nuevas plantas que construirán las únicas empresas que tienen capacidad de fabricar chips.

En ese marco, el 24 de mayo de este año, el Consejo de Ministros aprobaba un Perte (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) sobre Chips y semiconductores. Dotado con 12.250 millones de euros, su objetivo es “reforzar las capacidades de diseño y producción de la industria de la microelectrónica y los semiconductores en España desde una perspectiva integral y favorecer la autonomía estratégica nacional y de la Unión Europea en este sector”, explica Jaime Martorell, comisionado del Perte Chip.

Para contextualizar un poco, diremos que en el mundo se pueden contar con los dedos de una mano las empresas con capacidad para fabricar este tipo de componentes. Entre ellas, destaca la estadounidense Intel, la surcoreana Samsung y la taiwanesa TSMC. Como decíamos antes, la amplia mayoría de sus plantas se radican en China. Apple y Sony, por ejemplo, quieren reducir su dependencia de terceros con plantas propias. Para hacernos una idea de la complejidad de esas operaciones, la fábrica que quiere construir Sony en Japón está presupuestada en más de 6.000 millones de euros. Esta compañía nipona sufrió mucho cuando lanzó la consola Playstation 5, que solo pudo producir a cuentagotas a medida que sus proveedores les facilitaban los dichosos chips. Más recientemente, hemos visto cómo plantas de automoción ralentizan su producción o cierran parcialmente ante la imposibilidad de acabar los vehículos con los procesadores...

Complejidad creciente

El mercado de chips también ha evolucionado con la ey de Moore de forma exponencial: el primer microprocesador de Intel que salió en 1971 incluía 2.300 transistores y hoy contamos con chips de 50.000 millones de transistores, capaces de realizar 20 por 10 elevado a 12 operaciones por segundo. Sirva como ejemplo para mostrar esa complejidad en su fabricación.

“Confiamos en traer a España dos fábricas de chips en los próximos cinco años, el tiempo de vigencia del Perte”, repite Martorell varias veces en este debate. “Llegamos a tiempo, vamos al mismo ritmo que Estados Unidos y otras iniciativas puestas en marcha en la Unión Europea. Buscamos tener la capacidad de fabricar circuitos avanzados en España y, además, a través de estas fábricas, facilitar que todo el ecosistema se desarrolle y funcione conjuntamente. Nuestra tarea no solo está en que vengan esas fábricas, sino que nos preparemos para ello, que desarrollemos clientes, aplicaciones...”, añade.

Compromiso de Moncloa

Los contactos para lograr ese objetivo se están produciendo al más alto nivel. El pasado 31 de agosto, Pedro Sánchez se reunía más de una hora en La Moncloa con Jong-Hee Han, vicepresidente y CEO de Samsung Electronics. “El Gobierno está empeñado en conseguirlo y lo está haciendo bien. El Perte está muy bien diseñado y, si vienen las fábricas, nosotros ya hemos manifestado que seremos clientes”, explica Douglas Vaz Benítez, director general de Qualcomm para España y Portugal. “Apoyamos la deslocalización y diversificación geográfica en la fabricación de chips y por eso apoyamos también los planes de Estados Unidos y otros países de Europa”, añade. Se refiere al Chips and Science Act, aprobado recientemente por el Congreso de Estados Unidos y que destinará 52.000 millones de euros al mismo objetivo que el Perte español.

Recuerda el directivo de Qualcomm que el objetivo de la UE es llegar en 2030 al 20% de la producción global, frente al 9% actual. “Sin embargo, como se espera que la demanda se duplique de aquí a entonces -al crecer a un ritmo del 7-9% anual- eso significará que Europa multiplicará por cuatro su capacidad de producción”, explica. Vaz coincide con el comisionado del Perte en que “llegamos a tiempo porque hay mucho mercado para abarcar”.

Por su parte, Carlos Bofill, socio del área de Subvenciones e Incentivos de Deloitte Legal, es “pragmático”. Destaca que “hay un compromiso del Gobierno de explicarlo bien a los jugadores del mercado” y que “el incentivo o la ayuda financiera a conseguir es la máxima que se va a poder obtener gracias a esa modalidad elegida de Perte”. “Ahí somos muy competitivos frente a las otras ofertas de otros países. Al consejo de una empresa le influye mucho eso en función del retorno que van a obtener en los próximos años”, añade.

Mucha vida más allá del chip

Todos los participantes en este encuentro coinciden en aclarar que hay mucha vida más allá de la fabricación del chip, que existe un ecosistema muy amplio. “Podemos equiparar la situación a la industria aeroespacial en los años 70. La gente solo veía el cohete, pero detrás y alrededor de él hay muchas industrias relacionadas”, explica Andreu Vilamitjana, director general de Cisco España. “Ya contamos en España con un centenar de empresas que trabajan en aspectos relacionados con los procesadores -en Málaga, Valencia, Madrid, Barcelona- y que ya se están viendo más valoradas gracias a esta iniciativa”, añade.

El primer ejecutivo de Qualcomm en España insiste en que las empresas más valiosas no son las que fabrican los chips, sino las que los diseñan y quienes desarrollan la I+D. Tanto Cisco como Qualcomm trabajan en esas dos fases previas, pero no se dedican a la fabricación en sí, que encargan a las plantas especializadas de terceros. De ahí que ambas compañías apoyen el Perte y se postulen como clientes de esa próxima y esperada producción española. El socio de Deloitte considera que “la puesta en marcha de este Perte supone una iniciativa relevante, necesaria y que llega en un momento muy oportuno en línea con la estrategia de la Comisión Europea, y con la Ley europea del Chip”.

“Tenemos todos los mimbres necesarios para conseguir que vengan fábricas a España, pero es importante que no nos dejemos a nadie atrás. El camino va a ser casi tan importante como el final. Y, sobre todo, conviene que elijamos bien dónde vamos a concentrar esos esfuerzos”, destaca el representante de Cisco. Coinciden con él el resto de participantes en este debate, dada la amplia variedad de chips que se están produciendo y que demanda el mercado. De esta manera, no tienen nada que ver los que necesita un automóvil a los que alimentan un servidor de datos, un teléfono móvil o un altavoz inteligente. E insisten en que conviene focalizar bien los esfuerzos y elegir perfectamente dónde apuntar.

Estricta confidencialidad

Les preguntamos por los retos y coinciden también en que los hay. Carlos Bofill, de Deloitte, apunta a la hiperregulación como uno de los posibles hándicaps a la hora de fortalecer ese ecosistema. El comisionado tranquiliza: “Estamos trabajando para agilizar los procesos y ofrecer diferentes opciones para financiar los proyectos”. Y recuerda Bofill que “hay que poner a trabajar juntos a todos los actores, sin olvidar que algunos de ellos son rivales, que cada uno defiende su I+D, con una confidencialidad estricta, encontramos aspectos que hacen muy compleja esa colaboración, pero es muy importante lograr ese impacto en la cadena de valor”.

Vilamitjana, de Cisco, recuerda la importancia de la colaboración público-privada en este tipo de proyectos y se pregunta por dónde recibirán las empresas el mejor tratamiento fiscal, algo a considerar por estas empresas. El comisionado del Perte reconoce que “Alemania ya tiene fábricas y aquí vamos a poner la primera”. “España tiene todas las condiciones óptimas para atraer empresas de este tipo. Estamos ante un reto europeo de constituir una red y un ecosistema, que se reparta esta capacidad de fabricación y de tecnología, estoy seguro de que lo conseguiremos”, añade.

A la hora de destacar las fortalezas, insisten mucho estos expertos en la necesidad de alimentar ese ecosistema que ya va emergiendo y en el talento que sale de nuestras escuelas de ingeniería. Ven también el Perte Chip como una oportunidad para recuperar a todos esos ingenieros que un día decidieron marcharse de España en busca de oportunidades. “Se habla mucho de dinero, pero no es lo más importante. Por supuesto que va a haber competencia entre países, pero los alicientes que España presenta son muchos. En mi caso, puedo decir que la mitad de los trabajadores de Cisco en España no trabajan para la actividad de aquí, sino para Cisco global”, recuerda Andreu Vilamitjana. En este sentido, también Meta -antigua Facebook- preguntó a sus trabajadores dónde querían trabajar y el país más solicitado fue el nuestro.

Señala Bofill, de Deloitte, que “la materialización de Perte supone un reto en gran parte debido a la propia idiosincrasia del sector y al complejo sistema de ejecución de los fondos”. “Es imprescindible que aprendamos de la experiencia de los Perte precedentes para conseguir que la gran cantidad de fondos asignados a este proyecto estratégico se puedan distribuir de forma eficaz”, añade.

Aprender de otros Pertes

Douglas Vaz Benítez, de Qualcomm, reitera su enhorabuena a la iniciativa, que califica de “ambiciosa, optimista y en la dirección correcta”. Y recuerda también, quizá para evitar desengaños, que “contar con una fábrica de semiconductores en España no va a suponer una gran repercusión en el PIB, ni generará cientos de miles de empleos, pero tendrá un poder transformacional del país porque transmitirá un mensaje muy importante: podemos generar tecnología relevante a nivel global. Es un mensaje muy potente que después se trasladará a muchos niveles de la sociedad y que potencia el talento en las universidades”. El comisionado del Perte insiste en que “si no tuviéramos el Perte Chip, dentro de cinco o diez años estaríamos igual”. Y concluye: “Tenemos la oportunidad darle la vuelta a la situación, de aprovechar esta ocasión de convertir a España en un centro tecnológico como cualquier otro país europeo o incluso más”.