Diversificar la fabricación de chips, una cuestión más que estratégica

Cabría imaginarse un escenario en el que todo el petróleo o el gas del mundo procediera de un único país? ¿O que confiáramos a un productor en exclusiva una materia prima fundamental? Sería un disparate que se llegara a esa situación... Pues eso mismo viene sucediendo con la fabricación de los chips, en manos de cinco empresas que concentran más del 80% de su fabricación en China. Solo Intel produce en Estados Unidos el 9% de sus chips y otro 9% sale de Europa. Estos elementos se han convertido en fundamentales para esta sociedad digitalizada. Los encontramos en los teléfonos inteligentes y en los ordenadores y videoconsolas, pero también en los vehículos, en cualquier dispositivo conectado del Internet de las cosas, en los altavoces inteligentes, etc.

La pandemia ha acelerado la digitalización, ha aumentado la demanda de estos componentes y en industrias donde hasta ahora no los necesitaban. Para más inri, la nueva situación geopolítica anima aún más a diversificar la producción de estos sofisticados elementos. En Occidente, las mentes más preclaras se han preguntado por fin qué pasaría si un día China cancelara los envíos de los chips al resto del mundo. Alertados por esa hipotética situación, se han puesto manos a la obra con ambiciosos planes de estímulo a esas cinco empresas para que instalen sus plantas de producción dentro de sus fronteras. Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y también España han entrado en una competencia feroz para conquistar a esos productores, conscientes de la complejidad que implica la construcción de una factoría de este tipo. Como ejemplo, citemos que Sony planea construir una fábrica de chips en Japón y que prevé invertir en ella más de 6.000 millones de euros.

La iniciativa aprobada por el Gobierno de España en esa dirección contempla destinar 12.250 millones de euros a este fin de aquí a dentro de cinco años. Se ha constituido para ello un PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica). Su máximo responsable, Jaime Martorell Suárez, ha participado en una mesa redonda organizada por elEconomista.es y Hill&Knowlton junto a primeros espadas de Cisco, Qualcomm y Deloitte en España para compartir inquietudes. “El objetivo de este proyecto es contar con la capacidad de fabricar circuitos avanzados en España y, además, a través de estas fábricas, que todo el ecosistema que hay alrededor de ellas en cuanto a diseño e I+D se desarrolle y funcione conjuntamente”, explica Martorell. Añade que España no llega tarde a esta carrera, que lo hace a la par que Estados Unidos y el resto de la Unión Europea y que “tenemos todos los mimbres para captar dos fábricas de procesadores en España”. Desde aquí aplaudimos esta iniciativa, una carrera de fondo sin duda, pero necesaria para deslocalizar y diversificar la producción de un elemento esencial y que también servirá de acicate y apoyo a l centenar de compañías relacionadas con la industria de los chips que ya vienen trabajando en España.