Acción sin complicaciones

La saga de mundo abierto ‘Saints Row’ se reinicia manteniéndose fiel a su esencia: situaciones locas de disparos y conducción y muy pocos quebraderos de cabeza.

En los últimos años, los videojuegos de acción han ido incorporando múltiples elementos de rol. Estos títulos se han vuelto mucho más sofisticados y para avanzar en ellos suele ser necesario adquirir distintas mejoras en el equipo, planificar una estrategia antes de saltar al campo de batalla... Para quienes prefieran ir directos a la acción sin más quebraderos de cabeza ni tener que navegar por múltiples menús, el nuevo ‘Saints Row’ puede ser su título.

El estudio Volition se ha ocupado de dar nuevos aires a la saga con un reinicio completo que mantiene la esencia del original: acción en tercera persona por un mundo abierto en el que se alternan los disparos y las persecuciones a bordo de todo tipo de vehículos por tierra, mar y aire. Todo ello, sin olvidarse de buenas dosis de humor algo gamberro. Estamos ante un título totalmente arcade en el que sí podemos personalizar al principio y al máximo a nuestros personajes, hasta el más mínimo detalle, desde los dientes a cualquier otro atributo. A partir de ahí, lo mejor es dejarse llevar e ir saltando de misión en misión con naturalidad, sin agobios, por esa ciudad ficticia -Santo Ileso- ambientada en el suroeste de Estados Unidos y que se reparte en nueve distritos.

Lo mejor de todo el juego quizá sea la posibilidad de jugar la campaña principal en modo cooperativo con un amigo, por aquello de compartir la experiencia y poder reírnos de las situaciones esperpénticas que nos tocarán vivir. Eso sí, sea el tipo de encargo u objetivo que tengamos que realizar, reconocemos que siempre la cosa acabará más o menos igual: a tiros o perseguidos por alguien...

Hay que aclarar algo más: Saints Row nos ayuda a escapar del mundo real -cada vez más loco y con menos sentido común- con una parodia que en ocasiones nos invita a reflexionar. El argumento de arranque del juego es igual de simple y responde a esa sencillez que comentamos: cuatro compañeros de piso que están pasando penurias económicas deciden salir de ese agujero haciendo sus pinitos en el mundo del crimen en busca de dinero fácil. Los valores quedan al margen...

De la decisión que tomemos al principio dependerá también el nivel y desarrollo de las diferentes misiones. Así, podemos elegir entre el modo turista, en el que apenas nos dedicaremos a conducir y probar vehículos para visitar los vastos escenarios; u otros cuatro modos para definir nuestras aspiraciones reales: estafador, especulador, senséi o jefe.

En ese camino por Santo Ileso, tendremos que enfrentarnos a otras bandas, como los Panteros, igualmente sin escrúpulos, y abrirnos camino por ese Oeste americano no solo con los revólveres tradicionales, sino con otros artilugios nada convencionales que iremos encontrando. Su dinámica y navegación nos recuerda a los ‘GTA’, con el mapa de la zona en un circulito en la esquina inferior izquierda y con el móvil para ir pasando de un encargo a otro.

En el plano técnico, sí hemos notado algunas carencias. Es cierto que esta saga nunca ha buscado la simulación de la realidad, pero esta vez se echa en falta un mayor cuidado en las físicas. También al rato de estar jugándolo echamos en falta que los gráficos luzcan a la altura de las posibilidades que ofrecen las máquinas actuales. Sin embargo, insistimos que en este caso se ha enfocado todo el desarrollo en la jugabilidad. Aunque el símil cueste, nadie se pregunta por los gráficos de títulos tan adictivos como el ‘Candy Crash’ y, sin embargo, ahí están con legiones de seguidores. Así, en ‘Saints Row’, se ha primado la jugabilidad por encima de todo.

Para alargar el título más allá de la campaña principal, también se han incluido otros extras, desde minijuegos a la realización de fotografías de lugares concretos o la búsqueda de objetos coleccionables por los escenarios. En este caso el título se ha lanzado sin doblaje al castellano, solo con subtítulos, lo cual no viene tampoco nada mal para practicar, de paso, la lengua de Shakespeare.