La aristocracia de Android exhibe su inteligencia práctica

Google lanza su familia Pixel 7 (desde 649 euros) y 7 Pro (desde 899 euros), con mejoras notables en cámara, diseño, procesador, autonomía e integración del hardware con el asistente de voz.

Asombra la capacidad de los ingenieros para desarrollar mejoras en dispositivos ya superlativos de origen. En un mundo ajeno a las revoluciones y donde casi todo parece inventado, aún existen resquicios para avanzar donde parecía imposible. El mejor ejemplo lo protagoniza la familia Pixel, emblema de la inteligencia práctica de Google. Su séptima generación, presentada globalmente hace dos semanas, se consolida en la aristocracia del sector con tres argumentos ciertamente imbatibles: una cámara superlativa, un diseño rebosante de personalidad y una lograda integración de hardware y software, que incluye funciones avanzadas del reconocimiento de voz, así como el desbloqueo facial, adicional al lector de huellas oculto tras la pantalla.

El buque insignia de los móviles Android gana posiciones en las comparativas desde la primera impresión. El estilismo y tacto de sus formas inclina las balanzas a su favor con una puesta en escena elegante y funcional. El marco horizontal de su conjunto de cámaras traseras también le diferencia del resto de su especie, algo cada vez más complicado en un paisaje poblado de espejos negros por un lado y de protectores de colores por otro. Estos últimos eclipsan el encanto de los tintes de nieve, obsidiana y verde lima de los equipos, colores que lucen los Pixel 7 sólo cuando están desnudos y expuestos peligrosamente a golpes y caídas.

Con el proceso de seducción ya encarrilado, empezando por el tacto que regala el tratamiento con circonio de la carcasa, todo lo demás parece más sencillo. Las pantallas de alta gama (con revestimiento Gorilla Glass 7) se convertirán poco a poco en commodities, por lo que los análisis en este apartado aportan escasos elementos de decisión. Pese a ello, el luminoso Oled de 6,3 pulgadas del Pixel 7, ofrece una experiencia inmersiva, reforzada con bordes cada vez más estrechos. El Pixel 7 dulce tiene un ratio de 20:9, con resolución FHD + (1.080 x 2400 píxeles), con tasa de refresco de 90 HZ y picos de luz de hasta 1.400 nits. Por su parte, las 6,7 pulgadas del Pixel 7 Pro (3.210 x 1.440), con 1.500 nits y 120 Hz, con una fluidez asombrosa en la que entra en juego el nuevo microchip de la casa, el Tensor G2, Titan M2. El mismo procesador insufla vida extra a la batería de 5.000 miliamperios del Pro y los 4.355 miliamperios del Pixel 7, capaces de trabajar durante 72 horas ajenas a los enchufes y cargadores.

Capítulo aparte merece el conjunto de cámaras de la familia 7 de los pixeles. En el modelo premium, la óptica consta de tres lentes: una cámara principal de 50 megapíxeles, con luminosidad de hasta f/1.13 ‘’, un macro de 12 megapíxeles con apertura focal de hasta 2.9’’ y un teleobjetivo de 48 megapíxeles, zoom óptico de 4.8 aumentos y Super High Res de 30 aumentos. Este último, incorpora un estabilizador que se activará a partir del aumento 15, enriquecido con una vista previa en miniatura de la escena completa.

Por su parte, la cámara de los selfies dispone de 10,8 megapíxeles con luminosidad f/2,2. Este hardware permite funciones diferenciales como el enfoque macro, para congelar detalles de flores o insectos a sólo 3 centímetros de distancia del objetivo. También es sobresaliente el denominado Real Tone, con un alarde de algoritmos puestos al servicio de la fotografía de los tonos de piel. En concreto, el software ha sido programado tras analizar los detalles de 10.000 retratos de personas de color, para así mejorar el realismo y fidelidad incluso en condiciones de escasa luz.

Tanto para las fotos como para los vídeos (incluidas grabaciones con calidad 4K a 60 frames por segundo), los nuevos Pixel 7 ponen en valor la herramienta de desenfoque, recursos que permite realzar los primeros planos, con el uso de la profundidad de campo propia de la fotografía profesional. De esa forma, el usuario puede mejorar las fotos borrosas que sufren de desenfoque por movimiento.

Asimismo, el marco guiado de la cámara de los selfie también resulta agradecido para las fotos de grupo con el sector frontal con el exclusivo “TalkBack”, función que utiliza el sonido guía para asistir en el encuadre y así tomar selfies sin que nadie quede fuera. Además, permite deslizar con dos dedos en lugar de uno para abrir o cerrar el cajón de aplicaciones, las notificaciones, la pantalla de notificaciones, la pantalla de inicio o los paneles informativos.

En sintonía con otros desarrollos de modelos de la competencia, los Pixel 7 y 7 Pro disponen de un modo nocturno (Night Sight) el doble rápido que sus comparables para fotografías que requieren mayor tiempo de exposición, lo que acorta dicha captura de información gráfica con las ventajas que eso representa.