Google realiza 900.000 búsquedas con la energía mensual de una familia
Una simple consulta en el buscador más famoso requiere 0,0003 kWh, unas 30.000 veces menos que el gasto medio diario de electricidad de un hogar español energía. De hecho, el ordenador y el monitor consume más energía que Google en todo el proceso de búsqueda.
Las comparaciones pueden ser odiosas, pero también muy divertidas. Es el caso de confrontar el consumo energético de cualquier actividad cotidiana con el requerido para una simple búsqueda en Google, cifrada en apenas 0,0003 kWh, según ha reconocido la propia compañía en un documento corporativo al que ha tenido acceso elEconomista.es. Eso significa que la multinacional estadounidense podría responder con exactitud a más de 900.000 consultas en su buscador con los recursos eléctricos mensuales de una familia media española.
Es conocido que las búsquedas en Internet son universalmente gratuitas para los usuarios desde el principio de los tiempos, pero las mismas peticiones acarrean un coste considerable para la compañía que preside Sundar Pichai en esfuerzos de personal, investigación, desarrollo, mantenimiento de equipamiento y otros recursos tecnológicos y energéticos. A cambio de todo lo anterior, los ingresos publicitarios anuales de Google superan los 250.000 millones de euros, lo que compensa con creces los gastos e inversiones de la compañía, con unos márgenes de rentabilidad casi imposibles de alcanzar con ningún otro negocio conocido, además con una cuota de mercado global próxima al 96%.
Según cálculos de Redeia de la pasada primavera, la factura energética por familia en España ronda los 40,50 euros, con un consumo mensual de 270 kWh. Si se equipara ese consumo en términos económicos con la compañía de Mountain View, el mismo hogar pagaría alrededor de un euro por cada 22.000 consultas de Google, a razón de menos de 0,005 céntimos por cada búsqueda.
No obstante, ese coste unitario resulta infinitamente más liviano para Google que para cualquier ciudadano del mundo. El precio por kilovatio hora contratado por el gigante es un secreto casi mejor guardado que la receta de la Coca-Cola, pero se puede estimar que el coste por KwH que paga Google es diez veces menor que el de cualquier familia, según estiman fuentes del mercado. Además, en la anterior ecuación entran en juego múltiples variables, entre ellas el porcentaje autoconsumo empleado por la multinacional o las economías de escala que disfruta la mayor empresa de Internet del planeta. Es decir, la minuciosa optimización de los recursos energéticos de cada consulta satisfecha por el buscador es un prodigio de eficacia. Según explica Urs Hölzle, vicepresidente Senior de Operaciones, Google “ha diseñado y construido los centros de datos con mayor eficiencia energética del mundo, lo que significa que la energía utilizada por cada búsqueda de Google es mínima. De hecho, en el tiempo que se tarda en realizar una búsqueda en Google, el propio ordenador personal utilizará más energía que la que utiliza Google para responder a la consulta”. Y con tan insignificante coste unitario energético, la información solicitada recorre decenas de miles de kilómetros por tierra (fibra óptica), mar (cables submarinos) y aire (espacio radioeléctrico).
El periplo entre las peticiones de búsqueda y los cientos de resultados ofrecidos apenas se demora dos décimas de segundo e, indefectiblemente, arranca justo después de pulsar la tecla de aceptar. La orden -resumida en una o varias palabras tecleadas en la barra de búsquedas desde el ordenador, tableta o smartphone- viaja hasta el servidor web de Google más cercano. En total más de 10.000 equipos conectados a Internet hacen la primera criba y, además, con ordenadores extraordinariamente sencillos y eficientes, con procesadores modestos y con prestaciones bastante convencionales. La actividad es frenética, con más de un millar de peticiones de búsqueda por segundo, lo que arroja más de 31,5 billones de consultas al año. Según explica la propia compañía, sólo el índice de la Búsqueda de Google contiene cientos de miles de millones de páginas web que en su conjunto supera el centenar de millones de gigabytes. El diseño de la operativa podría compararse con la elaboración de colosal índice de un libro llamado Internet, capaz de actualizarse cada medio segundo, pero con un capítulo dedicado para cada palabra que aparece en cada página web pública que existe en el ciberespacio. El mérito corresponde a los llamados rastreadores, que registran todo lo que existe para que los algoritmos puedan trabajar, corregir faltas de ortografía sobre la marcha y anticipar resultados relevantes y de calidad con “modelos de lenguaje que ayudan a descifrar en qué medida las pocas palabras tecleadas coinciden con el contenido más útil disponible”, según la empresa.
Google juega con ventaja respecto a otras empresas al disponer de centros de datos el doble de eficientes energéticamente que la media del mercado. Además, la potencia de cálculo de los equipos de la compañía se ha multiplicado por cinco en el último lustro con idéntico consumo eléctrico. Al mismo tiempo, Google presume del uso de renovables, con 7 GW de energía limpia, fruto de inversiones de más de 6.000 millones de dólares en la compra de recursos de parques eólicos y solares de todo el mundo hasta 2040. Con esa proyección, la compañía confía en sostener la voracidad de información de la humanidad.