En tiempos de crisis es clave invertir estratégicamente en tecnología

En un contexto de posible recesión, sabemos que lo primero en lo que se piensa es en frenar aquellas inversiones que se tenían con objetivos para el corto y medio plazo. Esta decisión, que puede verse en contra de la lógica, tiene una explicación muy sencilla: la economía es cíclica, es decir, no siempre se comporta de la misma manera, sino que se expande y contrae según la disponibilidad de recursos. Entonces, si estas empresas se quedan paradas y no optimizan sus productos o servicios, cuando llegue el repunte económico, habrán perdido competitividad dentro de su sector. Después de explicarle esta idea a mi amigo, le compartí un informe de IDC donde mencionaban que la transformación digital va a crecer a un ritmo anual de más del 17%. Este año, en particular, se estima que la inversión alcanzará los 1,8 billones de dólares, registrando un crecimiento del 17,6% con respecto a 2021 y que, además, se espera que se mantenga hasta 2025.

Entonces, frente a su pregunta “En vuestro caso, ¿cómo haréis si os dedicáis exclusivamente a la transformación digital?”, le aseguré que lo más importante es no frenar el impulso que se le está dando la digitalización. Si las empresas no pueden correr, que caminen; pero que no se detengan. Es esencial que se adopten medidas estratégicas que permitan reducir costes y tiempos a las organizaciones.

Es cierto que quizás no sea el momento para hacer grandes transformaciones en TI o embarcarse en proyectos estructurales de gran envergadura que, dado el escenario, pueden generar incertidumbre. Sin embargo, con costes más acotados y pequeños cambios tecnológicos, también es posible obtener resultados contundentes y de valor diferencial para las empresas. En un mundo cada vez más digitalizado, destinar recursos para tecnología es indispensable para maximizar la productividad, optimizar procesos y ser más eficientes. Invertir en transformación digital es la llave que abre las puertas para potenciar las empresas, hacerlas más competitivas, fuertes y resistentes para afrontar futuros tiempos difíciles. La oportunidad de avanzar hacia ese camino está ahí. Depende de cada organización y de su estrategia sacarle todo el provecho posible.