Cómo integrar recompensas en las aplicaciones bancarias

Los programas de fidelización no son algo nuevo, forman parte de las estrategias de marketing desde hace años. Pero, hasta ahora, estos programas no han dado los resultados esperados. Afortunadamente, la tecnología actual nos permite desarrollar programas de recompensas automáticas que, al estar integradas en las aplicaciones financieras, gozan de mayor visibilidad y facilitan enormemente la labor de los usuarios que no se ven obligados a aceptar cookies, ni a seguir enlaces de afiliación. Además, al estar vinculados a los pagos con tarjeta, las marcas son capaces de ofrecer a sus clientes recompensas personalizadas adaptadas a sus gustos y hábitos de compra.

El funcionamiento es el siguiente: en el caso de Triple, hemos desarrollado una API que nos permite integrarnos en las aplicaciones bancarias y fintechs. Con ella, los bancos tienen la opción de ofrecer a sus usuarios un programa de recompensas automático basado en las transacciones realizadas con las tarjetas de pago en los comercios adheridos. Esta tecnología es capaz de analizar las transacciones, que en todo caso están anonimizadas, y así identificar cuándo los usuarios han llegado al umbral establecido por cada uno de los comercios para obtener la recompensa en efectivo que, después, será ingresada en su cuenta.

¿Las ventajas? Las entidades mejoran el NPS (Net Promoter Score), que mide la lealtad de tus clientes, y reducen el Churn Rate o tasa de abandono, a la vez que fortalecen la relación con los usuarios. También promueven el pago con tarjeta de crédito y débito y el uso de su aplicación móvil. Los consumidores se benefician de las bonificaciones ofertadas por las marcas sin modificar sus comportamientos. Solo tienen que comprar como habitualmente hacen con su tarjeta bancaria para acumular cashback, sin necesidad de seguir enlaces, pertenecer a clubes o dar de alta ninguna tarjeta. Es el paradigma del win-win. El consumidor recibe recompensas por realizar sus compras; el comercio ve cómo aumentan sus ventas; y el banco retiene a sus clientes a la vez que genera más operaciones con tarjeta. Es un ejemplo claro de cómo la tecnología se adapta y desarrolla para responder a las nuevas necesidades, tanto del mercado como de sus clientes, que cada vez están más conectados y son más exigentes con lo que piden a sus bancos.