Así nos ha cambiado la tecnología... en solo nueve años

Cumplimos 100 números de esta revista Digital 4.0. El primero de ellos vio la luz en mayo de 2013. En este tiempo, ha cambiado de forma sustancial nuestra manera de trabajar, de divertirnos, de mantenernos informados, de relacionarnos, de comprar... Queremos comprobar cómo nos ha moldeado la tecnología, a veces, casi sin que nos diéramos ni cuenta.

1. Otra manera de vivir
Hasta 2016 no llegaron los primeros altavoces inteligentes, esa especie de mayordomos que lo mismo nos dicen cuándo tenemos la próxima reunión o cita con el médico que nos evitan atascos o nos dan la información del tiempo. La vida ha cambiado gracias a esa hiperconectividad. Desde el teléfono móvil y a través de un sinfín de apps, también somos capaces de controlar cualquier elemento de la casa, de regular la temperatura de cada estancia, de subir y bajar persianas, de recibir alertas de seguridad desde la central de la alarma... Los desarrolladores españoles han tenido un papel destacable en ese proceso, creando solo para Alexa más de 500 skills del hogar digital.

Asimismo, desde el smartphone podemos administrar dispositivos como los robots de limpieza que, gracias a la inteligencia artificial, nos ahorran las labores más tediosas de la casa. La popularización del Internet de las Cosas (IoT), una de las tendencias de esta década, ha permitido que los objetos se comuniquen entre sí para hacernos la vida más placentera. Esa conectividad es la que nos permite en la industria controlar dónde se encuentra cada envío en tiempo real. Esa trazabilidad es solo una de las ventajas de una creciente sensorización que permite también a los gestores de la cosa pública avanzar hacia la sostenibilidad de las infraestructuras, del alumbrado público... Rara es la ciudad que no haya implantado en estos nueve años algún sistema basado en estas tecnologías para acercarse a ese concepto de smart-city. Sí parece claro que aún permaneceremos bastante tiempo en este mundo físico real, frente al tan anunciado metaverso, marcado por la virtualización de todo.

2. Otra manera de trabajar
Es cierto que en los dos últimos años y medio la posibilidad de teletrabajar o de implantar el trabajo híbrido ha dado un paso de gigante debido a la pandemia. Sin embargo, esto ha sido posible por el desarrollo que en esta última década han experimentado las redes encriptadas VPN. Gracias a esas herramientas y protocolos de seguridad, muchos profesionales pueden desempeñar sus funciones en remoto, minimizando los riesgos de robo de información o intrusiones indeseadas... La creciente digitalización de todos los negocios ha estado acompañada de una mayor concienciación sobre los problemas de seguridad que van de la mano de este tipo de transformaciones. Las noticias sobre ataques indiscriminados y cada vez más sofisticados ha obligado a las compañías a tomar medidas y a implementar estrategias de defensa para, en el caso de producirse un ciberataque, reducir el impacto al mínimo. Desde la compañía de ciberseguridad ESET, nos avisan: “En 2021, nuestro país fue con diferencia donde más ataques al escritorio remoto se detectaron, concretamente más de 51.000 millones de ataques, cifra que duplica al segundo país, Italia, con un total de 25.000 millones”.

La tendencia hacia la digitalización es imparable y todas las voces coinciden en que las compañías que no sepan dar el salto y adaptarse a este nuevo escenario perderán oportunidades de negocio e incluso podrían llegar a desaparecer. Digitalizarse sí, pero con una estrategia clara y contemplando esos posibles riesgos, protegiéndose contra ellos. En aquel primer número de la revista, aportábamos un dato curioso: por aquel entonces, 180 millones de personas en todo el mundo ya confiaban en la nube. A estas alturas, resulta imposible pensar en cualquier internauta que no haya sucumbido a ese tipo de servicios.

3. Otra manera de divertirnos
Hasta 2012 no llegó a España Netflix, la primera de las plataformas de contenidos de vídeo en streaming. A ella le siguieron después otras tantas -HBO, Prime Vídeo, Rakuten TV, DAZN, Disney+.... Todas ellas han cambiado la manera de consumir televisión, desplazando cada vez más a las cadenas generalistas. Sus sistemas de inteligencia artificial nos ayudan a encontrar nuevas series y películas afines a nuestros gustos (aunque a veces también se equivoquen...) Igual ha sucedido con la manera de disfrutar de la música. Desde la llegada de Spotify en 2008, los reproductores de soportes físicos han caído en el olvido, convirtiendo a los MP3 en uno de los dispositivos más efímeros del mercado tecnológico.

En el mundo de los videojuegos, las grandes distribuidoras también han apostado por las descargas frente al formato físico y a las ampliaciones de las superproducciones mediante continuas actualizaciones y compras de packs con nuevas misiones, coleccionables... Solo en España durante 2019, el sector de los videojuegos generó 1.479 millones de euros según la patronal AEVI, y por primera vez la venta online -con 725 millones de euros- casi equiparó a la física (754 millones). El mercado de gaming ha crecido de forma espectacular en esta década, conociendo un boom que ha llevado a las principales fabricantes de tecnología de consumo (Samsung, Lenovo, HP o Acer) a crear una división específica para el aficionado a los videojuegos, por lo normal mucho más exigente que el resto en cuanto a especificaciones técnicas de los equipos (tarjetas gráficas, procesadores...). En esta década, también hemos asistido al nacimiento de los eSports, esas competiciones de videojuegos seguidas por audiencias millonarias y retransmitidas por los streamers a través de plataformas emergentes como Twitch.

4. Otra manera de relacionarnos
Hasta el hecho de tomar unas cañas después del trabajo ha cambiado de nombre en esta última década. El llamado after work rivaliza también con las discusiones por las redes sociales. Facebook (lanzada en 2004) y Twitter (fundada en 2006) ya existían cuando sacamos nuestro primer número, pero en estas páginas asistimos a la llegada de otras redes como Snapchat, Instagram y más recientemente TikTok, entre otras muchas plataformas de contenidos. También existía ya WhatsApp, lanzada en 2009, sin embargo, fue en esos años posteriores a 2012 cuando la aplicación de mensajería instantánea se convirtió en el modo predilecto para comunicarse para miles de millones de usuarios en todo el mundo. WhatsApp hizo que muchas personas -hasta ese momento reticentes a hacerse con un teléfono inteligente- terminaran rindiéndose a la evidencia y saltaran a la nueva era. Curiosamente, el dispositivo que siempre había tenido como función principal realizar y recibir llamadas desplazaba ese uso a algo accesorio o secundario. Lo importante desde ese momento era compartir imágenes, vídeos, los famosos memes. A estos últimos contenidos virales le dedicamos uno de nuestros reportajes de portada y descubrimos, para nuestra sorpresa, que detrás de muchos de esos montajes estaban los partidos políticos y las compañías de publicidad.

En ese nuevo lenguaje para comunicarnos a través del smartphone, las palabras han ido perdiendo protagonismo también en favor de los famosos emoticonos. Estos símbolos y anagramas permiten transmitir emociones en ese nuevo lenguaje ya universal que se va enriqueciendo poco a poco. Ya hay más de 3.000 distribuidos en diez categorías.

5. Otra manera de comprar
Se llama omnicanalidad y todas las tiendas tradicionales saben que deben de adaptar su negocio a este nuevo condicionante. Aunque es una tendencia clara de esta última década, esa apertura al mundo digital y a la venta no solo física o presencial, sino también online, también ha estado propiciada por la pandemia de Covid-19. El comercio electrónico se ha consolidado con un auténtico boom. Diez años atrás, cuando lanzamos el primer número de Digital 4.0, encontrábamos informes en los que se nos indicaba que los usuarios aún eran muy reacios a realizar pagos con su tarjeta de crédito en sitios web. Dos lustros más tarde, ebay, amazon y aliexpress, entre otras, han demostrado la fiabilidad de esas transacciones. Y, sobre todo, la comodidad de realizar compras a golpe de clic.

Ese boom del e-commerce ha obligado a redefinir la estrategia de negocios como Inditex, que ha anunciado el cierre paulatino de buena parte de sus tiendas físicas. Los expertos en márketing siguen apostando por esa omnicanalidad, por estar presentes en todas las modalidades posibles, y también han estudiado que un mismo usuario suele utilizar varias vías hasta formalizar la compra. Así, es habitual que acuda a una tienda física a echar un vistazo y conocer el producto de primera mano, que luego chequee la disponibilidad y precio en los diferentes comparadores y que finalmente lo adquiera a través de uno de los gigantes de Internet. Los llamados marketplaces también se han convertido en un escaparate importante para los negocios tradicionales, en su oportunidad para vender también online y a todo el mundo 24/7.

6. Otra manera de viajar
La primera vez que vimos a alguien que llevaba la tarjeta de embarque al avión en su móvil nos pareció algo snob. Aquella impresión cambió cuando comprobamos el tiempo que nos ahorrábamos al poder llegar directamente al avión sin pasar más que por el control de seguridad. Gestionar nuestras reservas y vuelos desde el móvil o recibir notificaciones de la puerta de embarque de nuestro próximo vuelo en el smartphone al aterrizar es otro de los puntos a favor de esa conectividad.

La tecnología también ha modificado la planificación de los viajes. Si antes pedíamos a alguien de confianza que nos recomendara un hotel o destino, ahora el sistema de recomendaciones peer to peer nos permite conocer la experiencia de anteriores usuarios. Desde su fundación en 2000, TripAdvisor se ha convertido en el mejor sistema para evitar desajustes entre la oferta anunciada y la realidad y para que todos los establecimientos hoteleros, restaurantes y servicios turísticos confirmen que la opinión de cada cliente es importante para mantener su buena reputación intacta. También se alimenta de ese sistema de recomendaciones y comentarios Airbnb (2008), que se hizo famosa como la mayor compañía de alojamientos turísticos del mundo sin tener en propiedad ni un simple hostal. En la actualidad, se ha convertido en el principal canal para que grandes compañías del sector comercialicen sus habitaciones. ¿Y qué decir de los medios de transporte? Ríos de tinta han corrido en estos años desde la aparición de plataformas de conductores como Uber, Cabify o Lift. Los reguladores han tenido que intervenir para crear acomodo entre los tradicionales taxis y estas otras plataformas, también con el sistema de recomendaciones como baluarte. Dentro de la economía colaborativa y sin abandonar el turismo, Blablacar (2006) se popularizó para fomentar los viajes compartidos en vehículos particulares. Otro paso importante hacia la sostenibilidad.

7. Otra manera de ser solidarios
Durante estos últimos nueve años, en las páginas de Digital 4.0 nos hemos hecho eco de numerosas iniciativas solidarias y proyectos que han sido posibles gracias a la colaboración que ha propiciado esa mayor conectividad que ofrece Internet. Plataformas como Change.org, creada en 2007, se han convertido en el almacén y altavoz de todo tipo de campañas en favor de los derechos humanos. Ha sido la manera de dar visibilidad a realidades que hasta poco tiempo atrás permanecían ocultas a la opinión pública. La reciente recogida de firmas (más de 647.000) para promover una iniciativa popular en el Congreso de los Diputados que obligara a los bancos a reducir la brecha digital con los mayores y a favorecer su atención en sucursales físicas fue posible -y en un corto espacio de tiempo- a través de esta web. También hay que reconocer que, gracias a esta tecnología, cuando se produce una catástrofe humanitaria, tenemos muchos más cauces y posibilidades para hacer llegar nuestra ayuda. Así ha sucedido con la reciente invasión de Ucrania por Rusia, que movilizó activos y donaciones a través de las redes sociales, de los grupos de WhatsApp y de plataformas de economía colaborativa. En Change.org encontramos en estos momentos campañas para reducir la tragedia humanitaria en Ucrania, también para que este país se convierta en candidato oficial a la Unión Europea... Desde el móvil y a golpe de un solo clic podemos comprometernos con aquellas causas que queremos apoyar.

8. Otra manera de fabricar
El Internet de las Cosas que se ha ido inmiscuyendo en nuestras vidas en esta última década es algo insignificante comparado con el Internet Industrial de las Cosas. Las fábricas se han ido llenando de sensores que son capaces de predecir cuándo se estropeará una máquina, de alertar de cualquier riesgo mucho antes de que llegue a producirse un problema. La robótica colaborativa también evita los trabajos más duros y rutinarios de los operarios, que se han ido adaptando para velar por el buen funcionamiento de esos fuertes e incansables aliados.

En las plantas industriales, la realidad aumentada y mixta permiten comprobar también cómo se están llevando a cabo los diferentes procesos, mejoran la trazabilidad de cualquier producto e incluso permiten a trabajadores sin experiencia previa participar en procesos de fabricación o mantenimiento del equipamiento. Entre las tecnologías que con más fuerza han irrumpido en los últimos años se encuentra el conocido como gemelo digital. Este sistema permite recrear de forma virtual un producto simulando todo el proceso de fabricación para así anticiparse al más mínimo desajuste. En esta revista tecnológica, siempre abierta a las últimas incorporaciones de la tecnología al mundo de la industria 4.0, también hemos hablado de la reconversión de los astilleros tradicionales en la era digital, de cómo las infraestructuras críticas se han vuelto más inteligentes... Son solo algunos ejemplos de cómo esas innovaciones van llegando a cada uno de los sectores, desde la automoción a la agricultura.