La futura generación de Internet será más abierta y cada usuario será dueño de sus datos

A punto de cumplir sus primeros 100 números, esta revista sigue asomándose a la realidad e intentando comprender los vertiginosos cambios que provoca la tecnología en nuestras vidas y en nuestras empresas. En este caso, hemos querido conocer algo mejor cómo será la Internet del futuro. Los expertos se refieren a ella ya como la Web 3.0: si la primera generación de la Red de redes fue la incipiente de los años 90 y la segunda generación la resultante de las redes sociales, en este caso se proponen una Internet abierta y descentralizada, en la que cada usuario sea el dueño verdadero de sus datos.

No les falta razón a los promotores de esta nueva Internet al afirmar que la actual Internet está dominada por cuatro o cinco gigantes empresariales, la mayoría de Estados Unidos, con Google, Amazon y Meta a la cabeza... Estos grupos controlan este poderosísimo medio no ya solo para comunicarnos o entretenernos, sino para hacer negocios, para la digitalización del mundo en todas sus vertientes. Ya dedicamos hace varios años el tema de portada de Digital 4.0 a ese cuasimonopolio que se había ido conformando y cómo cada una había ido acaparando poder como buscador, como nube, como red social, en el comercio electrónico, etc. Estas empresas nos ofrecen multitud de servicios que solemos disfrutar de forma gratuita a cambio de que cada usuario ceda sus datos de navegación, sus consultas, etc. Así pueden, con la ayuda del marketing predictivo y de otras sofisticadas herramientas de venta ofrecernos publicidad personalizada y conocer muy bien cuáles son nuestros gustos e intereses. También denunciábamos entonces la imposibilidad de leernos cualquiera de las políticas o consentimientos que tenemos que aceptar sí o sí para hacer uso de esos servicios, desde el correo electrónico a la creación de perfiles en las principales redes sociales.

Ahora, esta futura Web 3.0 quiere acabar con esa práctica y que cada usuario sea el verdadero dueño de sus datos. El reto de la Fundación Web 3.0 y de Polkadot es avanzar hacia una internet “descentralizada y justa en la que los usuarios puedan controlar sus propios datos, su identidad y su destino”. Sin embargo, en esa progresión -que será gradual y en la que ya trabajan también esos gigantes de la actual Internet-, habrá que asumir irremediablemente que cada ciudadano tendrá que sufragar los gastos del mantenimiento de los servidores, de las herramientas de ciberseguridad, etc. Como suele decirse, todo tiene sus pros y sus contras. Esa financiación irá de la mano del uso de criptomonedas, de un mejor desarrollo de las cadenas de bloques o blockchain, de la venta de tokens no fungibles, de la comercialización de activos virtuales, etc. Esta Internet 3.0 aparte de ser más abierta y descentralizada también va a ser cada vez más de pago y obligará al uso de herramientas avanzadas que no están en el argot de todos los internautas. Ahora que aún está en desarrollo, los promotores de esta web 3.0 deben asegurarse de que no acabará creando nuevas brechas sociales.