¿Nos lanzamos a comunicar en el ‘Betaverso’ o esperamos hasta ver qué pasa?

A estas alturas todos sabemos o nos hacemos una idea de lo que es el Metaverso. O, mejor dicho, de lo que no es. Porque lo primero que sorprende cuando uno se adentra en este mundo virtual es que no sólo no es algo real, sino que lo que conocemos hoy por Metaverso es sólo una proyección de lo que probablemente será en unos años. Digamos que estamos en una versión Beta. Y aun así, este (si me permiten el juego de palabras) betaverso supuso en 2021 1,3 billones de dólares según los análisis consultados por WPP, 586 de los cuales correspondieron a publicidad y 94 a eventos digitales.

Entonces, si lo que entendemos hoy como Metaverso son sólo simulaciones de lo que será la experiencia en la próxima generación de internet, ¿por qué estar en él hoy? ¿Por qué se estima un crecimiento anual medio del 44% para los próximos seis años? ¿Por qué comunicar en él? ¿No es un poco precipitado? ¿Deberíamos esperar a que todo esté más claro?

Recordemos cuando hace poco más de dos años se decretó el estado de alarma y tuvimos que adentrarnos de lleno y sin apenas alternativas en el teletrabajo. Aquellas empresas que ya habían abrazado el Smart working con anterioridad hicieron una transición mucho más suave y eficiente. Conocían la tecnología, los códigos y habían comenzado a crear una cultura en torno a esta nueva experiencia. En cambio, aquellas que se habían resistido al cambio porque no lo veían necesario o incluso les asustaban sus posibles riesgos, pasaron un unas semanas frenéticas y muy difíciles tratando de realizar en cuestión de días o semanas un ejercicio de meses e incluso de años. De la misma manera, el Metaverso es una realidad sin fecha concreta, pero que todo indica que se hará dominante antes o después.

Es por ello que las marcas no deberían postergar su acercamiento. Y digo las marcas porque el Metaverso es en estos momentos un entorno principalmente de marketing, donde los usuarios se acercan mayoritariamente a vivir (y empiezan a comprar) experiencias.

Esa es una de las razones por las que los profesionales del marketing y la comunicación deben ser la avanzadilla de las compañías a la hora de adentrarse en el Metaverso. Es ahora cuando se están estableciendo los códigos y se están definiendo las identidades virtuales; por eso es necesario conocer estos lenguajes y familiarizarse con ellos para poder interactuar con soltura como en su día lo hicimos con las redes sociales.

En segundo lugar, el Metaverso es un espacio de autoexpresión donde los intangibles (nunca mejor dicho) ganan más peso. Es un escenario que aún no está saturado por multiplicidad de artistas y tenemos -de momento- una relativa facilidad para tomar el micrófono y proyectar no sólo lo que hacemos, sino, sobre todo, quiénes somos, nuestro propósito y nuestros valores. Todo el tiempo.

Marketing y comunicación serán quienes traccionen las compañías hacia el Metaverso, pero es cierto que es un camino que no está exento de riesgos reputacionales. La volatilidad del mercado de las criptomonedas, un marco regulatorio aún difuso o la huella energética que supone actuar en este nuevo espacio son aspectos a tener en cuenta. Hoy en día a las marcas se les exige responsabilidad y coherencia, por lo que cada paso que den en este espacio debe tener una correlación con el mundo real.

Es por eso que en BCW entendemos que las compañías sí deben adentrarse a comunicar en los nuevos entornos virtuales, pero no de cualquier manera. Dar el paso de la mano de expertos en la materia es el mejor consejo para quienes están dudando si emprender el camino hacia el metaverso o no. No demorar la partida sería el segundo mejor consejo para los profesionales de la comunicación.