Refabricación: el eslabón perdido en la cadena del reciclaje

Son muchas las compañías que están trabajando el concepto de economía circular para reducir ese impacto ambiental de manera paulatina, tomando de referencia el famoso ‘reduce, reutiliza, recicla’. La refabricación es un proceso que ofrece productos de calidad superior a la que pueden ofrecer los productos de segunda mano o incluso algunos nuevos, y que en muchas situaciones puede aportar incluso mayor ahorro que el reciclaje. Es un enfoque distinto y novedoso que muchos fabricantes están teniendo en cuenta porque podría ser decisivo a la hora de proteger el planeta.

El problema quizás es el desconocimiento de este proceso. La refabricación no se limita a recuperar dispositivos de segunda mano y darles una capa de pintura, si no que toma dispositivos y los reconstruye para que el producto vuelva al mercado actualizado, con total garantía y calidad, que funcionen como nuevos. Ofrece una gran ventaja sobre otros procesos como el reciclaje ya que reduce la cantidad de energía y tiempo que se invierte en recuperar y procesar los materiales para su uso en la creación de nuevos productos. Ayuda a satisfacer la demanda de los consumidores tecnológicos y limita el impacto en el medio ambiente, sin olvidar el gran potencial económico que tiene.

Si todo parecen ser ventajas, ¿por qué no es habitual? Una de las principales razones es el enfoque del diseño de productos, que, aunque ya está siendo más habitual reflexionar sobre ello, son muchos los fabricantes que no se han parado a pensar en cómo hacer que sus productos sean más fáciles de refabricar. Es sin duda una acción que requiere por parte de la industria tiempo para realizar un ejercicio de planificación e innovación para pensar detenidamente qué partes del producto tienen que durar y cuáles pueden ser sustituidas, si los montajes pueden automatizarse e incluso cómo pueden devolverse productos para la refabricación. Las compañías deben estar dispuestas a innovar e invertir en estos nuevos procesos si quieren aprovechar las ventajas económicas y medioambientales que se les presentan como alternativa, pero, los gobiernos y las instituciones, desde su posición, pueden fomentar la refabricación como práctica habitual del sector por ser una maravillosa forma de ayudar a mejorar nuestro planeta.