Matt Calkins, fundador y CEO de Appian: “Desde que se inventaron las computadoras, hemos querido comunicarnos con ellas”

Matt Calkins es el fundador y director ejecutivo de Appian, empresa de ‘software’ especializada en programación de ‘low-code’ (o código bajo), un lenguaje que simplifica los procesos y el desarrollo de aplicaciones empresariales. En España, tercer país para la compañía, trabaja con ocho firmas del Ibex-35.

Matt Calkins fundó Appian con cuatro amigos desde su sótano. En 2007 protagonizó la salida a bolsa en el parqué estadounidense, con solo 10 millones de dólares de capital externo. En 2021, obtuvo unos ingresos de 346,6 millones de euros. Reconoce que le llevó cinco años dar con esa idea de hacer los lenguajes de programación más simples, que no renuncia al papel tradicional en esta sociedad digital y que con un tablero de un juego de mesa -una de sus aficiones- se puede hacer más cosas que con una pantalla.

¿Cómo fueron esos comienzos de la empresa, trabajando en el sótano de casa?

La idea original era crear una empresa que pudiera afectar a mucha gente, que tuviera un impacto amplio. Éramos consultores, no teníamos dinero y necesitábamos financiar nuestro negocio, pero el sueño era crear un sitio web o un producto de software que pudiera cambiar la vida a mucha gente.

¿Así surgió el ‘low-code’?

Nos llevó bastante tiempo llegar a él y cambiamos varias veces el desarrollo. Teníamos que ser adaptables. Nadie había oído hablar del low-code, ni siquiera nosotros cuando empezamos. Tampoco pensamos en eso en ese momento. Recuerdo el día en que encontré la idea, la idea de que podías dibujar algo y conseguir que esa imagen se convirtiera en software. Es el tipo de programación que todos podríamos hacer. Y en el futuro vamos a necesitar más y más software.

Se trata de simplificar las cosas...

Sí, claro. Además, si las máquinas son importantes para nosotros, para las personas, y si vamos a querer poder comunicarnos mejor con ellas, entonces, ésta es una buena forma de hacerlo. Siempre he buscado la manera de hacer las cosas más simples. Soy un economista en realidad, no un tecnólogo. Sentí que poder comunicarme fácilmente con una máquina afectaría profundamente a la forma en que las personas trabajan.

¿La raíz de muchos problemas puede estar en esa difícil comunicación con las máquinas?

Desde que se inventaron las computadoras, hemos querido comunicarnos con ellas. Pero es muy difícil, especialmente al principio, cuando los ordenadores solo podían entender su propio lenguaje de interruptores y tarjetas perforadas y cosas aún más complicadas. Con el tiempo, lo hemos hecho cada vez más fácil. En los años 90, avanzamos mucho. Recuerdo que en aquel entonces la gente pensaba que aquella nueva forma de programar era muy intuitiva. Quisimos ir mucho más allá.

¿Cuál es el objetivo del código bajo?

El propósito del código bajo o low-code no es solo ayudar a aquellos con las necesidades más sofisticadas. Comenzamos allí, pero ese no es el propósito total de nuestra industria. Queremos democratizar el desarrollo y permitir que todos aquellos que deseen ser desarrolladores puedan serlo y permitirles comunicarse y colaborar con las máquinas. Cuando facilitamos el acceso a nuestra tecnología, tenemos más éxito.

¿El ‘low-code’ está disponible para todo tipo de compañías o solo para las más grandes?

Antes estaba dirigido a las grandes empresas, pero ahora también es para las medianas. Hemos estado trabajando en esta idea durante 15 años y en ese tiempo lo hemos hecho más accesible. Ahora queremos popularizarlo con el lema lowcode4all. Queremos facilitar el acceso a esta tecnología.

Pero, ¿qué necesitan las empresas para ser más eficientes?

Ahora mismo tienen más datos que conocimientos. Hay muchos datos, pero no se entienden. Para que una organización se vuelva más eficiente necesita comenzar por comprender lo que está pasando dentro de sus propias paredes. ¿Dónde estamos? ¿Dónde estamos gastando demasiado dinero? ¿Dónde estamos tardando demasiado? Solo necesitan darse cuenta de la verdad de sus propios sistemas y eso, una vez que lo saben, es fácil saber dónde trabajar, ésa es la clave.

Hay muchos de estos procesos de transformación digital que fracasan por no querer dejar atrás viejas estructuras o sistemas heredados. ¿Cómo resolver el problema?

Creo que la razón principal por la que falla la transformación digital es por existir demasiadas partes móviles e interfaces de productos de diferentes empresas... Queremos que esos sistemas se entiendan entre ellos, pero no siempre es posible y hay que agilizar los procesos, unificarlos.

¿Puede aportar algún dato en ese sentido?

El 98% de nuestros clientes se quedan con nosotros cada año porque están superando expectativas. Buscamos que la transformación digital sea ágil, que los proyectos funcionen. Esa es la clave, facilitar las cosas.

¿Ahora el programador tiene que estar más encima del negocio?

Así es, porque hemos hecho que la programación sea lo suficientemente intuitiva. Para que alguien del negocio pueda entender lo que está sucediendo en un programa y decirnos cuándo está mal. Solían ser habilidades tan diferentes -conocer el negocio y conocer el programa- que era difícil para ellos estar al mismo nivel. Conseguir que el desarrollo del programa sea intuitivo permite a las empresas entenderlos. Esa es una buena manera de unir a los grupos. Y luego, por supuesto, algunas personas que antes no podían ser programadores y ahora pueden serlo.

¿Cuál es el último paso en esa simplificación del ‘software’?

Hemos combinado una suite de extremo a extremo para crear procesos y en la que combinamos el flujo de trabajo de minería de procesos y la automatización en el mismo producto. Así facilitamos el uso de estos tres procesos a la vez. No solo hemos creado una respuesta más poderosa para las organizaciones que desean la mejor respuesta posible a la transformación digital. También lo hemos hecho mucho más fácil para las personas. Ahora es posible acceder a ellos juntos y usarlos como una unidad. Con ello, abrimos esta industria a más participantes. La cantidad de uso de nuestras herramientas se ha disparado y eso se debe a esa facilidad de uso. Digamos que esta suite combina a la vez poder y accesibilidad.

¿Qué previsiones manejan para este año?

Este va a ser el mejor año en la historia de la compañía porque acabamos de recrear nuestra industria al unificarnos en esta suite de la que hablaba antes. Creo que es el punto de inflexión para nuestra industria. El flujo de trabajo y la automatización de la minería de procesos serán uno en el futuro y hemos demostrado que es posible. Creo que ahora toda la industria tendrá que seguir este modelo. A la larga, creo que Appian está lista para un gran crecimiento como empresa.

¿El fin de la pandemia ha sido bueno para avanzar en transformación digital?

Tal vez la finalización de la pandemia ha sido algo bueno para desarrollar tecnología y procesarla. Creo que le mostró a la gente lo importante que es tener que reaccionar ante eventos externos y mantenerse al día con ellos. En cuanto al trabajo en remoto, creo que es más fácil ser creativo e innovador cuando trabajamos en la misma habitación con otras personas. Me alegro de que podamos trabajar juntos de nuevo.

En esta sociedad ya digital, ¿qué se resiste a abandonar del mundo analógico?

El papel. Lo traigo siempre conmigo. Amo el papel, tengo carpetas y hojas y cuadernos en espiral. Por muy buena que sea una pantalla, con el papel se pueden expresar más cosas. Con la pantalla puedes escribir más rápido y en múltiples dimensiones, pero prefiero el papel. Es como si preguntas qué prefiero, si el arte digital o el arte analógico. No cambiaría la pintura a una computadora y tampoco me gustaría tener que renunciar a una de ellas. Soy un poco retrógrado en esto.

Y en su tiempo libre prefiere los juegos de mesa...

Así es. Porque me gusta el elemento táctil y porque me gusta el hecho de reunir a las personas en torno a una mesa. También puedes mostrar más en un tablero que en una pantalla, por lo que en realidad es una experiencia con mayores posibilidades.