Por una concepción europea de la ciberseguridad

El cibercrimen se ha convertido en una amenaza cotidiana para las empresas y las instituciones públicas. Si actualmente existen 30.000 millones de dispositivos conectados digitalmente en todo el mundo, está previsto que esta cifra se acerque a los 75.000 millones en un plazo de cinco años. Este espectacular avance de la digitalización supone ciertamente un enorme valor añadido, pero al mismo tiempo también tiene un precio: garantizar la seguridad frente a los ciberataques.

En un mundo tan digitalizado, las empresas y las instituciones no solo deberían reaccionar reactivamente ante los ataques, sino adoptar un enfoque proactivo y analizar activamente y de forma continua las situaciones de amenaza para extraer conceptos de ellas en una etapa temprana. Solo de esta forma, las organizaciones pueden garantizar la protección de sus sistemas y la continuidad de sus operaciones. También hay que tener muy en cuenta a las nuevas tecnologías que regularmente abordan el mercado y muchas de las cuales serán decisivas para el desarrollo tecnológico y la competitividad económica. El cloud computing y el edge-computing, Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial o también la computación cuántica, la seguridad de los datos y la ciber resiliencia son fundamentales para la evolución de las organizaciones.

A pesar de la baja inversión, la ciberseguridad se encuentra en el centro de la atención empresarial y política, y no es sorprendente. Ante este escenario debería convertirse en un estándar destinar entre el 15 y el 20% del presupuesto de tecnología a incrementar la seguridad TI. También es esencial poder cambiar de un modo de defensa a un modo de diseño activo. Contrarrestar la situación actual de incremento y sofisticación de las amenazas y los ataques requiere de un enfoque holístico de la ciberseguridad. En efecto, las defensas correctamente diseñadas en el entorno corporativo y en el institucional son la base, pero no serán suficientes y, por tanto, deben estar acompañadas por una iniciativa europea que establezca un concepto integral de la ciberseguridad. Europa necesita más, requiere una concepción propia para aumentar la ciberseguridad y la ciber resiliencia. Así las empresas y las instituciones del continente pueden unir fuerzas para fortalecerse frente a las amenazas latentes procedentes del exterior.