Juan Luis Tolosa, CEO de BE-IN-G: “El 5G no es un coste, es una oportunidad de inversión”

Juan Luis Tolosa, CEO y confundador de BE-IN-G tiene claro que el 5G marcará un hito en la digitalización de las sociedades y empresas ya que permitirá “tomar decisiones de forma casi instantánea”, al poder monitorizar en tiempo real la actividad de las líneas de producción. “Es la gran oportunidad de la industria”, recalca

El 5G es un reto para las telecomunicaciones, pero también una gran oportunidad que va a transformar el sector industrial. Conversamos con Juan Luis Tolosa, CEO y cofundador de BE-IN-G, compañía recién creada por la consultora Nae y 5G Ventures, para ofrecer soluciones basadas en esta tecnología. La empresa se distingue del resto de los proveedores de soluciones gracias a “un enfoque y capacidades únicas para trasladar a la industria todo el potencial de la nueva economía 5G. La tarea de la firma consiste en diseñar y ofrecer “casos de uso disruptivos a medida para lograr sus objetivos de transformación empresarial aprovechando nuestra plataforma industrial 5G”.

¿Qué es el 5G para la industria?

El 5G es una tecnología que ayuda a modificar cómo se trabaja, porque permite analizar todos los datos que se están generando en tiempo real. Esto ayuda a tomar decisiones de forma casi instantánea y, desde un punto de vista más operativo, a monitorizar qué está pasando en cada momento en tus líneas de producción, sea una fábrica o un parque eólico. El 5G es la gran oportunidad que la industria lleva años esperando y como en todas las revoluciones veremos qué hay compañías con una filosofía renovadora que ganarán cuota de mercado y fidelidad de cliente, aparecerán nuevas compañías que nacen ya con un ADN digital y habrá compañías que, por una estrategia conservadora, verán afectado su posicionamiento en el mercado.

¿Qué oportunidades tiene?

El mercado de las comunicaciones móviles siempre ha tenido una orientación hacia el consumidor, que espera que su dispositivo sea más rápido. Pero donde va a estar el retorno de la inversión es en el segmento de las empresas, porque el 5G hace de tecnología habilitadora de otras tecnologías. Es la autopista que ponemos a disposición de la inteligencia artificial, la realidad aumentada, etc. Y la industria debe entender que el 5G no es un coste, sino una oportunidad de inversión para la transformación de su modelo productivo y de negocio.

Parece que el 5G se encuentra en una fase piloto, ¿para cuándo los casos reales?

Hay pruebas de concepto en entornos muy controlados, pero a lo largo de este año ya veremos aplicaciones reales. Hay que tener en cuenta que hay diferentes fases. No vamos a llegar a un fabricante de automóviles y aplicar una solución en toda su cadena de producción, sin antes garantizar el correcto rendimiento y seguridad de la misma, pero sí que veremos cómo se montan laboratorios para testear casos de uso sobre una infraestructura de 5G. Y una vez testeado entrarán en entornos de producción de forma controlada. Una parte de la industria está convencida, ya sabe qué es el 5G y quiere encontrar cómo le puede ayudar en su caso concreto.

¿Qué barreras hay para la aplicación del 5G?

Estamos viendo que los casos de uso de 5G orientado en la transformación de sectores productivos, en un alto porcentaje, mueren en la fase piloto. Esto ocurre porque se está trabajando en entornos controlados para hacer pilotos y demostrar lo que se puede hacer. Pero a la hora de planificar la puesta en marcha y el despliegue, todo cambia. O lo tienes muy bien diseñado para sacar el máximo partido dentro de una arquitectura de red o no va a encajar. También hay que tener en cuenta que cada negocio es único. No hay una solución técnica que la puedas aplicar como el médico prescribe con todas las gripes. Sí hay un porcentaje de reutilización de una solución, pero se ha de customizar para ese cliente y su negocio, en concreto.

¿Qué papel espera jugar BE-IN-G?

Nuestro objetivo es cubrir una necesidad del mercado que no está cubierta, que es ofrecer soluciones de transformación para la industria basadas en 5G, desde la consultoría a la implementación. Para poder hacerlo necesitas un conocimiento muy amplio de tecnologías de diferente naturaleza y, además, integrar varios sectores, es decir, poner de acuerdo a quien viene del sector telco, que nada tiene que ver con el sector industrial, y a desarrolladores de software, por ejemplo. BE-IN-G busca hacer de nexo de unión entre estos actores y esto pasa por crear un entorno de colaboración. Ya hay mucho conocimiento desarrollado, pero son soluciones muy específicas y hace falta alguien que las conecte de forma transversal. Hay que encajar las piezas del puzle, y lo haremos a través de una plataforma que funcionará como marketplace de soluciones.

¿Cómo influye la digitalización en la adopción del 5G?

Está todo relacionado. La industria 4.0 empieza por un cambio cultural. Es la parte menos tecnológica, pero la más importante. No habrá transformación si esa parte no está en la estrategia de la compañía. Luego está la optimización operativa, que es mirar hacia adentro y analizar cómo hacemos las cosas y si podemos ser más eficientes. Y por último, plantearse cómo me transformo hacia mi cliente. Porque si analizamos el cliente tipo veremos que en los últimos años ha cambiado totalmente. Antes teníamos un cliente muy poco digitalizado, hoy hay un segmento por debajo de los 40 años, que ya están totalmente digitalizados, pero es que dentro de 10 años la mayoría del público será completamente digital.

¿Y cómo se transforma la industria para un cliente más digital?

Por ejemplo, antiguamente un fabricante de automóviles sacaba un modelo y hacía lotes de 3.000 coches exactamente iguales, incluso del mismo color. Y, poco a poco, al consumidor, que en definitiva es quien hace la inversión y tiene el poder de compra, le han ido apeteciendo cosas diferentes, en este caso, automóviles de otro color a las gamas propuestas, por ejemplo. Entonces el fabricante empezó a hacer tiradas más pequeñas de distintos colores. Actualmente, nos estamos moviendo hacia un ámbito en el que cada artículo va a necesitar de una personalización específica para cada cliente. Con los modelos operativos actuales esto no es viable ni eficiente. Va a llegar un momento en el que uno quiera un modelo en azul, con los asientos en cuero negro y su nombre en las llantas. El 5G, como tecnología de comunicaciones habilitadora, facilita que podamos llegar a ese escenario. Al unir oferta y demanda en tiempo real, cuando estás pidiendo tu coche personalizado y haces clic en la web, en la fábrica, de forma instantánea, deberían ponerse a fabricarlo. No se podrá hacer si la cadena de producción no está muy segmentada, y para eso lo que hace falta es que esté hiperconectada, permitiendo cambios en milésimas de segundo.

Otro caso de aplicación del 5G puede ser el mantenimiento predictivo.

En efecto, hace poco hablaba con un cliente del valor en euros cada segundo que una línea de producción está parada. Este cálculo ya justifica la inversión. Con datos disponibles en tiempo real se puede generar la información suficiente como para aplicar métodos predictivos y anticipar lo que va a ocurrir en el futuro inmediato. Se trata de intentar transformar el mantenimiento correctivo en preventivo.

¿Qué otros sectores pueden aprovechar estas capacidades?

El sector energético está muy interesado en las capacidades que proporciona la tecnología 5G, sobre todo para el control de la energía eólica. También la logística, el sector farmacéutico y el agroalimentario, entre otros. En construcción hay un caso específico interesante, que es el de controlar las desviaciones entre los planos y lo que se está construyendo, con un impacto económico muy grande. Además, es una inversión inicial para montar una red 5G, que luego la portas a la siguiente construcción. Hay otro caso de uso, muy transversal a todas las industrias, que es la prevención de riesgos laborales. La tecnología no es solo una herramienta más para mejorar el rendimiento de negocio de una compañía, sino para buscar el bienestar de las personas, y la seguridad en el trabajo es fundamental.