Y ahora en blanco

Probamos el altavoz inteligente Echo Studio 2 de Amazon, compuesto a su vez por cinco altavoces y que incluye el asistente Alexa.

Cuando asistimos a un concierto de música, antes de que suba el artista al escenario, los técnicos y los propios músicos han tenido que realizar numerosas pruebas de sonido. Esos ajustes previos son imprescindibles para conseguir esa magia que se produce durante el espectáculo y que da la impresión de que surja de forma natural. Hay que asegurarse de que cada instrumento suene al nivel deseado por la banda, que por los monitores o auriculares cada músico reciba el sonido que desea... Pues bien, salvando las distancias, hay altavoces inteligentes que ya consiguen emular esas pruebas a su nivel y que son capaces de adaptar su sonido de forma automática al espacio en el que los instalamos. El Echo Studio de segunda generación es uno de esos dispositivos de Amazon que incorpora esta habilidad (los Amazon Echo también presumen de este talento).

Hablamos del altavoz con mayores prestaciones -y precio, 199,99 euros- de toda la familia del gigante de las compras por internet y de la nube. Ahora se presenta en un nuevo color, el blanco, pero también en su interior aguarda mejoras sustanciales en sonido. Lo primero que llama la atención es su peso, de 3,5 kilogramos, lo cual es ya una señal de la potencia que nos aguarda, de hasta 330W. Aunque cada vez hay más altavoces para llevar a puestos a cualquier parte con un peso reducido que han logrado niveles más que aceptables de audio con ayuda de softwares, cuando hablamos de altavoces para el hogar, estos suelen disparar su peso por los elementos que requieren sus componentes (imanes, bobinas de cable, etc.). No estamos, pues, ante un dispositivo para mover demasiado y que además conviene instalar en un lugar destacado, por su diseño y sobre todo para sacarle el máximo potencial a su sonido. Así, recomendamos colocarlo a una distancia prudencial de las paredes para evitar la mínima distorsión.

En su zona superior del Echo Studio 2 encontramos el tradicional halo azul de los dispositivos Amazon, que solo se enciende al iniciarse y cuando está escuchando nuestras órdenes. Solo cuatro botones interrumpen la superficie blanca lisa: el de encendido o apagado de los micrófonos, los dos para ajustar el volumen de forma manual y un cuarto para activar el asistente de voz sin tener que decir Alexa, Amazon o Echo, las tres palabras que podemos configurar en la aplicación. A través de la app, podemos ajustar también de forma manual los agudos y graves, así como otras frecuencias.

Ya en su interior, encontramos los cinco módulos de los que se compone: tres altavoces de rango medio de 51 mm (2”), 1 tweeter de 25 mm (1”) y 1 woofer de 133 mm (5,25”) con apertura de graves para maximizar la salida de estas frecuencias. Todos estos se han optimizado con respecto al mismo modelo de la anterior generación. La unión de todos estos elementos consigue el sonido estéreo de alta fidelidad y también el llamado audio espacial y 3D. También las certificaciones Dolby Atmos y Sony 360 Reality Audio nos aseguran que la compatibilidad será total cuando lo conectemos a una pantalla o proyector y veamos una película o serie con estos estándares.

Como en otros dispositivos de la familia Amazon, no cuenta con batería, sino que ha sido diseñado para estar enchufado siempre. Su intención es ayudarnos en el día a día, como asistente de voz, para recordarnos tareas o la agenda, que activemos rutinas relacionadas con el hogar digital al integrar el controlador Zigbee para gestionar otros muchos dispositivos como bombillas, cerraduras, sensores, enchufes e interruptores. Aunque la conectividad por bluetooth sea la más habitual, también se agradece que incluya un minipuerto USB y una entrada tradicional minijack de auriculares o para conectarle por ejemplo un instrumento musical eléctrico (guitarra, batería, etc.) y usarlo como amplificador.

El Echo Studio 2 puede emparejarse a otros dispositivos y altavoces para ganar en potencia, aunque por sí mismo reconocemos que ofrece un nivel de audio potente y muy equilibrado. Como es habitual, cuando lo exprimimos al máximo y lo ponemos al máximo de su potencia -que es demasiada aquí- algunas frecuencias empiezan a descompensarse, pero reconocemos que serán pocas las ocasiones en las que necesitemos subir su volumen al máximo nivel.