Ángeles Delgado, presidenta de Fujitsu España: “Digitalizarse es mucho más que implantar tecnologías”

Hace ahora 50 años, Fujitsu eligió España para abrir su primera sede más allá de Japón. La idea era servir de puente con América Latina y, hoy por hoy, la filial también hace de enlace con Europa. Su presidenta en España, Ángeles Delgado, repasa los hitos y pide desde aquí “mayor agilidad en el reparto de los fondos Next Generation”.

¿Qué balance puede hacer de estos primeros 50 años en España?

España marcó el inicio de la internacionalización de Fujitsu. Llevamos 50 años construyendo futuro en España. Llegamos de la mano del Instituto Nacional de Industria y Telefónica, a través del Secoinsa, cuando se consideraba estratégico en Europa contar con empresas de tecnología, algo que ha vuelto. Desde 1973, hemos estado muy presentes en la vida de los españoles. Estamos orgullosos de haber contribuido a la modernización del país en temas tan importantes como la sanidad, la justicia, las redes bancarias...

La situación ha cambiado en este medio siglo...

Ahora tenemos 4.000 millones de personas conectadas, 40.000 millones de dispositivos conectados, transacciones que empiezan y acaban en la propia red y que la inteligencia artificial está embebida en la propia red. Tenemos que tener confianza en la tecnología, la misma que antes teníamos en el mundo físico.

¿En qué se ha concretado esa presencia de Fujitsu en nuestro país?

Fujitsu laboratorios tiene en Madrid su única sede en Europa continental. También contamos aquí con el centro de excelencia para Europa de big data y analytics. En 2012 inauguramos en Sevilla una factoría de software en aplicaciones. Podemos decir que España se ha convertido en un centro de servicios para toda Europa y es una de las cosas que tenemos que potenciar. Ya han venido instituciones de justicia de Europa y de Asia a conocer las aplicaciones que hemos desarrollado en España. Estamos trayendo la última innovación de Fujitsu en computación cuántica, inteligencia artificial, gemelos digitales, redes privadas de 5G, etc. Seguiremos esta estrategia en el futuro.

De los 124.000 trabajadores de la compañía, 3.000 pertenecen a Fujitsu España. ¿Avanzamos a buen nivel de digitalización?

Es imprescindible avanzar en la digitalización para conseguir una posición más competitiva. Si lo hacemos bien, tenemos la oportunidad de ganar en bienestar y así hacer tangible ese compromiso de Fujitsu de contribuir a un mundo más sostenible generando confianza a través de la innovación. España podría adoptar una posición muy importante como hub de servicios digitales hacia otros países europeos.

¿En qué situación se encuentra la compañía?

El año pasado creció un 25% a nivel global sobre todo por ciberseguridad, cloud, analítica de datos y área de aplicaciones, donde más demanda estamos teniendo. Este año, acabamos de cerrar el primer semestre y ya hemos crecido con respecto al año pasado.

¿Cuáles van a ser los próximos pasos?

Somos ambiciosos para los próximos 50 años. Estamos trabajando en redes privadas de 5G, ya que hemos visto que el 5G es el habilitador de esa transformación digital. También ha sido España el primer país con el servicio de healthy living, que se apoya en nuestra larga experiencia en sanidad. Avanzamos hacia una medicina 5P (personalizada, predictiva, preventiva, participativa y poblacional). Buscamos nuevas maneras para extender esa sanidad 5P al concepto de vida saludable, cómo acompañar a los ciudadanos en ese camino. También estamos fortaleciendo otras áreas como la ciberseguridad, el desarrollo de aplicaciones, el cloud...

¿Qué pasos hay que dar para alcanzar esa medicina 5P?

El futuro pasa por implantar esta nueva modalidad 5P. Nos ayudaría a evitar brechas en sanidad, que un ciudadano de una población pequeña pueda tener los mismos servicios que quien vive en una gran ciudad. Sin olvidar el contacto humano, por supuesto. Otro tema importante para ello serán las plataformas de datos. Necesitamos hacer mejor uso de los datos y compartirlos más. Es algo extensible a todos los sectores, pero aún más en la salud. El Gobierno japonés tiene una iniciativa, el National Data Report Policy, para conseguir ese datalake que es accesible por los actores de la salud. Nos ayudaría a prevenir mejor y a anticiparnos.

Sobre las redes privadas de 5G, ¿qué beneficios aportan?

El 5G no lo vemos como una infraestructura en sí, sino más como un habilitador de la transformación digital. En la industria hemos detectado gran interés por las redes privadas de 5G para mejorar la eficiencia en las fábricas. Permiten construir las aplicaciones que necesiten, como los gemelos digitales. Estos nos ofrecen una réplica digital y que realicemos simulaciones sin tocar la operación real. Por ejemplo, Madrid está con un proyecto sobre movilidad sostenible en el que pueden replicar la ciudad y hacer simulaciones sobre ella. La 5G privada también nos da esa alta velocidad combinada con el Edge computing.

¿Qué aplicaciones reales tienen estas redes privadas de 5G?

Como ejemplos, podemos hablar de la gestión de maquinaria industrial compleja como tuneladoras o taladoras en remoto para reducir los riesgos laborales. O monitorización en remoto de constantes vitales. El 5G privado lo vemos como una plataforma para llegar a ese tipo de aplicaciones.

¿Tienen ya clientes?

Muchos, ya estamos trabajando en proyectos con ellos. La demanda de estos servicios está aumentando muy rápido. Al mercado le falta un poco de madurez, se han licitado nuevas frecuencias de 5G privadas accesibles por industrias o empresas, lo que va a agilizar este mercado. La inversión en 5G privadas va a aumentar a ritmos exponenciales.

Hablaba también de la computación cuántica. ¿Despega ya?

Fujitsu tiene gran experiencia en supercomputación y en computación cuántica, no solo en la nativa. Quiero recordar que el ordenador más potente del mundo, el Fugapu, es de Fujitsu. Ahora competimos para un gran ordenador cuántico con el Centro de Supercomputación de Galicia. Esta tecnología nos permite atacar problemas combinatorios de todo tipo, desde el diseño de medicamentos a la optimización de carteras... Ya podemos ofrecer computación cuántica de 30 qbits. Es muy importante que estos proyectos salgan del sector público para promover la computación cuántica en empresas.

¿Puede poner ejemplos concretos de su aplicación en el sector privado?

La computación de inspiración cuántica a través de software ya la utilizan partners como el BBVA para diseñar carteras de inversión. En Iberdrola, emplean analítica avanzada para la optimización de las redes. También tenemos un proyecto puntero con el Kings College para acelerar el desarrollo de medicamentos para tratar el Covid. Son casos en los que exploramos computación cuántica con compañías en equipos conjuntos.

¿El sector público va por detrás?

En el sector público, estamos trabajando en tecnologías digitales al servicio de la justicia. Tenemos gran presencia a través de la solución Aúrea, con la que se graban prácticamente todas las vistas que se realizan en España. Hemos estado tres años estudiando cómo aplicar estas tecnologías a la justicia y hemos lanzado una suite que permite por ejemplo la mediación electrónica, algo que descargaría trabajo de los juzgados y que aún está poco implantado. También estamos ayudando a los jueces en la redacción de las sentencias a través de la inteligencia artificial. Es solo un ejemplo de cómo las máquinas y los humanos nos tenemos que complementar. No se trata de elegir, sino de ver cómo nos ayudamos todos para sumar.

¿Cuáles son los principales problemas de las empresas a la hora de digitalizarse?

Cada una tiene retos diferentes. Digitalizarse no es implantar tecnologías, es mucho más. Cuando hablamos de transformación digital, hablamos en primer lugar de una combinación de tecnologías disruptivas que no son innovaciones puramente incrementales, sino disruptivas, que se desarrollan a gran velocidad y que están ya maduras. La segunda característica de la transformación digital es la velocidad a la que se desarrollan los cambios. Y la tercera, el impacto directo que tiene en los negocios, en la sociedad y en nuestras vidas.

¿Se refiere a un cambio de mentalidad?

Sería un error pensar que la transformación digital es cuestión de implantar tecnologías solo. Se trata de cambiar los modelos de negocio, de cambiar las relaciones con los clientes, el estilo del liderazgo, etc. Tenemos grandes escuelas de negocio en España donde se está formando a estos líderes que serán capaces de gestionar de acuerdo con los criterios de la era digital: colaboración. Además, nadie lo va a poder hacer solo. La digitalización requiere la generación de ecosistemas y plataformas.

Sigue habiendo bastante frustración en esos procesos, ¿cómo darles la vuelta?

Gartner aporta un dato que nos lleva a la reflexión: dos tercios de las empresas del mundo no están teniendo éxito en su transformación digital porque no están consiguiendo su transformación cultural interna. Hay que tener una organización mucho más ágil que promueva la creatividad, la innovación... La digitalización la vemos como algo holístico.

¿Y las pymes en qué lugar se quedan?

Es muy importante que las pymes sean capaces de colaborar y de generar un ecosistema. En la digitalización hay dos palabras claves: colaboración y confianza. Tenemos que dirigirnos especialmente a las pymes para que no tengamos esa brecha. Cuando nos planteamos utilizar los fondos europeos, que sabemos que un 33% van destinados a la digitalización, es importante que tengamos estos aspectos en cuenta.

Sobre el reparto de esos fondos Next Generation, ¿están llegando al ritmo necesario?

Los veo como una gran oportunidad para España, pero no están llegando con la agilidad que necesitamos. Hay margen de mejora porque no estamos invirtiendo esos fondos al ritmo que deberíamos. Es una oportunidad que como país no podemos dejar pasar de ninguna manera.

¿Cuáles son ahora mismo las principales necesidades tecnológicas en España?

La principal demanda tanto para el sector público como para el privado está en el campo de las aplicaciones. También hay necesidad de migrar al cloud, de reforzar la seguridad y sacar partido a los datos, pero la principal demanda está en la actualización de las aplicaciones. Es donde más estamos invirtiendo. Y también donde más dificultad encontramos para captar talento.

¿Cómo se puede solucionar esa falta de talento?

Aunque tengamos esa cifra de parados que todos tenemos que intentar reducir, hay un déficit de personal cualificado en tecnología de 120.000 vacantes sin cubrir solo en España. 40.000 de esas vacantes se refieren a perfiles relacionados con el desarrollo de aplicaciones. Tenemos que avanzar mucho en las vocaciones de las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Necesitamos mayor colaboración entre empresas de distintos tamaños, entre sector público y privado, entre las compañías y la universidad...

¿Cómo debe ser esa relación universidad-empresa?

Debe darse a todos los niveles: en investigación, en transferencia de conocimiento, etc. Nuestro primer cliente en España fue en la Universidad Politécnica de Cataluña y en la actualidad mantenemos convenios con más de 40 universidades de muy diverso tipo. Esa colaboración tiene que ser mucho más cercana y la empresa tiene que estar participando en la formación de los estudiantes, pues van a terminar acogiendo a esos alumnos. Así nos aseguraremos de que adquieran lo que necesitamos.