El momento definitivo para el 5G, una oportunidad para un desarrollo más justo

Después de muchas promesas, de muchos años de negociación por parte de los consorcios internacionales para coordinar estándares, por fin podemos decir que el 5G real se acerca. Hablamos del 5G SA o stand alone, ese que ya emplea sus propias bandas, que es real de principio a fin, dejando atrás el concepto de 4G mejorado con el que hemos estado conviviendo hasta ahora.

Según un estudio independiente, para finales de este año habrá en el mundo 310 millones de usuarios de estas comunicaciones ultrarrápidas y sin apenas latencia. Este último concepto, como sabemos, se refiere al tiempo de respuesta entre el envío y la recepción de la señal. Ese tiempo de espera lo vemos todos los días en los informativos de televisión, cuando se produce una conexión en directo y comprobamos ese segundo de silencio entre la intervención del presentador en los estudios centrales y el reportero que se encuentra en la calle. Lo que parece mentira o cuesta entender es que esa reducción del tiempo a apenas unos milisegundos pueda acarrear tantos y tan profundos cambios en las comunicaciones. Pero es así. Esa inmediatez es la que va a permitir realizar intervenciones quirúrgicas a miles de kilómetros de distancia. También será posible maniobrar en remoto con maquinaria pesada y compleja o drones, entre otros múltiples ejemplos... En el mundo industrial, los ejemplos se multiplican para la sensorización de las plantas, para el control de cualquier dispositivo desde cualquier parte, para la gestión de infraestructuras críticas, etc. Tan poderosas son las comunicaciones 5G que serán precisamente los aeropuertos, los puertos y las instalaciones de logística las que primero van a implantar esta nueva tecnología.

Este desarrollo viene acompañado de fuertes inversiones, como las ya realizadas por las tres telecos principales -Vodafone, Orange y Telefónica- para hacerse por 1.010 millones de euros con las frecuencias de banda de frecuencia de los 700MHz. A partir de ahí, serán necesarias nuevas inversiones en infraestructura para seguir mejorando nuestras comunicaciones móviles. En este punto hay que agradecer a los operadores el continuo esfuerzo para que España siga contando con una de las mejores redes de Europa -hasta ahora de fibra- y, con estos pasos, también de móvil.

Tal es el empuje del 5G que muchos ven en estas nuevas redes la oportunidad para seguir avanzando en la digitalización y en la transformación digital. También va a dar un fuerte impulso a otras tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica, el big data, el internet de las cosas o la realidad virtual... Y, por si fuera poco, este nuevo escenario reúne todos los ingredientes para acortar las brechas económicas entre los países más industrializados y aquellos que luchan para no quedar atrás. Ojalá se cumplan todas estas previsiones.