Estoy en el Metaverso, ahora vuelvo

Los líderes tecnológicos, con Mark Zuckerberg a la cabeza, apuntan a un mundo paralelo y virtual donde podremos ser quienes realmente queremos ser y sin barreras físicas para probar cualquier tipo de experiencia. Eso sí, habrá que pasar por caja...

Las gafas de realidad virtual quieren convertirse en la puerta de entrada a un nuevo mundo. Más allá de divertirnos con ellas en simples jueguecitos o de vivir experiencias aisladas, muchos ven en este dispositivo la posibilidad de trasladarnos a otro universo paralelo. En concreto, al metaverso. La palabreja resulta de unir meta y universo y viene a significar más allá del universo. Varios líderes tecnológicos, con el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, a la cabeza, están dando pasos para que ‘pronto’ podamos trasladarnos a ese otro universo virtual. De hecho, Zuckerberg ya va diciendo que su empresa es “una empresa metaversa”. No sabemos aún si a prueba de apagones o desconexiones de servidores...

Para aclararnos, se trataría de replicar este mundo de una forma virtual. Todos tendríamos una suerte de avatar con el que viviríamos cualquier tipo de experiencias -también virtuales, claro. A muchos, esto del metaverso les recordará a Second Life. “Aquello hizo mucho ruido y sirvió de telonero. No cuajó porque la gente no estaba preparada. Creo que ahora tampoco lo está. Sí que es cierto que hay muchos avances en ese sentido y que hay gente muy dispuesta a meterse de lleno en su avatar, pero no al nivel que implica el metaverso”. Así lo ve Juan Quintanilla, CEO de Syntonize.

‘Ready: Player One’

La mejor imagen para explicar el fenómeno del que estamos hablando la encontramos en la película de 2018 de Steven Spielberg ‘Ready: player one’. Sus protagonistas viven en un escenario bastante apocalíptico. De hecho, residen en una suerte de chabolas y no prestan demasiada atención al mundo físico, que cada vez está más deteriorado. Prefieren evadirse con unas gafas de realidad virtual e introducirse en un traje repleto de sensores. Así, pasan la mayor parte del tiempo desarrollando todo tipo de actividades y disfrutando de los poderes de los que no gozan en la vida real. Confiamos en que no lleguemos a esa situación de abandono del mundo real, para cuando tengamos que volver a él.

“El metaverso será una extensión de nuestra propia vida, pero en Internet. Lo virtual dejará de ser únicamente auditivo y visual, y adquirirá el término clave de la realidad virtual: la presencia”. Con estas palabras lo describe Laura Raya, directora de los postgrados en realidad virtual del Centro Universitario U-tad. “Pasaremos a sentirnos realmente presentes en Internet, tanto física como mentalmente. Una sensación no antes conocida hasta que se extendió el uso de la realidad virtual en los diferentes ámbitos de aplicación. Una presencia personal virtual que traiga consigo otra experiencia de relación a distancia más inmersiva y con más posibilidades”, añade.

Desde la ciencia ficción

El concepto de metaverso fue acuñado por primera vez casi tres décadas atrás por el escritor estadounidense Neal Stephenson en su libro Snow Crash (1993). Lo que entonces parecía una realidad lejana, ahora parece estar bastante más cerca, aunque aún quedan muchas barreras por superar. Superados todos esos retos, el metaverso permitiría realizar cualquier tipo de acción y se presentaría como una oportunidad para las marcas y las empresas. Éstas podrán crear nuevas categorías de productos y experiencias virtuales, muchas de ellas sin atender a las leyes de la física. También se habla de que el metaverso se convertirá en un campo de pruebas clave para crear cosas que terminen en el mundo real.

Videojuegos como ‘Fortnite’, ‘Minecraft’ o ‘Roblox’ ya pueden considerarse una especie de metaversos en estado embrionario. En ellos, los participantes no solo juegan, sino que también colaboran, crean a su personaje, etc. Sin embargo, la idea futura es que el metaverso se parezca más a los mundos abiertos e incluyan la libertad de acción que estamos acostumbrados a ver en otros juegos tipo sandbox como las sagas ‘Grand Theft Auto’ o ‘Far Cry’, aunque sin violencia.

Eso sí, todos los expertos tienen claro que para que esto funcione debe de existir un único metaverso con estándares que nos permitan saltar de una experiencia a otra sin barrera. Se habla, entre otros muchos desafíos técnicos, de la necesidad de estandarizar un objeto en 3D en un formato universal, similar al jpg que usamos para las fotografías. O que si un usuario se compra un vehículo en un lugar, pueda disfrutarlo en todo el metaverso. Porque aquí, no nos engañemos, lo que da impulso a la construcción de esta realidad paralela es la posibilidad de monetizar, de hacer negocio. Y ahí es donde entran en juego los tokens no fungibles o NFT, los activos virtuales que se comercializan en el metaverso. Un NFT puede ser una imagen, un vídeo o un elemento de un juego. Gracias al blockchain, se pueden comprar y vender todo tipo de bienes intangibles. “Debido a que el metaverso aporta una nueva dimensión a Internet, las marcas y las empresas deberán considerar su papel actual y futuro dentro de él. Algunas marcas ya están abriendo camino y estableciendo un nuevo género de márketing en el proceso: directo a avatar (D2A)”, explica Nick Pringle, director creativo de R/GA London. Y nos recuerda que Gucci ya vendió un bolso virtual por un precio más alto que el real en ‘Roblox’, que Nike lanzó unas zapatillas Jordans virtuales en ‘Fortnite’, que Coca-Cola lanzó dispositivos portátiles de avatar en ‘Decentraland’ y que Sotheby’s cuenta con una galería de arte por la que el avatar puede pasear en su tiempo libre.

Mundos abiertos

“Me imagino el metaverso como un mundo virtual donde replicar las dinámicas sociales que hacemos en el mundo físico, pero en entornos adaptados, donde podamos movernos en un instante y a través de nuestros propios avatares personalizados. Un mundo abierto, donde cada uno elija quién quiere ser, con las facilidades que tiene lo virtual frente a lo presencial”, explica Laura Raya. Para Juan Quintanilla, “me imagino que debería ser algo tan natural que muy poca gente rechazaría entrar. Lo interesante del metaverso es que cualquiera puede ser lo que uno quiera... y ahí encuentro yo lo atractivo de este asunto. Creo que nos permitirá ir más allá y vivir experiencias que no podríamos imaginar en nuestra vida ‘real’. Como contrapunto, creo que hay riesgos y que no todo el mundo estaría preparado para vivir en un metaverso”. Y se lanza varias preguntas: “¿Qué pasa si después no te gusta tu vida habitual? ¿Seguirás socializando como lo hacías antes? ¿Será necesario socializar como lo hacíamos antes? ¿Podríamos perder definitivamente el contacto físico con otras personas? ¿Es ético vivir siendo otra persona (avatar)? Preguntas sin una respuesta clara o al menos fácil de responder, pero que despiertan el interés por este tema”.

Para la directora de posgrado de realidad virtual en U-tad, la seguridad y la regularización de normas y controles del metaverso debe ser un marco imprescindible. “No puede existir un metaverso sin un marco de ciudadanía digital que regule a los usuarios y les asegure una privacidad y una seguridad de sus datos”, explica. Para el CEO de Syntonize, es cierto que aún hay muchos retos por resolver. “Creo que uno de los principales sería poner de acuerdo a todos los grandes fabricantes para que unificaran metaversos y fuera una experiencia transversal, para poder saltar de un mundo a otro”. Y recuerda otra película, ‘Rompe Ralph’, en la que el protagonista va pasando de un juego a otro desde una estación central. “Aun así, no creo que el tema técnico sea la principal barrera, creo que esto se resolvería antes o después. La barrera principal son las personas, creo que aún es pronto y no estamos preparados para tener experiencias completas en un metaverso. Es un tema cultural y social”, apunta. En esto, basta comprobar los cambios de actitudes incluso en la población joven. Mientras que los millennials mayores pasan parte de su tiempo libre navegando por las redes sociales, la generación Z y la generación Alfa tienden a iniciar sesión para explorar mundos virtuales, conectarse con amigos y asistir a experiencias en entornos digitales.

Una extensión de nuestra vida

Preguntamos a los expertos qué nos aportaría trasladarnos a ese mundo virtual en el que seguiremos pagando por bienes que no podremos ni tocar... “El metaverso se plantea como una extensión de nuestra vida, en la que poder hacer cosas distintas y de otra forma. No hablamos solamente de forma social (asistencia a conciertos, eventos, teletrabajo, reuniones, conocer personas, compartir experiencias virtuales, etc.), hablamos de la activación de una nueva industria virtual que nutra ese metaverso y sus avatares. La compra de bienes virtuales a través del comercio electrónico en el mundo virtual, el mantenimiento de los objetos y funciones del metaverso, la aparición de nuevos puestos de trabajo tanto para la construcción y mantenimiento del metaverso como trabajos virtuales dentro de ese mundo que ofrezcan servicios virtuales a los usuarios. Hablamos de millones de euros en transacciones virtuales que pueden realizarse dentro del metaverso”, explica Laura Raya. Y se refiere también a cómo el metaverso nos aportará nuevos entornos donde hacer pruebas industriales, como la propuesta ya en marcha de Nvidia para desarrollar maquinaria. Entre los beneficios, también cuenta con la posibilidad de avanzar hacia un teletrabajo con más presencia que evite desplazamientos en el mundo físico, mejorando los niveles de contaminación al reducir los atascos. Para esta responsable de la escuela de tecnología U-tad, otro de los retos a los que nos enfrentaremos será la búsqueda de perfiles especializados en la creación de mundos virtuales y desarrollo de experiencias de realidad virtual que nutran el metaverso, algo en lo que ya están implicados en U-tad.

¿Estará el metaverso accesible a todo el mundo? ¿No surgirán nuevas brechas? Responde Juan Quintanilla: “Para mí, tiene sentido si está dirigido a todo el mundo, aunque sin duda se está iniciando con la gente más joven, porque han nacido con ello y lo ven como algo natural. Precisamente, creo que estará abierto a todo el mundo y que habrá oportunidades de ser alguien que anhelas. No obstante, los más ricos, al igual que en el mundo real, tendrán mayores opciones de mejorar. Esto no creo que vaya a cambiar. Al final, quien paga tiene más opciones”.