Fondos de transformación o cómo impulsar una digitalización progresiva, sostenible y resiliente

Lo que antes era el fin, hoy es el medio. Hablamos de la digitalización, una de las dos palancas de recuperación económica, junto con la transición energética, con las que Europa quiere definir una economía más sólida, progresiva y dinámica. Garantizar la transición digital ha pasado de ser un propósito a un escenario imprescindible para asegurar un mercado a prueba de reveses como los derivados del Covid-19.

Aquí entra, Next Generation, que supone una oportunidad histórica para avanzar hacia un cambio de sistema productivo más digital, con una inyección de 750.000 millones para reparar los daños económicos y sociales inmediatos causados por el coronavirus. A España le corresponden más de 140.000 millones de euros, una inyección económica que representa más del 11% del PIB de nuestro país. De este total, hay una perspectiva de dedicación de un 33% para digitalización. Pero esto se debe invertir en un plazo de seis años y hay que enfocar bien los posibles usos.

Dentro de las metas que se quieren alcanzar, se encuentran el despliegue del 5G, un 80% de personas capacitadas en competencia digitales, el aumento de 20.000 especialistas en ciberseguridad, un 50% de servicios disponibles en dispositivos móviles, un 25% de contribución del comercio electrónico a las pymes, seis macroproyectos tractores en agro, movilidad, turismo, salud, comercio e industria, un 30% de aumento de la producción audiovisual y un 25% de empresas que usen inteligencia artificial y el big data.

Esta transformación digital de todo un sistema tiene como objetivo fomentar la resiliencia, sostenibilidad, la diversificación y el valor añadido de diferentes sectores productivos, algunos tractores de la economía en el conjunto del territorio nacional, como son el turismo, la transición ecológica o la cohesión social.

Por todo esto, en España, el Gobierno, ha creado el plan ‘España Puede’, que movilizará un volumen económico sin precedentes, alineándose con las prioridades que quieren impulsar los fondos europeos. La inversión "verde" representa más del 37% del total del Plan y la digitalización supone cerca del 33%. Hoy más que nunca el impulso de la digitalización -datos e inteligencia artificial, cloud computing y automatización- es uno de los elementos fundamentales para la nueva Europa: democratizar lo digital para que impacte de forma positiva en la vida de empresas, administraciones y ciudadanos. Y España no puede quedar fuera de esta oportunidad.

Los fondos son especialmente críticos para dar el salto tecnológico definitivo en todo nuestro país, fomentando unas mayores capacidades digitales en todo el tejido industrial y de pymes. Reducir la brecha que hoy las hace más vulnerables -y que la pandemia ha puesto de relieve- multiplicará su rentabilidad y resiliencia en el futuro. En concreto, el plan del Gobierno de España destinará el 17% de los fondos para apoyar el tejido empresarial y garantizar su competitividad industrial.

Tal y como sostiene la Comisión Europea, solo el 17% de las pymes han integrado con éxito las tecnologías digitales en su negocio, frente al 54% de las grandes empresas. Y las pymes tradicionales suelen tener dudas al elegir su estrategia empresarial digital. Aquí es dónde está el reto de digitalización de las cadenas de valor: trazar una buena estrategia y diseñar unos proyectos de digitalización viables y con impacto.

Los fondos trasladarán a las administraciones al siglo XXI e impulsarán nuevas implantaciones y desarrollos tecnológicos que enriquezcan el tejido de startups y pymes focalizadas en la digitalización del servicio público. Para modernizar y hacer más eficientes y óptimos sus procesos de gestión pública, así como para ser un ejemplo. La administración no solo debe ser receptora u objeto de transformación, puede y debe ser un motor de cambio, tal y como confirman las GovTech, término que aglutina las tecnologías desarrolladas para la gestión pública.

Los fondos europeos también son clave para relanzar a Europa en el mercado tecnológico, en el que todavía no ha mostrado tener fuerza suficiente para traccionar una estructura que la convierta en potencia mundial. Suponen, al mismo tiempo, una oportunidad de oro para consolidar España como exportadora de tecnología y convertirse en un referente europeo.

España es un país que sale con ventaja en la carrera por situarse en la vanguardia de la tecnología. Cuenta con muchos factores que afianzan nuestro país como puntero: talento cualificado, un consolidado ecosistema de startups tecnológicas, un gran tejido emprendedor, grandes corporaciones tecnológicas, además del idioma, ya que el español es la segunda lengua en el mundo por número de hablantes nativos.

Si bien es cierto que España se sitúa entre los países más avanzados en el desarrollo de la administración electrónica en Europa, el camino por recorrer hacia una sociedad más conectada y resiliente requiere que la Administración Pública no solo no se quede atrás, sino que sea su locomotora.

Con algunas excepciones, la modernización de la AAPP sigue siendo una asignatura pendiente. Un escenario de potencial mejora que la pandemia se ha encargado de evidenciar: con el confinamiento, muchos de sus servicios se vieron obligados a parar. Procedimientos y gestiones que, por ejemplo, requerían presencialidad no pudieron afrontarse de otra manera, generando un bloqueo en el servicio y, en consecuencia, de la actividad de todos -ciudadanos y empresas-.

Este programa de financiación tiene como objetivo ser un punto de inflexión en la economía española, transformando la naturaleza de su gestión, productos y servicios. En este contexto, en everis ya estamos acompañando en esos proyectos de digitalización que hoy más que nunca, está pidiendo Europa.