El ‘euro digital’ inicia su periplo legal para entrar en circulación en 2025

Japón comenzó a principio de mes la primera fase de las pruebas para su futuro Yen Digital. El CBDC no trata de sustituir el euro, sino complementarlo con su versión digital. Los principales bancos centrales debatirán estos días el futuro de las monedas digitales del CBDC

El mundo está cambiando y el dinero mucho más. Toda gira velozmente hacia lo digital y las divisas tradicionales entrarán muy pronto en esa órbita. Primero serán China y Japón, seguirá Estados Unidos y después se sumará la Unión Europea. “El euro digital no es una opción, es algo que tenemos que hacer”. Así se expresó hace unos días Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, para dejar claro que la virtualización de la divisa comunitaria es un asunto “cada vez más relevante”, según indicó en una entrevista difundida en la web de la propia entidad.

La digitalización ya estaba entre las prioridades de la entidad bancaria supranacional, pero la pandemia ha acelerado todos los plazos del proyecto del lanzamiento del CBDC (Central Bank Digital Currency). Por lo pronto, el BCE analiza las “posibles implicaciones para la estabilidad financiera y para la política monetaria” de este tipo de activos que estos días se analizan con lupa y que podrían materializarse en los cuatro próximos años. Pero el tiempo vuela. De hecho, la idea del BCE consiste en que el Parlamento Europeo apruebe el eurosistema a lo largo del próximo junio para que el experimento comience a tomar forma en 2025.

Hay quien dice que será como “una nueva carrera espacial” o, quizá, algo parecido a una Guerra Fría entre las diferentes monedas. “En nuestra opinión, no tiene por qué ser un juego de suma cero: hay mucho espacio para que el pastel digital general crezca”, apuntan desde el Citi.

Sobre la mesa del BCE reposan 8.000 respuestas de la consulta pública promovida al efecto. Las primeras conclusiones llegarán a manos de los diputados europeos durante las próximas semanas. Si todo fluye como se espera, el visto bueno del Parlamento con sede en Estrasburgo tendrá su continuidad al principio de este verano desde el comité ejecutivo del BCE, liderado por Christine Lagarde, presidenta del BCE, secundada por Luis de Guindos y con los otros cuatro miembros del comité ejecutivo: Frank Elderson, Philip R. Lane, Fabio Panetta y Isabel Schnabel, así como los gobernadores de los bancos centrales de los 19 Estados de la zona euro. Todos ellos decidirán si siguen con el proyecto o lo dejan en un cajón. Ahora bien, viendo cómo evolucionan sus iguales en China, Japón, India, Australia y Estados Unidos, todo apunta a que la digitalización del euro tendrá los años contados. Entre las incógnitas por resolver sobresale la tecnología que se utilizará, ya sea distribuida (blockchain) o centralizada (DLT, Distributed Ledger Technology). Esta última podría reducir entre un 30% y un 50% sus costes de cumplimiento en 2025, según un estudio de Accenture.

“No es trivial en cuanto a las posibles implicaciones para la estabilidad financiera y para la política monetaria, así que tendremos que calibrar este proyecto para minimizar las consecuencias negativas que pueda tener”, advierte De Guindos, para recalcar que esta aventura no pretende convertirse en alternativa a las criptomonedas ni a los stablecoins, como el de Facebook.

En muy pocos días, los representantes de seis bancos centrales y del Banco de Pagos Internacionales (BIS) se reunirán en Washington para concertar actuaciones y estándares sobre la creación de sus propias CBDC. Entre las cuestiones más peliagudas destacan las relacionadas con la interoperabilidad de los sistemas para realizar pagos internacionales entre bancos, todos ellos plenamente seguros.

Respecto al CBDC lo primero que sus padres europeos precisan es que “no se trata de sustituir el euro que todos conocemos, sino que es un complemento perfecto para los tiempos que corren”, explicó José Manuel Marqués, jefe de la División de Innovación Financiera del Banco de España, en la II Jornada Block-chain Economía, promovida por Blockchain Economía, web de referencia de la industria española del blockchain.

La gobernadora de la Fed, Lael Brainard, señala que la Reserva Federal de los EEUU se muestra predispuesta a emitir el dólar digital, entre otras cosas para no ceder la hegemonía del sistema a China. En ese país se denomina Pago Electrónico de Moneda Digital, o DCEP, y está a punto de iniciar sus pruebas sobre el terreno.

El uso del dinero en efectivo cada vez es menor y, poco a poco, los billetes y monedas convencionales tenderán a desaparecer frente a la competencia digital. La opinión de Yan Xiao, jefe de proyecto de comercio digital en el Foro Económico Mundial, encuentra seguidores en todos los rincones del mundo, empezando en su propio país. Así, Fan Yifei, vicegobernador del Banco Popular de China, ya incidió el año pasado en la “necesidad urgente de digitalizar los billetes y las monedas”, ya que tanto su producción como custodia resulta excesivamente cara. Pero además del factor económico, Yifei también aludió a la menor usabilidad de las monedas frente a otros medios digitales, junto a la facilidad para falsificar y su capacidad para encubrir fines ilícitos debido al anonimato del dinero en efectivo.

Japón también se sitúa en la vanguardia mundial una vez que el Banco de Japón inició la semana pasada la primera fase de pruebas del Yen digital con las CBDC, basados en su fiabilidad, estructura y funcionalidad.

Kazushige Kamiyama, director general del Departamento de Sistema de Pago y Liquidación del Banco de Japón (BoJ), analizó días atrás el diferente papel que desempeñarán las monedas digitales del CBDC en función de sus respectivas economías. El experto, según informa Reuters, considera que el tratamiento no será el mismo para las naciones avanzadas, que ya tienen un sistema bancario robusto, para que las economías emergentes aprovechen la digitalización de sus divisas para mejorar las eficiencias. Por ese motivo, Kamiyama aboga por “establecer reglas comunes entre los países con estructuras económicas similares”.

Venezuela también trabaja en su propia criptomoneda, que se llamará Petro, con la que Nicolás Maduro, presidente del país, pretende vender el bloqueo financiero. En su caso, prevé respaldar la divisa con oro, petróleo, gas y diamante y realizar la venta de petróleo a través del Petro.

François Villeroy de Galhau, gobernador del Banco de Francia, ha destacado en diversos foros la importancia de contar con una divisa digital pública para garantizar el control monetario dentro de la zona euro. En su opinión, existen tres argumentos para la digitalización de la moneda del banco central. El primero se relaciona con la veloz disminución del uso del efectivo en Europa. El segundo motivo son las ganancias de eficiencia previstas gracias a la reducción de los costes de intermediación y la resiliencia que podrían resultar de la tokenización de la moneda de un banco central. Y, en tercer lugar, porque “la creación de una CBDC nos daría una palanca poderosa con la que afirmar nuestra soberanía frente a iniciativas del sector privado como Libra (ahora denominado Diem, proyecto de stablecoin de Facebook)”. Ante las posibles derivas de la digitalización de las divisas, podría comprometerse la estabilidad monetaria de la zona euro en cuanto los europeos, por ejemplo, prefieran cambiar sus euros digitales por los intereses positivos que pudieran ofrecer los dólares digitales. Ese hipotético escenario socavaría gravemente la autoridad del BCE. Las orejas al lobo ya las ha visto Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, quien ha advertido de que “un euro digital podría protegernos de la posibilidad de que un medio de pago digital público o privado -emitido y controlado desde fuera de la zona euro-, desplace los ya existentes, lo que podría plantear problemas de regulación y amenazar la estabilidad financiera o, incluso, nuestra soberanía monetaria y financiera”.

Por el contrario, Nick Jones, director general y cofundador de la cartera de criptomonedas Zumo, opina que se está difuminando muy rápidamente la línea entre las criptomonedas y las instituciones financieras más tradicionales”.

“Aunque la atención se ha centrado en el Bitcoin en los últimos meses, los experimentos en curso, los proyectos piloto y el trabajo político en torno a los CBDC podrían ser igual de importantes, si no más, para el mundo del dinero. Los bancos centrales de todo el mundo se están acercando a los CBDC, impulsados por las grandes tecnologías, y a sus ambiciones de construir vías de pago alternativas a los sistemas de pago existentes basados en tarjetas y bancos con dinero tokenizado, como en el caso del proyecto Diem, respaldado por Facebook”, señala el informe de Citi titulado El futuro del dinero: CBDC Cryptos y efectivo en el siglo 21.

Sobre la divisa de Facebook, los analistas de Citi señalan que “mientras las stablecoins como Diem esperan la aprobación de la normativa, podrían beneficiarse de los enormes efectos de red de sus patrocinadores de las grandes tecnologías”. De hecho, añaden, “Diem podría ser un formato de pago tokenizado eficaz dentro del universo de Facebook. Es posible que otras grandes empresas tecnológicas se adentren en el mundo de los tokens, pero por ahora son pocas las que han declarado públicamente esta ambición, y el alcance de los usuarios de Facebook es amplio (más de 3.300 millones de usuarios mensuales de media) y difícil de replicar”, concluyen desde el Citi.