El futuro del ‘cloud computing’: descentralización y disipación

El 5G, el Internet de las Cosas (o IoT por sus siglas en inglés), los avances en inteligencia artificial, son parte de un amplio abanico de innovaciones digitales que, interactuando entre sí, o cada una de ellas por separado, generan y procesan un gran volumen de datos, dejando claro un aspecto: cuanto mayor es el grado de digitalización, mayor volumen y calidad de datos es necesario gestionar.

La necesaria disponibilidad de infraestructuras adecuadas para el procesamiento y/o almacenamiento de todos estos datos nos lleva a preguntarnos si la tecnología cloud es suficiente para ello ¿Es posible que en la era de la inmediatez y la constante generación/procesamiento de datos, el actual cloud computing pueda alojar toda esta información? La respuesta es un rotundo NO.

Y ello nos lleva a la siguiente pregunta: ¿implica esta tendencia un desmoronamiento del sistema y tecnología de la nube? Ahí es donde entra en juego el Edge Computing, una nueva tecnología que en breve aplicaremos tanto en el ámbito industrial como en el empresarial y que proporcionará más autonomía tanto a dispositivos como a soluciones de gestión, convirtiendo a los primeros en “más inteligentes aún”, y a las segundas en más eficaces ante el ingente torrente de datos que se aproxima.

¿Cómo lo consigue? De una forma aparentemente muy simple: redistribuyendo y adaptando el rol de cada elemento de la actual infraestructura, lo que permitirá que los datos producidos por los dispositivos y soluciones de gestión sean procesados en el lugar donde se crearon. De esta manera se ahorra el envío a los pronto colapsados centros de datos y nubes.

Esta metodología implica un cambio en el paradigma. Si actualmente ya contamos con acceso en tiempo real a los datos de la nube, el Edge Computing va un paso más allá, ya que implica el análisis de los datos casi en tiempo real -¡hablamos de microsegundos!-. En determinados sectores ya es una necesidad. Véase por ejemplo el mercado de las criptomonedas en la industria financiera, o el sector salud. En definitiva, con este nuevo método tanto generadores como capturadores de datos se vuelven “más listos”, ya que más allá de recolectar y enviar la información necesaria en cada caso a la nube, la procesan directamente, lo que implica un salto de la calidad y la eficiencia de forma exponencial con respecto a modelos anteriores.

Pero las novedades en esta dirección no acaban aquí, puesto que ya existe una evolución a esta innovación: el Fog Computing, que emplea el concepto de “niebla” (“fog”, en inglés) para visualizar cómo esta tecnología trabaja expandiendo y diversificando la nube.

Las plataformas Fog Computing permiten descentralizar la tecnología cloud computing, extendiéndola y acercándola a los dispositivos y soluciones conectadas, creando nodos de interconexión y facilitando la capacidad de computación y almacenamiento. Y lo hacen de una manera más atomizada, acercando la inmensa nube directamente a los dispositivos. De alguna manera, este abordaje permite que los grandes centros de datos de la nube deleguen parte de sus responsabilidades a dispositivos con Edge Computing.

Según IDC, para el año 2023 más del 50% de las nuevas implementaciones de infraestructura empresarial se situarán en el Edge en lugar de en los centros de datos tradicionales corporativos, lo que representa un aumento significativo con respecto a la cifra actual, que se encuentra por debajo del 10%.

En definitiva, la descentralización de tanto los datos como su procesamiento, además de almacenar y trabajar los datos de forma local para tener un tiempo de respuesta más inmediato y una mayor eficacia, resultarán clave en los tiempos venideros. Porque en esta nueva economía digital la generación y sobre todo el procesamiento de datos para convertirlos en información que a su vez sea traducida en inteligencia de negocio determinará la competitividad de las empresas sea cual sea su sector. Muestra de ello son las tendencias #ClouFM en el ámbito del Facility Management.

En una empresa tecnológica como The Mail Company, en la que a diario tratamos descomunales cantidades de datos, imprescindibles para la gestión de las operaciones y que implican realizar miles de transacciones diarias para nuestros clientes -a través de la Plataforma GIO- estar preparado para el siguiente escenario es una exigencia, analizando y estudiando como integrar o desarrollar nuevas tecnologías que nos permitan gestionar cada vez una mayor volumen de datos con mayor rapidez, con un claro objetivo de adaptación para la supervivencia.

Nuestras soluciones, como NEOs -gestión centralizada de las notificaciones electrónicas obligatorias de las Administraciones Públicas-, Cartería Digital o Valija Digital facilitan la logística documental de las organizaciones, transformando sus procesos, dando el salto del mundo físico al digital, lo que esta generado un gran “torrente de datos” que se deben gestionar -se calcula que producimos diariamente 2,5 quintillones de bytes de datos-.

Al ritmo que vamos, se espera que los datos mundiales alcancen los 175 zetabytes para 2025, lo que representa un crecimiento anual del 61% -un ZB equivale a un trillón de gigabytes) según explicaba recientemente un medio digital especializado en Transformación Digital.

Las empresas serán digitales o desaparecerán, y la digitalización será cibersegura o no será. Y a medida que avance la nueva era digital TODOS los negocios, sea cual sea su sector de actividad, se verán obligados a manejar más y mejor los datos para seguir siendo competitivos.