¿Y si tu seguro te prohibiera conducir?

Empieza a aclararse el futuro del coche totalmente autónomo y cómo podría ser la adaptación de las compañías aseguradoras a esta nueva realidad.

Entre las muchas dudas que plantea la hipotética llegada del coche autónomo, aparte del desafío tecnológico pendiente, destaca la regulación y cómo se depurarán responsabilidades en el caso de producirse un siniestro. Pues bien, esos interrogantes pueden empezar a aclararse. Así lo entiende la compañía DXC Technology, que vislumbra que “los vehículos totalmente autónomos de nivel 5 -cuando el coche es totalmente independiente- serán una realidad en el plazo de 5 a 10 años”.

A partir de varios informes, sus responsables han descubierto que los accidentes tienen su origen en un fallo humano entre un 90 y un 95% de los casos. Así, según previsiones, la adaptación de las aseguradoras al nuevo entorno evolucionará en tres fases: en la primera, el seguro variará para activar ciertas coberturas; en la segunda, asistiremos a un cambio total de éstas; y, en la tercera, se podría prohibir la conducción manual. Como lo acabas de leer: quizá llegue el momento -aún habrá que esperar bastante- en el que tu compañía de seguros se pueda fiar más de tu vehículo autónomo que de ti mismo y llegue a introducir una cláusula en el contrato que te impida coger el volante. Es la predicción que formulan desde DXC Technology, que reconoce que está adaptando su negocio de seguros a la llegada de estos vehículos tan inteligentes.

Reconocen que el primer efecto de la llegada de esos coches totalmente autónomos en nivel 5 será una “reducción drástica de la siniestralidad, que debería llevar a una reducción de las primas, a pesar de que los siniestros, si bien menos frecuentes, sí podrían ser más graves”, explica Daniel Rodríguez Buesa, responsable del área de seguros de DXC Technology Iberia. Nos recuerda también que, según las previsiones, habrá tres fases en las que las aseguradoras deberán adaptarse a la nueva realidad de los vehículos autónomos. En la primera, el seguro variará para poder activar ciertas coberturas en modo autónomo. Esto se traduce en que habrá nuevas coberturas, o éstas serán diferentes, según se conduzca o no en modo autónomo. En estos casos, el usuario tendrá capacidad para activar y desactivar esas coberturas. En una segunda fase, los vehículos autónomos serán mayoritarios, con un desplazamiento del riesgo asegurado de la persona al vehículo y con un cambio total en las coberturas. En la tercera fase, se podría prohibir la conducción manual, como explican desde DXC Technology que ya ocurre en la actualidad en determinadas maniobras en aviación y el transporte por ferrocarril. En esta fase, la mayoría de las coberturas estarán relacionadas con el vehículo y habrá otras excepcionales para cuando medie la intervención humana.

Continuando con las previsiones que comparte esta compañía, si hoy el conductor es el sujeto de riesgo, con el coche autónomo el sujeto pasará a ser el vehículo. El fabricante y sus proveedores de software tendrán que asumir la “responsabilidad civil” del “producto”, lo que muy probablemente llevará a acuerdos entre fabricantes y aseguradoras. Si embargo, el usuario del vehículo podrá tener también responsabilidades directas si el accidente se produce mientras conduce el coche en “modo manual” o por no haber actualizado el software u otro tipo de negligencia.

“A pesar de que algunos fabricantes como Tesla han anunciado que se convertirán en el asegurador de sus vehículos, todo indica -señala Rodríguez Buesa- que fabricantes y aseguradoras están abocados a colaborar, compartiendo riesgos, tarifas y primas”. Hoy las aseguradoras tienen un conocimiento preciso de su asegurado y esta circunstancia cambiará con el coche autónomo, ya que será el fabricante quien tenga esta información ingente, cuyo almacenamiento es complejo y costoso, pero necesario. “Un escenario donde los datos serán clave y donde el problema no será el acceso a esta información, sino su almacenamiento algo que es fundamental para las aseguradoras”, añade.

Otro de los riesgos asociados a la conducción autónoma y que planeta no pocas dudas tiene que ver con la ciberseguridad. Los hackeos de los vehículos o fallos en sistemas como el posicionamiento satelital crean otras casuísticas que obligarán a cambiar las coberturas de los seguros que hoy conocemos, explica el responsable del área de seguros de DXC Technology Iberia.

Por otra parte, la actividad de las aseguradoras podría verse mermada por una reducción del parque de vehículos si progresan diferentes iniciativas de movilidad colaborativa. “Por ejemplo, algunas empresas podrían utilizarlos para recoger a los empleados”, indica Daniel Rodríguez. “Es evidente que no sólo cambia el seguro, también el uso y muchos fabricantes querrán asegurar sus vehículos, si bien, lo más razonable será que fabricantes y aseguradores lleguen a acuerdos y colaboren”, añade.

El vehículo autónomo generará cantidades ingentes de datos, que se podrán procesar en tiempo real, pero difíciles de almacenar. Una información que resulta clave para la aseguradora a la hora de gestionar sus primas a partir de un histórico de cada asegurado. Defienden desde DXC Technology que habrá que buscar soluciones, agregando datos o no, y explotándolos. También deberemos saber si el fabricante da acceso a estos datos y qué va a hacer con ellos la aseguradora. “En todo caso, fabricantes y aseguradoras tendrán que cambiar la forma de pensar. De alguna manera, el vehículo autónomo es como un móvil, un dispositivo que continuamente recaba y genera datos y, cómo con el móvil, habrá que ver dónde está la frontera entre los que es nuestro o no”, añade. “En el nuevo modelo, los perjudicados serán aquellos que no se adapten. Lo normal es que las aseguradoras se acerquen a los fabricantes para la gestión del riesgo, tanto del propio producto, como en caso de siniestro. Habrá fórmulas como el seguro mixto, el reaseguro, y quedarán atrás quienes no sepan ver este cambio”, concluye Daniel Rodríguez.